Yamena – El presidente de Chad, Idriss Déby, declaró este domingo el estado de emergencia en dos provincias del este del país, en las que diversos enfrentamientos intercomunitarios causaron alrededor de 50 muertos a principios de agosto.
El estado de emergencia durará tres meses en las provincias de Sila y Ouaddaï, localizadas en la frontera entre Chad y Sudán, según detalló hoy la presidencia.
Durante décadas, la provincia de Ouaddaï, una zona de trashumancia, ha sido objeto de conflicto entre pastores nómadas de camellos del grupo étnico Zaghawa y agricultores sedentarios autóctonos de Ouaddaï.
«A partir de ahora, desplegaremos fuerzas militares que garantizarán la seguridad de la población en el área», declaró el presidente durante un viaje a Sila.
«Debemos desarmar a todos los civiles en la zona que posean armas en sus manos», instó Déby, quien culpa a países vecinos como Sudán -a punto de formar un gobierno de transición después de que el pasado 11 de abril fuera depuesto el presidente Omar al-Bashir- de instigar la violencia interétnica.
En los últimos años, la sequía y el aumento de la población han agravado este conflicto por el control de recursos, así como la afluencia de armas llegadas de países limítrofes en conflicto como Libia o la República Centroafricana.
Durante los últimos años, la situación en Chad se ha deteriorado con la contestación de las elecciones presidenciales de 2016, en las que Déby ganó con un 59,92 % de los votos, los ataques del grupo yihadista nigeriano Boko Haram y la crisis económica persistente por la caída del precio del petróleo en este país productor de crudo.