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La conflictividad se traslada a Choluteca

Tegucigalpa – La otrora pacífica Choluteca se ha convertido en una de las zonas más violentas del país. La conflictividad en el Bajo Aguán o el descredito de San Pedro Sula, como capital del crimen quedaron atrás, para trasladar al sur de Honduras la zozobra e incertidumbre del coctel que generan el crimen y la protesta política.

– La muerte esta semana de un joven de 17 años,  volvió a poner acento a la conflictividad que se vive en esa zona del país.

– Se anuncia la apertura de una moderna oficina del 911 en la ciudad de Choluteca.

-Rompiendo todos los códigos, los manifestantes semidestruyeron un hospital de servicio público.

joven fallecido

El miércoles de esta semana el joven Wilfredo de Jesús Ramírez (17) fue víctima de un disparo en la cabeza, lo que generó indignación en grupos políticos organizados que violentamente se manifiestan todas las semanas en la ciudad. En esta oportunidad, sus acciones iniciaron frente a un canal de televisión al que intentaron lanzar bombas molotov.

La Fiscalía inició las investigaciones para identificar al responsable del homicidio. De su lado, la Policía conformó un equipo especial para indagar con métodos científicosué fue lo que ocurrió la noche del miércoles.

hospital dañado

El enfrentamiento entre manifestantes y agentes de la Policía derivó en la destrucción por parte de los primeros de varias áreas del Hospital del Sur, el principal centro asistencial médico de la zona, al que acuden de toda la región y la gran mayoría de escasos recursos. Las autoridades de Salud tuvieron que suspender brevemente las atenciones en ese centro asistencial para reparar los daños.

Desde la crisis postelectoral -de noviembre de 2017- Choluteca ha sido escenario de protestas violentas, saqueos a negocios, destrucción a bienes públicos y privados e incluso las muertes han empañado las manifestaciones cargadas de tinte político con una mezcla de factores multicausales.

En su momento, autoridades de inteligencia del Estado denunciaron que policías depurados están detrás de las violentas protestas, pero esa afirmación no ha sido presentada en las instancias de rigor.

piedras en hospital

El panorama violento en el sur de Honduras va acompañados por acciones, cada vez más constante del crimen organizado, delincuencia común, narcomenudeo, trata de personas y acciones de maras y pandillas, que dejan ver una mixtura de fenómenos que derivan en males mayores en una región tradicionalmente pacífica.

Choluteca, conocida como la Sultana del Sur, es una de las ciudades coloniales más antiguas de Honduras. Ubicada a 133 kilómetros de Tegucigalpa, en la zona sur del país, en la ribera del río Choluteca, en el departamento que lleva su mismo nombre.

Es la ciudad más grande e importante de la región y en la actualidad cuenta con un gran auge económico y experimenta crecimiento demográfico. Su alcalde es Quintín Soriano -lleva 13 años en el cargo- y este medio de comunicación buscó hablar con él, pero no contestó ni las llamadas ni los mensajes.

Mezcla de situaciones

Julián Pacheco TinocoEl ministro de Seguridad, Julián Pacheco Tinoco, comenzó sus valoraciones afirmando a Proceso Digital que la situación en Choluteca “ya trascendió lo normal de una protesta y amparados en eso se cometen actos criminales en contra de la propiedad privada y bienes públicos”.

Subrayó que en ningún lugar se destruye un hospital porque es una especie de santuario, donde se atienden a personas de todos los estratos sociales.

“El que destruyan un hospital nos pone ante un grupo de protestantes enfermos e irracionales”, reflexionó.

Pacheco Tinoco dijo que no se atreve a especular quién está detrás de las protestas en el sur de Honduras, al tiempo que enfatizó en las acciones de investigación que realiza la Policía.

Reveló que hay trabajos investigativos avanzados y mencionó en Choluteca hay una mezcla de todo: protesta política, crimen organizado, delincuencia común y otros.

policias

Finalizó que la Policía Nacional ha duplicado sus agentes para poner atención a esa zona del territorio nacional, pero no han sido los mejores.

En esa misma vía, el subcomisario de Policía, Omar Obdulio Herrera, dijo que la misión encomendada es combatir el delito y mantener el orden en la ciudad, mientras se siguen desarrollando estrategias con otros cuerpos de seguridad que acompañan a la Policía Nacional en sus tareas cotidianas.

Refirió que es una costumbre para los grupos opositores hacer manifestaciones los miércoles y sábados, algunas veces pacíficas, pero en otras todo se sale de control.

Cuando hacen acciones en contra de la Policía o de la propiedad privada es cuando se tiene que actuar, siempre tenemos presencia en las calles para garantizar la seguridad, si todo es pacífico no hay ningún tipo de acción contra la protesta, garantizó.

comunicado de prensa

El subcomisario Herrera, contó a Proceso Digital que “hay ocasiones en que se ha tenido que recurrir al uso de la fuerza necesaria, si hay violencia tenemos que hacer uso de otras herramientas no letales para neutralizar”.

“Todos tienen el derecho a manifestarse, no estamos para reprimir a nadie, pero sí para actuar cuando hay acciones que afectan a los demás ciudadanos, deben hacer uso de su derecho de protesta, pero bajo el respeto a la propiedad privada, como a la autoridad”, remató. 

Conflictividad se desplazó al sur

Filadelfo MartínezEl analista Filadelfo Martínez analizó que desde la crisis postelectoral, Choluteca ha manifestado una diferencia muy marcada con respecto a otras regiones del país.

Citó que zonas como El Aguán y Valle de Sula fueron consideradas por algún tiempo como muy conflictivas, pero ahora este fenómeno se concentra en Choluteca.

“Ahí el tema es complejo, veo una mezcla entre el empobrecimiento de la zona sur con la falta de empleos y una economía disminuida, que se suman a la conflictividad política”, aseveró.

Martínez dijo no tener suficientes argumentos para aseverar que la presencia creciente de crimen organizado sería otro de los detonantes a la problemática que se manifiesta en el sur de Honduras.

Repasó que Choluteca siempre fue pobre, pero sin los índices de violencia que ahora ahí se manifiestan.

Criticó que el uso de la fuerza que emplea la Policía muchas veces deriva en situaciones lamentables.

“En el sur hay un descontento general contra las autoridades, esa situación debería llamarnos a la reflexión porque hay excesos de ambos lados. No veo por qué se tiene que atentar contra una instalación pública como un hospital y mucho menos disparar a alguien sin temor a ocasionar pérdidas irreparables”, puntualizó.

Concluyó que la situación en Choluteca “es un círculo vicioso que le hace daño a la gobernabilidad en Honduras”.

16 meses de crisis

Julio Navarro, analista políticoPara el sociólogo y analista político, Julio Navarro, es lamentable que la falta de confianza de la ciudadanía se mantenga por más de 16 meses; a esa crisis política se han ido agregando ingredientes pocos favorables de la situación económica y social del país.

Ambos lados -prosiguió- han tomado posturas y estrategias equivocadas, unos protestan de manera desorientada y la autoridad con sus medidas represivas, con eso solo se agrava la situación y suceden acciones como las de esta semana.

Añadió que acciones como estas son las que ponen en precariedad internacionalmente al país, porque una cosa es que haya muertes todos los días producto de la delincuencia y otra es que las haya por confrontaciones políticas que involucren a la Policía.

Navarro sugirió al gobierno local buscar la manera de dialogar con los sectores que no se han dado por vencidos, en torno a las causas que defienden en las calles, la desesperanza que han acumulado a través del tiempo los conduce a actos vandálicos que afectan a terceros.

Según Navarro, hay poco interés en tratar de mediar los problemas que se desprendieron después del proceso electoral en noviembre de 2017. Ni el comportamiento ciudadano, ni la represión podrán terminar con este conflicto en Choluteca.

Finalmente, consideró que las acciones de los protestantes siguen siendo condenables, pero ante la represión que han tenido por parte de la autoridad, solo incentiva su pasión por continuar en las calles, y sus actos no representan un ataque al Estado, sino a la población más pobre.   

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