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Subsidios: soluciones temporales que generan un gasto insostenible

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital / Por Lilian Bonilla) – En Honduras, el debate sobre los subsidios gubernamentales es un tema recurrente en la agenda política y económica. Hay disparidad de opiniones mientras que algunos sectores defienden los subsidios por ser una herramienta que ayuda a mitigar la pobreza, otros los critican por generar distorsiones en el mercado y ser una carga fiscal insostenible.

Los expertos refieren que los subsidios tienen sus ventajas y desventajas, la principal ventaja es que ayuda a grupos vulnerables, pero por otro lado los gobiernos generalmente lo hacen por populismo y no van más allá de la dádiva que luego les es retribuida en votos.

Si bien es cierto según economistas los subsidios en alguna medida, en contextos de inflación, actúan como un amortiguador para las familias, reduciendo el impacto directo de los aumentos de precios sobre los productos de primera necesidad.

No obstante, apuntan que el mantenimiento de los subsidios requiere un gasto constante por parte del Estado, lo que aumenta el déficit fiscal y limita la capacidad del gobierno para invertir en otros sectores clave como salud, educación e infraestructura.

Asimismo, los subsidios pueden generar ineficiencias al mantener artificialmente bajos los precios de ciertos productos, se desalienta el ahorro del consumo en esos productos o servicios y se fomenta una dependencia del Estado.

LEER: Expertos critican subsidios: Son altos, perjudiciales e insostenibles

Carga para el Estado

Kevin Rodríguez.

En el presupuesto de este año, se aprobaron 7,591.2 millones de lempiras para subsidios a combustibles y energía y estos mismos beneficios seguirán en vigencia para el 2025. Cantidades que según el especialista en temas de energía de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Kevin Rodríguez, es una suma que se considera muy alta.

Desde el 2022 hasta este 2024 han sido destinados 23,439 millones de lempiras para esta finalidad en los presupuestos de cada ejercicio fiscal.

La expresidenta del Colegio Hondureño de Economistas, Liliana Castillo, ha instado al gobierno a reconsiderar su política de subsidios, advirtiendo que, aunque son necesarios para apoyar a los grupos más vulnerables, deben ser mejor focalizados y limitados a corto plazo.

Castillo señaló que el país ha destinado más de 30 mil millones de lempiras en subsidios, lo que ha generado presión sobre los presupuestos nacionales y ha obstaculizado la inversión en infraestructura, tan necesaria para el desarrollo.

Subsidios insostenibles y mal focalizados

«Los subsidios son favorables para los grupos más vulnerables, pero deben ser mejor focalizados. No se pueden mantener a mediano ni largo plazo porque absorben una gran cantidad de recursos», expresó en entrevista con Proceso Digital la economista Liliana Castillo, al tiempo que sugirió que los subsidios a productos como los combustibles y la energía deben ser revisados, ya que actualmente benefician a toda la población, incluyendo a personas con ingresos medios y altos, quienes pueden pagar el precio real de estos servicios.

La economista subrayó la importancia de dirigir los recursos hacia obras de infraestructura que impacten positivamente a toda la población, especialmente a los más necesitados. “La idea es gastar lo menos posible en este tipo de subsidios y redirigir esos recursos hacia obras que beneficien a toda la población”, explicó.

Liliana Castillo.

Castillo también señaló los peligros a largo plazo de mantener los subsidios, señalando que pueden generar altos déficits fiscales. “Si se siguen erogando esas cantidades, los gobiernos incrementarán la deuda, lo que afectará el nivel de reservas internacionales y, en última instancia, reducirá los recursos para inversión social y productiva”, advirtió.

Como ejemplo, mencionó el caso reciente de Bolivia, que pasó de tener más de 14 mil millones de dólares en reservas internacionales a solo cuatro mil millones debido al uso excesivo de sus reservas para cubrir subsidios. Según Castillo, este es un escenario que Honduras debe evitar a toda costa.

Debido a esta política Bolivia enfrenta una severa escasez de combustibles y dólares, afectando al aparato productivo de la nación andina, ya que se forman filas enormes en gasolineras para encontrar diésel, lo que ha alertado al sector transporte que amenaza con un paro nacional.

El presidente de la Coalición Patriótica, Juan Carlos Rodríguez, lanzó duras críticas al manejo de los subsidios y bonos del gobierno, asegurando que estas políticas, lejos de generar desarrollo, mantienen al país en un estado de letargo ya que los subsidios deben ser temporales y focalizados para paliar situaciones emergentes, pero que en Honduras se han convertido en una estrategia de “paternalismo” que solo busca ganar popularidad entre la población.

«Yo siempre he dicho que no somos amigos de los subsidios porque creemos que un subsidio es correctamente manejado cuando es para paliar una situación emergente, algo que nos azota de inmediato. Un subsidio es para atacar de manera frontal en ese momento», señaló el arquitecto, lamentando que el gobierno actual, al cual describió como «socialista de izquierda», ha hecho de los subsidios una política constante y sin visión de largo plazo.

Juan Carlos Rodríguez.

En la entrevista realizada por Proceso Digital Rodríguez criticó el destino de los fondos estatales, afirmando que gran parte del dinero recaudado de impuestos y préstamos se utiliza para financiar la creciente burocracia gubernamental y «regalar dinero para quedar bien con la gente». «Ningún subsidio, ningún bono, ninguna política de este tipo va a desarrollar un país. Lo que estamos haciendo es mantener al país letárgico, repartiendo dinero sin generar productividad real», sentenció.

El arquitecto también cuestionó los resultados de estos programas de asistencia, el gobierno solo entrega bonos sin darles seguimiento. ¿Quiénes reciben estos bonos? ¿En qué ha mejorado realmente su vida?», se preguntó.

Rodríguez advirtió que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha señalado que los subsidios no están generando un beneficio real, más allá de un alivio temporal, y que el gobierno debe reconsiderar su enfoque.

Finalmente, remarcó que el gobierno parece mantener estos programas con fines políticos, especialmente de cara a las próximas elecciones. «La forma en que está estructurado el presupuesto del próximo año no son herramientas de desarrollo, sino herramientas políticas para manejar un proyecto social y político y comprar conciencias».

Roberto Lagos.

Repartir sin evaluar

A criterio del economista Roberto Lagos, consultado por Proceso Digital, los subsidios y bonos son necesarios de forma temporal, pero no solucionan los problemas a largo plazo.

En ese sentido, Lagos expresó su preocupación sobre el impacto de los subsidios y bonos que otorga el gobierno, especialmente en el contexto del próximo proceso electoral ya que no representan una inversión sostenible ni una solución a largo plazo.

«El problema con los subsidios es que son un gasto, y ese gasto tiene que financiarse de alguna parte», señaló Lagos. Añadió que, generalmente, estos gastos incrementan los déficits fiscales, que eventualmente se traducen en deuda adicional».

Lagos también mencionó que el mayor componente del gasto público está orientado hacia la protección social, lo cual, en un año electoral, «llama poderosamente la atención». Sin embargo, cuestionó si estos recursos realmente están generando el impacto deseado en la economía y en la reducción de la pobreza.

«Si el gobierno invierte aproximadamente el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) en inversión pública, deberíamos estar viendo un crecimiento económico de entre el 5 % y el 6 %. Pero en Honduras el crecimiento siempre se mantiene entre el 3 % y el 4 %”, explicó. Según el economista, esto indica que la inversión no está generando los resultados necesarios para mejorar las condiciones de vida de los hondureños pese a los subsidios que da el gobierno.

«Está bien que se otorguen subsidios y bonos, pero sin una evaluación de impacto es como sentarse a tomar un café con pan: puede ser agradable, pero no cambia nada de fondo», concluyó Lagos, insistiendo en que sólo una adecuada medición de los resultados puede garantizar que estas políticas realmente mejoren la calidad de vida.

¿Quién paga el gasto de los subsidios?

Además de advertir la insostenibilidad de los subsidios en el sector energético, el experto Kevin Rodríguez, detalló que gran parte de estos costos recaen sobre el sector privado y el gobierno, afectando la competitividad del país y aumentando los costos de producción e inflación.

“El 40 % del subsidio proviene de los cobros al sector privado, a la industria y al comercio, lo que genera un sobrecosto del 10 % en algunos casos, restando competitividad. Esto aumenta los costos de producción y la inflación”, explicó el especialista. Además, destacó que el 60 % del subsidio es financiado por el gobierno, cuyo costo ha aumentado considerablemente entre 2022 y 2023.

LEER: Clientes residenciales “electrizados” con“aportación” para energía

 Una de las principales críticas del experto se centró en el límite del subsidio de energía eléctrica, que cubre hasta 150 kilovatios-hora (kWh), un rango que beneficia al 70 % de los clientes de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE). Si antes un abonado consumía 100 kWh, ahora consumes 150 porque es gratis. No hay un techo en la cantidad de personas que pueden recibirlo”.

Por otra parte, el especialista señala que el esquema actual incentiva el consumo en lugar de reducirlo. Comparó la situación con Guatemala, donde el incentivo es consumir menos de 70 kWh para obtener tarifas más bajas, mientras que en Honduras el límite es de 150 kWh, lo que motiva a los usuarios a consumir más energía.

A pesar de reconocer que la medida fue necesaria en un país con un 74 % de pobreza, especialmente tras la pandemia, el experto criticó la falta de un enfoque adecuado. “No es culpa de la población que la ENEE decida usar diésel y luego lo cargue a los consumidores. La medida de alivio no es mala, pero está mal formulada y mal focalizada”, indicó.

Más que ayuda para los pobres, los subsidios son herramientas que los gobiernos usan con fines políticos, especialmente de cara a las elecciones.

Los tipos de subsidios

Además, explicó que hay tres tipos de subsidios solo en energía uno es el más conocido de los que no pagan energía con un límite de 150 kwh, luego está el congelamiento de la tarifa, otra forma de subsidio, que también ha tenido un alto costo para el Estado. Según el experto, mantener la tarifa congelada entre enero y julio de este año ha costado 2,099 millones de lempiras, y podría sumar hasta 5,159 millones si se mantiene hasta fin de año.

Además, está el del que consume 75 kilovatios hora al mes y paga 353.17 lempiras mensuales. Se estima que el número de beneficiarios del sector residencial rondará los 250,000 clientes. Lo paga SEFIN y se estima entre 90 a 100 millones de lempiras mensuales.

Luego en el caso de los subsidios a los derivados del petróleo se identifican el del Gas Licuado del Petróleo (GLP) de uso doméstico, la gasolina regular y el diésel.

En el caso de la gasolina regular y el diésel el incentivo consiste en que el gobierno absorbe el 50% de los incrementos oficializados a estos refinados del petróleo y solo se traslada la mitad que pagarán los usuarios.

Y en cuanto al de gas de 25 libras el costo del producto también es subsidiado y se mantiene un precio fijo de 238.13 lempiras en la capital, mientras que en San Pedro Sula se cotiza a 216.99 lempiras.

Para los expertos el debate sobre los subsidios en Honduras no tiene una respuesta sencilla, porque si bien representan una herramienta para ayudar a combatir la pobreza y estabilizar la economía, también conlleva riesgos considerables, especialmente si no se administran de manera eficiente y sostenible. El reto para el gobierno es encontrar un equilibrio entre el apoyo a los sectores más vulnerables y la sostenibilidad fiscal del país. LB

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