Por Alberto García Marrder, desde Madrid.
Para Proceso Digital, La Tribuna, El País y Contacto en Honduras.
La asturiana Ángeles Flores Peón murió el pasado 23 de mayo en Gijón a los 105 años como la última miliciana viva del bando republicano de la Guerra Civil Española (1936-1939).
En una última despedida a “Maricuela” y ante la urna con sus cenizas, su hija María Ángeles Rozada y seguidores socialistas, prometieron cuidar su legado, que ya es un referente del socialismo asturiano.
Flores Peón se afilió a las Juventudes Socialistas en 1936 y tras el golpe de Estado del 18 de julio de ese año, se convirtió en miliciana y enfermera en un hospital de campaña en Gijón. Fue detenida en octubre de 1937 e inicialmente condenada a 15 años de prisión, pena luego rebajada a nueve años. Debido a sus actividades sindicales y políticas, ella y su esposo, pasaron varios años en el exilio, en Francia. Y en el 2018, publicó un libro con sus memorias.
En sus últimas declaraciones, expresó que luchaban por defender la república, “pero nos la robaron”.
Tras el golpe militar del 18 de julio del 1936, se dio inicio a la dictadura del general Francisco Franco que duró unos 40 años.
La España por la que luchó desde el campo de batalla, la prisión y el exilio, no es la actual. Es verdad que gobiernan, “en teoría”, los socialistas (apoyados por comunistas, extrema izquierda y separatistas vascos y catalanes), pero en realidad es el “sanchismo”, la política dura del Jefe de Gobierno, Pedro Sánchez.
¿Y la república? Nada de eso, en España existe ahora una “monarquía parlamentaria”, cuyo Jefe de Estado es el Rey Felipe VI, hijo del ex rey Juan Carlos de Borbón, caído en desgracia por sus excesos femeninos y financieros. Y quien vive exiliado en los Emiratos Árabes, a sus 86 años.
Debido a su escasa mayoría parlamentaria, Sánchez se ve expuesto constantemente al chantaje de los separatistas catalanes (que buscan la independencia de esa región industrial del noreste del país) Y estos acaban de lograr una ley de amnistía casi total a cambio de los siete votos parlamentarios decisivos que tiene el partido “Junts per Catalunya”, del fugado líder catalán, Carles Puigdemont.
El día que Puigdemont, desde su refugio en Bruselas, no se sienta satisfecho de las promesas de Sánchez de realizar un referéndum de independencia de Cataluña, le podría retirar sus siete votos parlamentaria y el gobierno socialista cae.
A la expectativa de toda esa inestabilidad política, está el Partido Popular de centro- derecha y Vox de extrema derecha.
Mientras tanto, Sánchez sigue tratando de controlar a los tres poderes del Estado y se ha inventado ahora un proyecto de ley que llama de “Convivencia” para sujetar a los jueces y a la prensa que le critica.
No tolera que pongan duda su manera de gobernar y mucho menos que la prensa publique un supuesto caso de “tráfico de influencias” de su esposa, Begoña Gómez. O que ciertos jueces la investiguen.
Y ¿la d-e-m-o-c-r-a-c-i-a dónde está?
NOTA: Gracias a la colaboración del historiador hondureño, Mario Argueta.