Análisis de Alberto García Marrder – Especial para Proceso Digital
Ahora mismo, las fuerzas armadas de Ucrania son en Europa las más experimentadas y la que más moldes está rompiendo. Pero lo que intentarán hacer en las próximas semanas excede todas las estrategias militares.
Con la humillante retirada rusa de la ciudad de Jerson, en el sureste del país, los altos jefes militares ucranianos quieren perseguir a las desmoralizadas tropas rusas y llegar, si es posible, hasta Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014. Esta península es la joya de la corona de todos los territorios ocupados por el invasor.
Pero para eso tienen que cruzar el largo río Dnieper, que tiene entre un kilómetro a tres de ancho. Y los rusos han dinamitado todos los puentes y esperan a los ucranianos en la orilla oriental del río, bien atrincherados.
Entonces…este el dilema ucraniano: ¿Podríamos cruzar el río con armamento pesado, hasta tanques, mediante puentes flotantes de pontones y aguantando fuego enemigo desde la otra orilla?
Esa proeza militar sólo tiene precedentes en la Segunda Guerra Mundial, con el desembarco aliado en Normandía (Francia) en 1944 y el cruce del río Rin, bajo fuego enemigo alemán, en 1945. Y por parte de las tropas soviéticas, el cruce de varios ríos en Alemania y Bielorrusia, en 1943 y 1944.
Y lo primero que pedirán los estrategas militares es el control aéreo para inutilizar la artillería enemiga. Precisamente lo que no tiene mucho Ucrania, salvo un buen contingente de drones y viejos aviones cazas Migs rusos.
El gobierno de Kiev viene insistiendo al de Washington que necesita artillería y misiles de largo alcance, pero los norteamericanos se han negado-hasta ahora- alegando que no quieren provocar a Moscú ni que los ucranianos ataquen el vecino territorio ruso.
Todo esto nos lleva a plantear varios temas:
1- ¿Por qué Rusia realmente se ha retirado de Jerson, la única capital de provincia que controlaba? ¿Qué se esconde detrás de esta difícil retirada, la tercera humillación que sufren los rusos? Está claro que Moscú quiere reagrupar sus fuerzas y esperar que se unan unos 100,000 reservistas, obligados a hacerlo.
2- Los rusos no están preparados para el invierno que viene (los ucranianos, con ayuda americana sí) y prefieren esperar marzo o abril para reanudar la guerra.
3- Moscú quiere proteger a toda costa Crimea y el acceso al Mar Negro, su salida al Mediterráneo.
4- Kiev sabe que tiene la ventaja militar y psicológica del momento, sus tropas están con una alta moral y quiere aprovechar la desmoralización de las tropas rusas para acabar con lo queda de ellas.
5- Joe Biden, el presidente norteamericano, está presionando a su colega ucraniano, Volodimir Zelensky, a que negocie con Moscú, para poner fin al conflicto.
6- Zelensky, al parecer, estaría dispuesto a negociar, pero quiere hacerlo en una posición de mayor ventaja ante los rusos. El líder ruso, Vladimir Putin, está en sus horas bajas y humillado. Pues Zelensky quiere que lo esté aún más.
7- Ucrania y sus aliados (Estados Unidos y Europa Occidental), no deben olvidar que no se puede humillar a Putin, el líder ruso que tiene a su alcance el botón nuclear y que en un acto desesperado puede precipitar una Tercera Guerra Mundial.
8- Sería necesario que Ucrania y sus aliados se convenzan qué Putin necesita una salida algo airosa del conflicto ucraniano. Tal vez parte del Donbás, en el sureste del país Y desde luego, Crimea, que ya controla. Y una garantía escrita que una nueva Ucrania no entrará nunca en la Alianza Atlántica (OTAN).
9- ¿Y el futuro de Putin, el responsable de más de cien mil muertos y heridos de las tropas rusas, además de dejar casi la misma cifra en Ucrania? Muy incierto….
10- Ucrania ha quedado casi destruida en un 70 por ciento y es necesario un plan internacional de reconstrucción. Pero esa guerra no ha terminado aún.
