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Más de mil muertos, entre ellos 745 civiles, en choques en costa de Siria, según ONG

Damasco – Más de mil personas, entre ellas 745 civiles de la minoría alauita, han muerto en las provincias costeras de Siria en tres días de choques entre las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco con grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad, informó este sábado una ONG.

«Hasta la tarde de este sábado, la cifra de muertos llegó a 1.018 personas», dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que indicó que «745 civiles fueron asesinados a sangre fría en masacres sectarias» en las provincias del oeste de Siria de mayoría alauita, la rama del islam chií que profesa la familia de Bachar Al Asad.

Según la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, «la cifra de bajas humanas ha subido aceleradamente desde la entrada de grupos armados para apoyar las fuerzas de seguridad y las unidades del Ministerio de Defensa» de las nuevas autoridades de Damasco.

Según el desglose de las víctimas, al menos 125 miembros de la Seguridad General, el Ministerio de Defensa y otros grupos aliados han fallecido en tres días de enfrentamientos; mientras que otros 148 «individuos armados» leales al régimen de al Asad han muerto en los choques que han tenido lugar en las provincias de Latakia, Tartús, Homs y Hama.

Las muertes civiles y «ejecuciones de campo» se han producido principalmente en las provincias costeras de Latakia y Tartús, antiguos feudos de la familia Al Asad y el núcleo de la comunidad alauita, a la que pertenece alrededor del 10 % de la población siria.

Ante la «masacre» de ciudadanos, entre ellos mujeres y niños, la ONG hizo un llamado a la comunidad internacional «para que adopte medidas urgentes y envíe equipos internacionales especializados de investigación para documentar las graves violaciones que han afectado a los civiles».

Asimismo, pidió a las autoridades de Damasco que «exijan responsabilidades» a sus efectivos implicados en estas acciones, al considerar que «la impunidad alienta la repetición de crímenes en el futuro, lo que amenaza la estabilidad política y social en Siria tras la caída de Al Asad».

La nueva administración siria no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas contra todo aquel que haya cometido «excesos» o «actos de venganza» contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos pro Al Asad.

Los choques estallaron el jueves, después de que insurgentes alauitas lanzaran un ataque contra las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia, lo que desencadenó la mayor ola de violencia en Siria desde el derrocamiento de Al Asad el pasado 8 de diciembre.

Las nuevas fuerzas sirias están mayoritariamente compuestas por excombatientes de la ahora disuelta alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), la agrupación que lideró la ofensiva contra Al Asad y cuyas raíces proceden del Frente Al Nusra, la exfilial de Al Qaeda en Siria. JS

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