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El duelo migratorio, el peso invisible que cargan los migrantes

Madrid.- El venezolano Carlos Valero dejó su país hace siete años y llegó hace cuatro a España. Mantiene a diario contacto con su familia pero, como muchos otros migrantes, carga con un peso invisible, el duelo migratorio.

“Aunque muchas veces la migración se hace por motivos positivos, también implica una serie de pérdidas importantes: el idioma, la cultura, los vínculos familiares, las costumbres…” señala la psicóloga Lucía Vara a EFE.

Carlos Valero, de 25 años, habla cada día con su madre y su hermano, que residen en Chile, y mantiene contacto con el resto de su familia, que quedó en Venezuela.

Pero esta comunicación no evita el duelo por lo que se ha dejado atrás. “Uno puede seguir hablando con sus seres queridos por videollamada, pero no puede abrazarlos”, lo que genera “una sensación de estar entre dos mundos, y puede provocar tristeza, culpa, ansiedad, insomnio, irritabilidad y otras dificultades clínicas”, continúa la psicóloga.

Jerome Balot Ancheta llegó a España desde Filipinas en 2009, cuando tenía 19 años. Superar la barrera del idioma fue lo más duro para él.

«Al principio, cuando llegué, lloraba todas las noches”, recuerda en declaraciones a EFE Jerome, que dejó el entorno rural de su Luzón natal (norte de Filipinas) para llegar a Madrid, un cambio muy drástico.

“Lo que más echo de menos es a mi familia” comenta a EFE Fazle Rabbi, bangladeshí de 21 años, que entró en España de forma irregular con 16 años.

Para llegar a España y reunirse con su tío desde su natal Munshiganj (centro de Bangladesh), tuvo que cruzar parte de Asia y Europa andando, en una travesía que duró casi un año, porque le fue denegada la visa para entrar al país y migró de forma irregular.

Rabbi llegó a España en 2019 y no pudo viajar a su tierra para visitar a su familia hasta 2023.

El duelo migratorio “es una situación que somete a la persona que migra a cambios múltiples y permanentes al mismo tiempo. Es decir, es un duelo que se mantiene activo durante toda la vida migratoria de la persona”, coincidieron expertos reunidos en unas recientes jornadas sobre el tema celebradas en Madrid.

“Todavía existe mucho desconocimiento y no estamos preparados para acompañar este tipo de duelos como sociedad», lamenta Lucía Vara.

«Se asume que quien emigra tiene que estar agradecido y feliz, como si no tuviera derecho a sufrir. Pero el duelo migratorio necesita ser visibilizado. Es una respuesta humana a un cambio profundo», sostiene la psicóloga.

España recibió más de 475.000 inmigrantes en 2024, en su mayoría procedentes de Colombia, Venezuela y Marruecos, según datos del Instituto Nacional de Estadística.EFE/ir

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