Formas de resolver problemas de vivienda urbana

José S. Azcona

Uno de los desafíos más urgentes de la planificación urbana es sobre la forma de tratar las zonas desarrolladas informalmente. Estas colonias fueron principalmente producto de la explosión migratoria interna en los años 1970s y 1980s, acompañada de un colapso del sistema tradicional de manejo de propiedades. Esto resultó en el equipamiento parcial e inadecuado en estas zonas de los requisitos para una vida urbana sana y moderna. Las deficiencias incluían: vialidad inadecuada, falta de servicios de agua y saneamiento, construcción precaria, y falta de espacios de equipamiento social públicos.

Con el paso del tiempo estas comunidades se fueron desarrollando- a medida que sus habitantes se adaptaban a la vida urbana y se iban integrando a la economía de la ciudad. Gradualmente, y en gran medida gracias a la acción comunitaria, se fueron construyendo escuelas, pavimentando calles, habilitando alcantarillados, y desarrollando los comercios y servicios que se requerían. Algunos habitantes iban abandonando la colonia a medida crecía su nivel económico, pero la mayoría continuaba haciendo crecer su comunidad.

Este proceso fue acompañado del hacinamiento progresivo. A medida iban creciendo las familias, y en ausencia de espacios planificados de vivienda accesibles y cómodos, estas tendían a ir construyendo anexos o expansiones de las viviendas existentes, construyendo pisos adicionales o eliminando las áreas verdes. Esto afectaba el acceso a luz y aire fresco, además de agravar los problemas descritos anteriormente, Este fenómeno también se dio en muchas colonias urbanizadas de origen.

La situación se puede resolver de varias formas: 1) construir comunidades masivas completamente nuevas (que ha sido la política del estado en todos los últimos gobiernos), 2) hacer mejoras graduales acompañadas de la reducción de la sobrepoblación, y 3) crear soluciones nuevas a una escala menor. Creemos que el énfasis en (1) no ha funcionado, y que más bien las otras dos funcionan mejor juntas.

La construcción de comunidades masivas resulta en que estas nacen sin un tejido social establecido, que costó mucho tiempo construir en las existentes. Con los problemas de una delincuencia fuerte e institucionalizada, crear comunidades exclusivamente con personas de menos recursos sin relación entre sí o con su espacio es una receta para su captura por parte de esta.

La plusvalía y la capacidad de obtener financiamiento (o vender con el mismo) es muy mala en estos casos.  Las experiencias de otros países que han intentado resolver los problemas de esta forma demuestran que estos problemas de baja inversión y delincuencia se vuelven estructurales en este tipo de solución.

A veces se ha utilizado (aunque aquí no se ha propuesto) desterrar o destruir comunidades existentes, con la idea de que estas tienen fallas de origen que impiden su desarrollo.  Los estudios, en estos países que intentaron estas soluciones décadas atrás, es de que al eliminar los tejidos sociales más bien los problemas se agudizan.

Por tanto, conviene trabajar en los temas (2) y (3) para construir ciudades con mejor calidad de vida.  Tenemos que poder llevar financiamiento y mejoras a las colonias existentes, y simultáneamente ir construyendo nuevas viviendas (ya sea en edificios multifamiliares o en viviendas individuales, según el caso) en agrupaciones menores a 500 unidades- integradas a la ciudad existente o a nuevos desarrollos de tipo mixto. 

Facilitar el financiamiento y la inversión en las colonias existentes para mejoras (no para aumentar densidad), y llevar mayor inversión pública, logran hacer más agradable la vida en colonias existentes.  Esto reduce la presión sobre las nuevas soluciones que se deben construir- las cuales deben ser para reducir el hacinamiento y manejar el crecimiento natural.  El financiamiento en estas colonias es casi siempre artesanal, resultando en costos altos y construcciones de menor calidad y menos eficientes.

Para las nuevas soluciones, se deben hacer a un lado grandes visiones de miles de viviendas (que, por su tamaño, dependencia en la acción pública- que puede ser ineficiente y arbitraria, y falta de interés de los habitantes) que nunca se construyen.  Proyectos más pequeños, integrados, sin participación pública (más allá de agilizar la terrible tramitología a la que se sujeta el sector vivienda), pueden servir para lograr una solución integral.

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