Fermín Cabanillas | Sevilla .- Entre las casi 1.100 casetas de la Feria de Abril de Sevilla hay una en la que no hay bebida ni comida ni gente bailando sevillanas. Hay un equipo de mujeres que, aguja en mano, arregla los desperfectos. Se trata de roturas o desgarros en los trajes de flamenca de las miles de mujeres que pasan estos días por el Real.
Se trata de una iniciativa del Ayuntamiento con la empresa sevillana ‘Aires de Feria’. Esta se ha desvelado como un servicio público de primer orden. El pasado miércoles, por ejemplo, sus costureras arreglaron más de 150 trajes. Estos sufrieron algún problema. De este modo, se permitió a sus propietarias volver flamantes a seguir disfrutando de la fiesta.
En realidad, es un servicio que no está enfocado solo para mujeres. Aunque, vistas las colas y la demanda que está teniendo está claro que, o bien la feria pasa factura más a sus trajes que a los de ellos, o a las mujeres les preocupa más estar impecables durante su estancia en El Real.
El «peligro» de subir a un coche de caballos
Cuando EFE visita este taller de costura en plena Feria de Abril coinciden dos mujeres que han tenido el mismo problema. Se trata de que el traje se les ha rasgado al subirse a un coche de caballos. Es el caso de Mabel, que al intentar subir, “nada más levantar la pierna se ha abierto el vestido”. De este modo ha acudido rápidamente a intentar que la costurera arregle el desaguisado.
A María le pasó más o menos lo mismo. “Al subir al coche de caballos se ha rajado toda la parte de la espalda. Me he puesto un mantón de mi madre para llegar hasta aquí”, explica. Da las gracias a su hermana. Esta fue quien le contó que funcionaba este servicio que le ha evitado tener que volver a su casa para cambiarse de traje.
De modo que al llegar a la caseta en la Feria de Abril, de momento, ha tenido que armarse de paciencia. Una decena de personas esperaban para ser atendidas, cada una con un destrozo más o menos importante en su traje.
Para solventarlo están, entre otras, Noelia Ruiz Caro. Define este servicio como “algo rápido, para que no tengan que ir a casa a cambiarse”. Solucionan de todo en un tiempo más o menos corto. Cuestiones como “cremalleras rotas, volantes que se pisan y están arrastrando”. También la reposición de botones o cremalleras de hombre, que en el caso de ellos es el servicio más demandado.
Un «apaño» que soluciona el día
Explica Noelia que pueden arreglar incluso unos tacones de esparto a los que la tira se le rompe “con un apaño para que pueda disfrutar del día”. Todo en manos de las cinco profesionales de la costura que no paran en todo el día. Incluso antes de abrir sus puertas ya hay gente esperando para ver si se arregla su particular problema.
Además, vista la demanda de este servicio, que es completamente gratuito para quien lo usa, ha habido que reforzar el equipo de costureras para conseguir, sobre todo, “que la gente se vaya contenta, que es lo importante”.
“Hay quien ha venido porque la feria le coge muy lejos de su pueblo, gente que viene aquí a echar el día y se encuentra con un destrozo en el traje, y su casa le coge lejos para solucionarlo”, añade la misma responsable de la caseta, que calcula que pueden hacer al día una media de 150 arreglos distintos, entre las 15.00 y las 21.00 horas, aunque durante toda la feria se están encontrando gente que llega con un problema justo cuando están cerrando sus puertas.
Noelia hace un balance muy positivo de su trabajo. Explica que algunas mujeres llegan “desesperadas” en busca de pegamento para sus tacones e incluso vino una que lo pedía para su dentadura postiza, o una chica que les pidió ayuda para colocarse bien el mantón porque no atinaba a hacerlo sola. «Dentro de lo que podamos, lo damos todo”, dice antes de despedirse.