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Miedo, desconfianza, pérdida de la identidad, marcan a la sociedad hondureña

Tegucigalpa – Desconfianza y miedo al Estado, a las instituciones, a funcionarios y a otros ciudadanos, además del desconocimiento de lo que significa la democracia destacan en la investigación “Estudio de Cultura Cívica y Convivencia en Honduras: Construcción de una sociedad democrática ¿Una tarea inconclusa?”, presentado este viernes por la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES).

La investigación, que estuvo a cargo de la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos y la periodista Thelma Mejía, logró identificar las características de la cultura cívica de los hondureños y sus patrones de convivencia.

Este estudio, que fue realizado bajo la coordinación de Marcelo Varela-Erasheva, Director Residente de IFES en Honduras, ha sido el primero de su naturaleza que se realiza en el país.

Con las interrogantes, ¿De qué democracia hablamos? ¿Qué democracia se construyó? como la base del estudio que está integrado por 10 capítulos que resaltan cómo se definen los hondureños, qué les gusta y qué no le gusta, de qué se sienten orgullosos y qué ha pasado en los más de cuarenta años de construcción democrática.

La presentación de los hallazgos del “Estudio de Cultura Cívica y Convivencia en Honduras: Construcción de una sociedad democrática ¿Una tarea inconclusa?” reunió a representantes de la sociedad civil, de la empresa privada e instituciones del Estado.

Hallazgos del estudio

El estudio evidencia que existe en el país una construcción social y política del miedo en donde el hondureño teme perder libertades, algo que la socióloga, Julieta Castellanos calificó, al igual que la desconfianza, como uno de los hallazgos más dolorosos con los que se encontró al hacer este estudio.

“En vez de confiar, la desconfianza se ha generalizado, la desconfianza a los políticos, a la Policía, a los funcionarios, a los vecinos, a la familia inclusive”, señaló al agregar que lo mismo ha pasado con los miedos históricos.

En ese punto, Castellanos dijo que Honduras, los miedos han sido generacionales y detalló que en los años 50 el miedo era hacia la Policía, los militares y al cariato; en los 70´ a los policías y militares y a ser dirigentes sociales; en los 80´ a ser un desaparecido.

“Hoy le tienen miedo a los colectivos, y el miedo a salir a la calle por la brecha social, miedo de no regresar a sus casas”, señaló la socióloga Castellaños.

La exrectora del Alma Mater también se refirió a la apropiación de los valores democráticos que tienen los hondureños en temas como la libertad, la igualdad, el respeto y la tolerancia.

La investigación refleja que existe una clara distancia entre el concepto y la aplicación diaria de los valores, y para el caso, Castellano mencionó que la tolerancia, como valor de la democracia, es para la mayoría de los hondureños un sinónimo de personas sumisas y amansadas.

“El hondureño cree que la democracia es solamente ir a votar y que hasta allí llega la democracia”, refirió la periodista Thelma Mejía, coinvestigadora del estudio, la detallar los aspectos más destacables del trabajo, donde también mencionó que los hondureños reciente la falta de cumplimiento de las leyes.

Para el analista Miguel Cálix, es sorprendente cómo se ha construido un miedo y una desconfianza con el paso de los años, “como se trata de una actitud humana, se puede cambiar y modificar si se toma con responsabilidad el reto. Eso significa cambiar el chip, cambiar el discurso, pero también mostrar con hechos”.

Y es que los resultados de la investigación sugieren que desde el llamado retorno a la democracia entre 1980-1982, los liderazgos políticos de los diversos signos partidarios no invirtieron en la construcción de un Estado democrático de derecho ni en la construcción de la nación e identidad hondureña sobre la base de valores y principios democráticos generales.

Al contrario, solo consolidaron relaciones de poder entre ellos y sus banderas políticas. Es por eso que Cálix enfatizó que los hondureños ya no están para discursos, palabras y demagogia, sino que piden hechos.

¿De qué se sienten orgullosos los hondureños?

Tras más de cuarenta años de construcción democrática; los resultados del estudio dan luces que identifican que Honduras es un país en donde la construcción de una sociedad democrática tiene deudas pendientes marcadas por la inequidad y la discriminación, entre otros factores.

Para el caso, Mejía señaló que los entrevistados indicaron que consideran que la construcción de la democracia ha estado a cargo de élites, que han estado desconectada de la gente, lo que hace que no crea en los políticos.

Por otra parte, la periodista mencionó el aspecto del sentir orgullo entre los hondureños. “Se sienten orgullosos del país, de su cultura, pero no tienen un referente claro”, aseveró.

Mejía agregó que algunos de los referentes de los hondureños son algunos héroes de la independencia, “no tenemos referentes en el siglo XXI y eso significa una ausencia de identidad y hay quienes dicen por eso que el hondureño es indescifrable y en la valoración más positiva dice que el hondureño es amable, honesto, resiliente, aguantador”.

“Con todo esto, pareciera que el país queda como que Honduras quedó atrapada en el tiempo y la gran reflexión es qué país construimos, qué democracia hemos construido y qué democracia estamos deconstruyendo, qué democracia es la que deseamos”, concluyó. VC

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