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El hambre amenaza a 2.2 millones de hondureños para junio de 2025

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Lilian Bonilla) – Sin llegar a niveles críticos, Honduras enfrenta una crisis alimentaria cada vez más severa, y el número de ciudadanos con problemas para alimentarse crece día a día al grado que ya hay familias que solo pueden acceder a uno o dos tiempos de comida con porciones raquíticas y que no contienen lo requerido para una buena nutrición.

En la actualidad informes reflejan que en Honduras hay 225,589 personas con inseguridad alimentaria fase 4. Esta fase, según los especialistas, es cuando los hogares tienen brechas de consumo de alimentos grandes que se reflejan en desnutrición aguda muy alta y exceso de mortalidad.

Si bien es cierto que la inseguridad alimentaria es una amenaza global que afecta a millones de personas, en países como Honduras, la situación es aún más crítica debido a la combinación de factores económicos, sociales y ambientales y en el contexto actual donde impera la incertidumbre por un año electoral y la amenaza de un mayor número de hondureños retornados de Estados Unidos la situación se agrava.

María Luisa García.

Según la última encuesta realizada por CID Gallup en septiembre y octubre de 2024, más de la mitad de los hondureños enfrenta dificultades para asegurar las comidas diarias.  El 57 % de los encuestados en Honduras señaló que no tienen suficiente dinero para comprar alimentos, colocando al país en una situación alarmante en cuanto a seguridad alimentaria.

La coordinadora del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN), María Luisa García, en entrevista con Proceso Digital, advirtió que la inseguridad alimentaria en el país sigue en aumento y que se prevé que afecte a 2.2 millones de personas para junio de 2025.

«Hasta febrero teníamos datos de 1.9 millones de hondureños en situación de inseguridad alimentaria, pero la proyección indica que para junio esa cifra subirá a 2.2 millones», señaló García. Qué a renglón seguido explicó que la inseguridad alimentaria implica que estos ciudadanos no tienen garantizados los tres tiempos de comida esenciales.

Cifras que desnudan la realidad

Honduras enfrenta una crisis alimentaria cada vez más severa.

Desde el último informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) para Honduras en 2024 del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN), ya se presentaba un panorama preocupante: 1.9 millones de hondureños se encuentran en crisis por inseguridad alimentaria. De ellos, 1.6 millones estaban en fase 3 (crisis) y 174,000 en fase 4 (emergencia), lo que los obliga a recurrir a medidas extremas, como reducir el número de comidas diarias, exponiéndose al riesgo de desnutrición aguda y esas cifras han variado rápidamente ya para febrero del presente año, con un panorama, más sombrío para mitad de año.

En el estudio en mención realizado por OBSAN en colaboración con estudiantes de la carrera de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), revelan que más de 2,000 hogares en 16 de los 18 departamentos del país enfrentan dificultades para acceder a sus alimentos diarios, en muchos casos limitándose a una o dos comidas al día.

Estas cifras representan un llamado urgente a los responsables de políticas públicas, organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional para tomar medidas efectivas que frenen el deterioro de la seguridad alimentaria en Honduras.

«En Honduras hay disponibilidad de alimentos, pero el acceso económico es el problema. La capacidad de las familias para adquirir alimentos se ha visto afectada por diversos factores, tanto naturales como sociales», destacó la titular de OBSAN, entre ellos, mencionó los daños causados por la tormenta Sara en 2024, que afectó la producción de granos básicos, verduras, frutas, así como productos lácteos y cárnicos.

Asimismo, señaló que el fenómeno de la migración y las deportaciones desde Estados Unidos serán fatales porque reducirán los ingresos de muchas familias hondureñas que dependían de las remesas para su alimentación.

La crisis alimentaria impacta de manera más fuerte los departamentos de Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, Santa Bárbara y La Paz. Las principales regiones afectadas siguen siendo el Corredor Seco, pero ahora también la región atlántica se ha visto perjudicada por los eventos climáticos y el impacto de la migración.

Varios factores agudizan crisis alimentaria

La crisis alimentaria impacta de manera más fuerte los departamentos de Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, Santa Bárbara y La Paz. 

Son muchos los factores que contribuyen en el país para que cada día más hondureños tengan problemas de inseguridad alimentaria, pero entre los más relevantes, destaca el alto costo de la canasta básica, ya que el alto precio de los alimentos reduce el acceso a la comida principalmente en sectores más vulnerables.

Otra de las causas es el desempleo y subempleo: Las tasas de desempleo del 8% y subempleo del 6.4% según datos de los últimos años del COHEP, y del INE, la falta de un trabajo lógicamente ha provocado una reducción drástica en los ingresos de los hogares hondureños. Según el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), 2.3 millones de hondureños tienen problemas de empleo, entre desempleados, subocupados y desalentados.

Asimismo, se destaca la reducción del poder adquisitivo: Según la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria por Fases (CIF), aproximadamente el 50% de los hogares en Honduras han visto disminuir su capacidad para generar ingresos, profundizando el problema de la inseguridad alimentaria.

A lo anterior los especialistas le suman que miles de familias dependen de las remesas para la compra de sus alimentos, si hay variación en el envió o merma de ese ingreso estos hogares tendrán problemas para alimentarse.

Mauricio Diaz, del Fosdeh.

Algunos alimentos como carnes son un lujo para muchos hondureños

El coordinador del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), Mauricio Díaz Burdett, criticó que el endeudamiento adquirido en nombre de la pobreza no se ha traducido en una mejora real para la población hondureña.

«Al final nos damos cuenta de que, por ejemplo, hemos tenido un endeudamiento en nombre de la pobreza y los indicadores de pobreza no mejoran más que en el papel. El empobrecimiento continúa», expresó el economista.

Díaz Burdett también destacó que cada año los hondureños pagan más impuestos y el presupuesto público sigue creciendo. Sin embargo, consideró que dicho incremento no se traduce en mejores condiciones para la población, sino en un mayor gasto sin impacto positivo en la generación de empleo y en la inversión.

Si no invertimos en generar empleo e inversión, no podremos mejorar los ingresos de las familias y atenuar la pobreza», advirtió. Seguidamente el experto en economía enfatizó que la crisis es tan grave que el consumo de carne en los hogares hondureños se ha convertido en un lujo inalcanzable. «Para que una persona o una familia coma carne hoy en día está muy difícil, es casi un artículo suntuario en la economía doméstica», afirmó.

Mauricio Díaz Burdett concluyó con una fuerte crítica a la administración de los recursos públicos, asegurando que la expectativa de una mejora económica en el corto y mediano plazo es nula.

José Chacón, de la Fenagh.

Por su parte, el director ejecutivo de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh), José Chacón, en entrevista con Proceso Digital, advirtió sobre el creciente problema de malnutrición y la crisis económica que enfrentan las familias hondureñas.

«Es bien difícil que la gente tenga dos tiempos de comida al día, incluso algunos apenas logran uno y mal comido. Cada día se nos hace más difícil la capacidad económica. Necesitamos entre 10,000 y 12,000 lempiras para cubrir la canasta básica, pero la mayoría de los hondureños ganan salario mínimo y no ajusta. Tenemos un problema de malnutrición en el país, y esto es más delicado que cualquier otro problema que se pueda presentar», expresó Chacón.

Seguridad alimentaria como prioridad

En cuanto a estrategias políticas, y la forma en que las autoridades deben priorizar el tema, la coordinadora del OBSAN, María Luisa García, enfatizó que la seguridad alimentaria no debería estar sujeta a intereses electorales, ya que «el individuo se alimenta a diario».  Y exhortó al gobierno central a revisar la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional vigente desde 2018 y con alcance hasta 2030, asegurando que las políticas públicas implementadas sean efectivas y adaptadas a la realidad nacional.

El ingeniero José Chacón, dijo que, aunque estamos en un año electoral, no existe hasta este momento una propuesta directa para el sector agrícola y se espera que los candidatos que lleguen a las generales le den prioridad a esta temática.

Los conocedores del tema concuerdan en que la seguridad alimentaria es un tema que compete a todos los hondureños, pero la mayor responsabilidad recae en las instituciones estatales que cuentan con presupuesto para ejecutar programas y políticas destinadas a garantizar que la población no solo tenga acceso a comida, sino que está también sea nutritiva.

De manera que, abordar la inseguridad alimentaria en Honduras requiere estrategias integrales que combinen políticas de desarrollo sostenible, fortalecimiento de la resiliencia comunitaria y una mayor inversión en infraestructura agrícola y social, así como un compromiso firme por parte del gobierno y la sociedad, caso contrario el país continuará atrapado en este ciclo de vulnerabilidad, donde los más afectados seguirán siendo los sectores más desfavorecidos. LB

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