Tegucigalpa – Nueve años han pasado desde la trágica muerte de Héctor Amador Portillo, alias “El Gato Negro”, pero la estela de violencia sigue rondando la figura de este reconocido jefe del hampa hondureño.
– Es considerado el fundador del grupo criminal Los Chirizos, que ahora dominan una parte de las extorsiones y venta de drogas en la capital.
– Una vez quisieron matar a El Gato Negro en el sector de El Trapiche, a través de una bazuca que no logró estallar.
Al menos siete familiares del extinto Héctor Amador Portillo, alias “El Gato Negro”, murieron asesinadas a manos de grupos criminales en apenas 15 días de este agosto en crímenes perpetrados en Tegucigalpa y San Pedro Sula.
El “Gato Negro” fue ultimado el 19 de abril de 2010 en la zona de Trojes, El Paraíso, oriente de Honduras. Su asesinato estuvo antecedido por las muertes violentas de siete de sus guardaespaldas ocurridas ese mismo día.
La información oficial da cuenta que el cadáver de Amador Portillo fue hallado en la aldea Mata de Plátano, Trojes, El Paraíso.
En el lugar del hallazgo del cadáver del “Gato Negro” se encontraron las tarjetas de identidad de cinco hombres, las que pertenecerían a las personas halladas muertas en La Montañita y la colonia Las Hadas de Comayagüela.
Amador Portillo fue raptado junto a siete de sus empleados en Tegucigalpa. Uno de los raptados era su hermano.
Las crónicas informativas relatan que mediante un confuso operativo policial, Héctor Portillo fue sustraído de su vivienda, en la residencial Las Hadas y posteriormente, amaneció muerto, con señales de haber sido torturado toda la noche.
El cadáver fue encontrado en una hondonada. Estaba irreconocible y fue por las huellas dactilares que identificaron al cabecilla del hampa.
En la boca le metieron un pañuelo -citan crónicas de la época- y tenía múltiples heridas con arma de fuego en la cabeza y una fractura de cráneo. Su cuerpo estaba desnudo y con señales de haber sufrido tortura.
El perfil delictivo de “El Gato Negro”, registrado en la Policía, retrataba que tenía dos fichas por el delito de narcotráfico. Además era el cabecilla de una red de distribución de drogas, lavado de dinero, extorsiones y sicariato.
Su cruenta muerte desencadenó la venganza de la banda compuesta por varios miembros de su familia, algunos ya han perecido en circunstancias violentas y otros siguen operando en la capital, según informes de los cuerpos de seguridad del Estado.
Historia del hampón
Un exjefe policial que colaboró en la elaboración del expediente del reconocido hampón, reveló a Proceso Digital que Héctor Amador Portillo inició -allá por 1998- como un “Tope”, es decir comprando mercancías o productos robados. “Él compraba vacas robadas. En Orocuina, Choluteca, siempre se supo que él se dedicaba a eso y las traía a la capital porque tenía carnicerías en los mercados de Comayagüela”, apostilló.
Relató que después del embate del huracán Mitch, surgieron muchos pobres en la zona de Comayagüela. “Fue así que mucha gente migró y se fue a asentar a la colonia Soto y otras cercanas a los cementerios que habían sido dañadas por el Mitch. Los niños de esas señoras que llegaron a vender verduras caminaban juntos, así fue como floreció una buena camada de cipotes (niños), lo que permitió que “El Gato Negro” decidiera cuidar a esta gente para usarlos en sus fines”, narró.
El entrevistado remarcó que “lo que estaba haciendo era prácticamente formando un ejército de niños que iban a trabajar para él. Ahí surgen los famosos Chirizos, él los formó, se convirtieron en su brazo armado y labores de inteligencia”.
“El Gato Negro” se adueñó de los mercados y así como se vendían los granos básicos, también ocurría lo mismo con la marihuana y la cocaína. “Los cipotes comenzaron a tener esa hegemonía y así empezó a darles distintas ocupaciones, desde las legales hasta las ilícitas”.
“Les enseñó cómo destazar vacas, cómo quitarles el riñón, el hígado, las vísceras, a modo que no se contaminaran con la hiel que tiene la res, entonces él entrenó a estos cipotes y luego llega a crecer tanto en las estructuras criminales que la MS-13 y la 18, que se enseñorearon en los mercados, ahora no podían ni ingresar a esos perímetros”, citó.
Contó que los niños de 9 y 10 años ya habían cumplido 15 y 16 años y “prácticamente éstos ya mataban, ya descuartizaban.
“El Gato Negro” sentía un gusto por los narcocorridos y era seguidor de grupos criminales de México que se caracterizaban por sus actos extremos de violencia, ahondó el exoficial.
Los Chirizos -conocidos así por la forma que el extinto criminal les cortaban el pelo a los niños casi a la rapa como lo hacen en la Chiri (militares)- cuando “El Gato Negro” muere toman el mando en la zona de los mercados y se tornan más agresivos.
“Los primeros colgados en los puentes en la ciudad lo hicieron Los Chirizos, eso para nosotros fue un gran impacto porque nunca había sucedido y empezaron a imitar a las estructuras criminales aztecas. El Gato era un enemigo jurado de los mareros… pandillero que entraba al mercado San Isidro lo pelaban (mataban)”, describió.
Dijo desconocer las razones por las que fue apodado como “El Gato Negro”, al tiempo que recordó era blanco y de ojos claros. “Tuvo muchos infiltrados en la Policía e incluso hace poco detuvieron a un sujeto que lo enviaron a La Tolva y que era gran alero de él”.
Mencionó que existían policías ubicados en sitios estratégicos de los mercados y que le prestaban servicios de inteligencia, información e incluso de sicariato al hampón.
Consultado en torno a los últimos acontecimientos que cobraron la vida de varios familiares de Amador Portillo, el entrevistado analizó: “Esta es una hipótesis de venganza, porque si matan a un familiar ahí queda, pero que maten a siete en una semana, eso nos dice que solo lo pueden hacer estructuras criminales -llámese maras o pandillas-”.
Puntualizó que “puede ser que todas estas muertes sea producto de venganza producidas por el grado de familiaridad con respecto a lo que hizo. Me pregunto: ¿por qué no los mataron antes? No fue por algo que hizo, fue por algo que salió mal o probablemente estos renacieron dentro de las estructuras del narcotráfico”.
Amador Portillo fue conocido como un tipo bonachón, todo un Robín Hood de los mercados y muy querido por locatarios.
Siete familiares asesinados este agosto
El nombre de “El Gato Negro” volvió recién a la palestra pública cuando el pasado 4 de agosto fuera ultimado su hijo frente a las instalaciones de Expocentro en la Avenida Júnior en San Pedro Sula.
Se trata de Marlon David Amador Portillo (27), reconocido en el momento del levantamiento del cadáver como un vendedor de vehículos. Fue hasta horas después del crimen que se conoció de quien era pariente la víctima.
Dos días después -6 de agosto- durante el entierro del joven Marlon David, al menos cuatro personas muertas y otras cuatro heridas fue el resultado de un tiroteo ocurrido en el interior del cementerio Jardines del Recuerdo localizado en el sector de Prado Alto de San Pedro Sula.
Se estableció que las personas fallecidas son dos hombres y dos mujeres, que se identificaron como: Eduardo Amador y Eduardo Portillo, hijo y sobrino del extinto “Gato Negro”; así como Oneyda Portillo y Génesis Portillo.
Los occisos quedaron en el interior de una lujosa camioneta, color blanco con número de placa HAP 0576, dentro del camposanto.
Se informó que los individuos les dieron seguimiento a las víctimas desde Tegucigalpa.
Asimismo, el miércoles de la presente semana fueron acribillados en la colonia Betania de Comayagüela, dos hermanos de la leyenda del mundo criminal.
Las víctimas mortales respondían a los nombres de Cristino Portillo Osorto (46) y Pío Levith Portillo Osorto (35).
El 4 de enero de 2016 fue asesinado Fausto Corrales Portillo, un sobrino de El Gato Negro. La víctima fue ultimado en El Hatillo.
Familia con estirpe criminal
El abril de 2016, la Fiscalía hondureña ejecutó la Operación Centella en la colonia Palma Real y otros 11 puntos de la capital.
De acuerdo a la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), entre sus objetivos estaba detener a Lourdes Yaneth Osorto, líder de una peligrosa organización delictiva dedicada a la comisión del tráfico ilícito de cocaína y quien es la exesposa de Rubén Asdrúbal Barahona Valladares, supuesto narcotraficante asesinado en la colonia El Pedregalito de Comayagüela en 2013.
Además, Lourdes Yaneth era conocida por ser la sobrina del “Gato Negro”.
Dos años después -noviembre de 2018- la justicia declaró culpable a Lourdes Yaneth Osorto por los delitos de lavado de activos y tráfico ilícito de drogas agravado.