Tegucigalpa – Las caravanas migrantes, populares en Honduras desde el 2018, son un retrato de la desesperanza en Honduras, país que cada vez estrecha sus oportunidades para los jóvenes.
Las propias autoridades de Honduras han aceptado que las caravanas son un resultado de un modelo económico que ha fallado.
Cualquiera que sea el ángulo del que se le quiera ver, para expertos consultados por Proceso Digital, las caravanas migrantes no son más que un retrato de la desesperanza, misma que se produce por la falta de empleo y la crispación política que impera en el país.
Apenas transcurren 20 días de este 2024 y decenas de hondureños se aglutinaron en la ciudad de San Pedro Sula para conformar la primera caravana de migrantes rumbo a Estados Unidos. La misma fue disuelta en el país vecino de Guatemala, según versión de autoridades, pero los migrantes avanzan en su objetivo en grupos menores.
Cinco días después, una nueva caravana de unos dos mil migrantes, la primera de 2024, salió de la frontera sur de México, muchos hondureños, entre los migrantes que aún buscan cruzar el territorio mexicano.
Ambos grupos de migrantes muestran la desesperanza que embarga a miles de hondureños, quienes a pesar de contar con algún grado de formación académica no encuentran un lugar en el mundo laboral formal del país centroamericano.
Enero, mes de intentos
En conversación con Proceso Digital, el coordinador del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), César Castillo, recordó que desde el 2018, enero es un mes de intentos de caravana migrante, cada vez con menor participación, pero con el reflejo constante de una problemática de país.
Explicó que ahora la estrategia es migrar en pequeños grupos y reorganizarse en el territorio mexicano, por ello poco hay de cierto en la versión oficial de una disolución de caravana.
Emigrar en grupo minimiza los riesgos propios de la migración irregular, pero al conformar una caravana también existe una mayor visibilización del flujo migratorio, que puede ayudar a los migrantes en México y no en los otros países como la propia Honduras y Guatemala, razonó.
Prueba de lo anterior es que ni ha terminado el primer mes del año y ya hay una reorganización en el sur de México con el objetivo de cruzar de forma más segura todo el país azteca, zanjó.
Cada día emigran 500 hondureños
Lo más grave, para Castillo, es que tanto datos de la academia como de los propios gobiernos estiman que a diario unos 500 hondureños emprenden la travesía.
Los hondureños deciden emigrar o no en caravana como estrategia, pero la realidad es que están saliendo del país a causa de una situación complicada en el país, reflexionó el experto en temas migratorios.
Mucha gente puso esperanza en el nuevo gobierno y brindó un compás de espera, pero al no obtener resultados deciden emprender la ruta migratoria.
“Al no tener fuentes de empleo, crea desesperanza y los hondureños vuelven a la ruta migratoria y si no sucede lo contrario en el país la gente va a seguir emigrando”, acotó.
Caravanas, el resultado de un modelo fallido
El ministro de la Presidencia, Rodolfo Pastor de María, refirió que la caravana migrante que nació en Honduras es el resultado de un modelo que ha fallado.
Aceptó que existe un modelo de desarrollo que como gobierno deben atreverse a revisar.
Consideró que el modelo económico de Honduras debe generar prosperidad y debe incluir a todas las personas y no solo se debe concentrar en un solo sector de la sociedad.
El funcionario concluyó que la caravana migrante es el resultado de un modelo que ha fallado.
Menores, los más vulnerables
En diálogo con Proceso Digital, Wilmer Vásquez, director de la Coordinación de Instituciones Privadas por las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (Coiproden), concluyó que sin duda la caravana migrante es una consecuencia de la falta de oportunidades, pero lo más preocupante es que menores de edad están conformando estos flujos migratorios irregulares.
En ese contexto, aseveró que son los menores los grupos más vulnerables que conforman una caravana migrante.
Detalló que, en el 2022 cerró con más de 14 mil menores deportados, para el 2023 fueron 13 mil los infantes retornados a Honduras y en lo poco del 2024 ya se registran 731 infantes repatriados de nacionalidad hondureña.
Lo anterior solo refleja que indistinto de la edad o de la condición política, la población está buscando una oportunidad que les permita recuperar los derechos fundamentales y lo que no se encuentra en nuestro propio territorio.
La desesperación es tal que los hondureños prefieren morir en el intento de la travesía a quedarse en un país donde las oportunidades son escasas. (RO).