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El junco de Irene

Dr. Ignacio Alonzo

En mi programa doctoral, tuve la oportunidad de tener como profesor al Dr Armando Euceda, y en su clase hablando sobre la epistemología digital, apareció el tema de la digitalidad de los libros y de lo que comúnmente hemos tenido en nuestras manos de un libro en físico, en donde se le siente gusto al tocarlo, deslizar cada una de sus páginas y hasta olerlo e ir poniendo el dedo en cada renglón para llevar la lectura callada, comprensiva e ilustrada.

Sin saber, que años después aparecería este ensayo grandioso de Irene Vallejo, como una muestra que hay plumas y mentes mágicas que destacan hoy en día todavía. Pareciera que la escritora va narrando y llevándote de la mano como si fuera un principiante en la lectura, a medida que transcurren las horas, en su lectura, es como si se van dibujando los hitos de cada época. La escritora, es una prodigiosa de Zaragoza, España, nacida entre libros infantiles de su mundo y los clásicos que su padre le narraba como si la preparaba para escribir una obra tan bien tejida como lo es “ El Infinito en un Junco”.

Como si la vida nos premiara antes y después del encierro del COVID 19, sin pensar, ni imaginar, que alguien, desde el silencio y el extasis escribía esta maravilla que en un junco se exponía. El mejor regalo que se expone en esta obra es único y apartado para esta generación que esperaba algo nuevo, inmensamente hermoso como lo que se narra en este libro. Los poetas, filósofos y escritores son vistos entre nosotros como si platicáramos con ellos, pues Irene en su junco, los pone tan cerca de nosotros, amigables e inolvidables página tras página a través de cada línea escrita.

Como el junco acuático de tallo verde, que unido al agua no deja de vivir porque se presenta siempre de pie, como vigilante, como centinela, de lo que le rodea, es muy familiar al papiro. Afloran la erudición, lo académico, narrativas extraordinarias entre lo real y la ficción, que hace que su lectura sea tan fácil que te envuelve y te encierre en ese infinito filológico, poético y didáctico que hace ver a Vallejo como esa escritora encantadora de una insondable sabiduría delineando desde lo más antiguo hasta el presente.

Es un libro que maneja fuentes, nombres, lugares y además despierta la necesidad de seguir leyendo cada aspecto, tendencia y dinamismo que expone. Recurre a lo familiar y al filio por los libros, en Grecia y Roma, pero sin aburrir, sin perturbar, sino hacer de cada línea leída un argumento temático, no necesariamente cronológico, pero en sí, el origen, evolución y desarrollo de la historia de los libros con ese cuento que contagia que sueña y entrelaza lo antiguo con lo contemporáneo, lo moderno y lo actual, de tal manera que sin muchas letras el lector lo hace entender y saborear esta obra monumental. Los temas de la escritura, los escribas, bibliotecas, escritores, es una historia y anécdotas bellas, tiernas y encantadoras, es en fin una enciclopedia universal.

La belleza de la oralidad a lo escritural, se vuelve algo mágico, indescriptible, provoca un deseo y un apetito interminable de imbuirse en cada página, pues cada personaje de que habla la obra, pone a los hombres y mujeres como a nosotros el día de hoy, no son nada diferentes, humanos al fin con defectos y virtudes. Lo más bello es la imaginación, lo vivencial y la forma extraordinaria de narrar la historia creativa e iluminadora que va tejiendo, reflexionando, transmitiendo eventos en los cuales te hace sentir protagonista, humano y real.

El junco de Irene es la sublimación de los libros y de la influencia del pasado tan rico, grandioso y hasta prodigioso. En ningún momento, Irene esconde lo nefasto, lo malsano y lo extraviado de algunas obras que son el producto de momentos políticos, económicos, sociales, culturales y de regímenes despóticos y deleznables. El junco de Irene no representa pedantería, ni orgullo intelectual, al contrario, es un estado del arte, sobre un tema que a manera de embudo, parte de lo general hasta lo particular. Como toda obra, no peca de ser infalible, contrario sensu, da el espacio para revisar y agregar a falta de aquellos que no identifica en cada hito.

El junco de Irene hace palpitar y estremece cada fibra de los lectores que lleva y trae desde lo antiguo hasta lo actual, entre mitología e historia, entre clásicos, modernos y escritores contemporáneos que como columnas de la palabra oral y escrita no han pasado desapercibidos. Es casi milagroso, la pervivencia de un libro que no muere, que se mantiene a lo largo del tiempo, del papiro al pergamino y luego al códice.

El junco de Irene no pretende que sea un fetiche, sino que, sin duda su ensayo es un convite a conocer una obra derivada de su tesis doctoral convertida en un best seller, traducido a muchos idiomas y comentado por cantidades de críticos literarios.
Finalmente, cabe decir, que el desprendimiento humilde de la escritora expuesto en el libro, no es más, que la incansable búsqueda de darle el valor y lugar a lo maravilloso que es la historia del libro y a este en particular, en que Irene Vallejo lo hace de manera magistral. Sin exagerar, no resultaría extraño, que el Nobel de Literatura pudiera ser otorgado en no mucho tiempo.

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