Costa Rica, El Salvador y Nicaragua todavía siguen esperando las obras chinas

Tegucigalpa – 2/2 (Especial Proceso Digital) – Centroamérica ha visto a China como la gran alternativa a Estados Unidos en cuanto a la atracción de inversiones y como un mercado apetecible que sea receptor de sus exportaciones, pero tras años de relaciones, el entusiasmo comienza a declinar y las esperanzas se van perdiendo.

La mayoría de los países centroamericanos cambiaron sus vínculos que por muchas décadas mantuvieron con Taiwán y las establecieron con China con la esperanza de que el increíble progreso alcanzado por Pekín pudiera tener efecto derrama en sus pequeñas y mayoritariamente empobrecidas economías.

Pero la alegre apuesta de los centroamericanos, excepto Guatemala que sigue manteniendo su lealtad a Taiwán, ha venido decayendo en desazón y en algunos casos en frustración, como lo ejemplifica el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves.

El mandatario costarricense abiertamente mostró su frustración con las autoridades de Pekín al señalar que la relación económica y comercial con China “ha quedado debiendo”, ya que “ha habido poca inversión, el comercio es bastante deficitario y nos están poniendo trabas no arancelarias”.

El mandatario de Costa Rica, Rodrigo Chaves de ha quejado de China porque ha quedado debiendo en inversión.

A pesar de acuerdos de cooperación y la firma de un tratado de libre comercio, la inversión china en Costa Rica no tuvo los flujos deseados y su pico se alcanzó el 2011 cuando llegaron a 14 millones de dólares.

Pero en el campo comercial, los chinos tienen una apabullante balanza favorable, ya que apenas reciben 675 millones de dólares en productos costarricenses y exporta a dicho mercado 2,938 millones de dólares, a datos de cierre del 2021.

Lo único visible de los beneficios que recibió Costa Rica tras establecer vínculos con Pekín se observa durante las jornadas futbolísticas cuando su selección nacional hace uso del Estadio Nacional que fue regalado por China a la nación centroamericana.

El Salvador y su zona franca

Mientras El Salvador, otro país que rompió con Taiwán para abrazar a Pekín, están a la espera de la conclusión de la construcción de la Biblioteca Nacional, otro regalo ofrecido por China como premio a la decisión de establecer vínculos.

Pero el resto de las promesas se mantienen estancadas, especialmente la remodelación del puerto La Unión y la creación de un parque industrial y un aeropuerto en la zona sur, el cual sería impulsado por la empresa china Pacific Xuanhao, que busca una especie de zona de libre comercio en el sureste de El Salvador, con accesos a Honduras y Nicaragua, los tres países que comparten el Golfo de Fonseca.

Pero los reportes de la prensa salvadoreña señalan que existe poco desarrollo de las obras prometidas por China en el puerto de La Unión y en el proyecto del aeropuerto todavía no se ven avances.

El profesor e investigador de Estudios Latinoamericanos del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, Ellis, dijo a la británica BBC que “es básicamente convertir a El Salvador en una zona para la expansión comercial de China en América Central”.

Con ello El Salvador aspira a utilizar la infraestructura en La Unión para convertirse en un distribuidor de productos chinos en el Triángulo Norte de Centroamérica y en Nicaragua.

Pero los reportes de la prensa salvadoreña señalan que existe poco desarrollo de las obras prometidas por China en el puerto de La Unión y en el proyecto del aeropuerto todavía no se ven avances.

Siempre la relación comercial es asimétrica y con beneficios increíbles para Pekín, ya que la nación asiática exporta más de 2,300 millones de dólares a los salvadoreños e importa un poco más de 43 millones de dólares.

El sueño del canal de Nicaragua

Mientras Nicaragua renovó, como cualquier cuerpo religioso, la fe en China y anunció poner en manos de Pekín la construcción del aeropuerto Punta Huete, un antiguo proyecto fracasado soviético, la instalación de la red de telecomunicaciones 5G y una red ferroviaria que conecte el Pacífico con el Atlántico.

Nuevamente Managua pone su desarrollo en manos de China.

Ya lo había hecho antes con la construcción de un canal que uniría los dos océanos y para que compita con el de Panamá.

Mientras Nicaragua renovó, como cualquier cuerpo religioso, la fe en China y anunció poner en manos de Pekín la construcción del aeropuerto Punta Huete, un antiguo proyecto fracasado soviético, la instalación de la red de telecomunicaciones 5G y una red ferroviaria que conecte el Pacífico con el Atlántico.

La mega obra, cuya concesión por 100 años sigue vigente, cumplió 11 años de ser un sueño truncado para los nicaragüenses, tras ser concesionada a la empresa Hong Kong Nicaragua Development (HKND) del inversionista Wang Jing que prometió invertir más de 40 mil millones de dólares en la construcción, superior al total de la economía nicaragüense.

Aunque Jing estaba considerado uno de los hombres más ricos de China, el monto del proyecto hacía pensar que la mano del gobierno pequinés debería estar atrás.

Pero Jing se declaró en quiebra y el soñado proyecto se encuentra paralizado.

Honduras se suma al sueño

El gobierno hondureño ha sido el último en sumarse a la corriente regional de apostar sus sueños de crecimiento y desarrollo a su vínculo con el gigante asiático.

Al igual que sus pares centroamericanos, el gobierno ha presentado a Pekín una serie de proyectos de infraestructura de doble uso, como aeropuertos, puertos y el Tren Interoceánico que uniría el Pacífico con el Atlántico.

Desde que la mandataria Xiomara Castro firmó varios convenios con su colega chino Xi Jinping en junio pasado, diversas delegaciones hondureñas se han reunido con funcionarios chinos para lograr compromisos en materia de inversiones y ayuda al desarrollo.

El gobierno de Xiomara Castro fue de los últimos gobiernos que entabló relaciones con China.

También se desarrollan negociaciones para la firma de un tratado de libre comercio con China.

Leland Lazarus, un experto técnico en relaciones entre China y América Latina y director asociado de investigación en Jack D de la Universidad de la Florida, Instituto Gordon de Políticas Públicas, advirtió a las autoridades hondureñas ver el espejo de las relaciones de China con Latinoamérica.

Lazarus llamó a que Honduras no tropiece en los errores que cometieron los países latinoamericanos que confiaron en las ofertas de Pekín y que las mismas no se concretaron una vez oficializadas las relaciones diplomáticas.  (PD).

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