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Densificar el corazón de las ciudades, una propuesta frente a déficit habitacional  

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Aunque la recuperación está aún lejos de permitir los niveles óptimos o al menos devolver a la industria de la construcción los espacios ganados antes de abril de 2020, cuando la pandemia generada por el COVID-19 empezó a hacer estragos en Honduras, la recuperación se encuentra frente a nuevos desafíos que devienen del conflicto en Ucrania y la aún no consolidada certidumbre en el ámbito nacional. Pese a ello la esperanza de que estos retos sean saldados, es la apuesta del empresario del rubro y experto en el tema, José Azcona Bocock.

Con la llegada del coronavirus, la parálisis en la industria, producto del confinamiento y los aprietos globales con los contenedores, generó un ambiente tenso que este 2022 se acentúa con el impacto del conflicto Ucrania- Rusia. Los combustibles y su imparable alza es uno de los resultados adversos visibles e igual la variedad de productos importados, muchos de los cuales llegan a cuentagotas y con precios mucho más altos.

El empresario de la construcción, José Azcona Bocock.

En este entorno, Proceso Digital consultó al ingeniero José Azcona Bocock, empresario de la construcción, – ¿Como ha logrado sobrevivir la industria en medio de las múltiples pandemias? y esto fue lo que dijo: Los efectos que tuvo la pandemia del COVID fueron varios y todos se acumulaban. El efecto que hubo de las restricciones a la circulación y los problemas logísticos que devinieron en afectaciones a las cadenas de suministros. Si bien la industria de la construcción fue una de las primeras a la que se le permitió trabajar, si se perdieron al menos ocho semanas de trabajo de campo equivalentes al 18% del tiempo de labor en 2020.

Ese desfase laboral, se extendió y, se puede contemplar que ese 18% es una pérdida de productividad mínima ya que en otros proyectos y otras empresas estuvieron paradas más tiempo porque el volver a echarlas a andar no para todos fue igual de fácil. Estimó que, en 2020, en la industria hubo una contracción en el tiempo trabajado hasta del 25%.

Luego se refirió a las cadenas de suministro y reflexionó sobre como a nivel mundial se empezaron a consumir los inventarios creyendo que las demandas iban a disminuirse y contrajeron las empresas de logística, sus capacidades. Todo ello resultó en que el transporte y los tiempos se fueron para arriba.  La industria de la construcción en Honduras depende de insumos importados y eso también generó una serie de costos más altos y dificultades para terminar las obras.

El sector comercial y oficinas fueron muy golpeadas y la recuperación de esos sectores no ha sido completa todavía, no han recuperado los niveles que tenían en marzo de 2020.

La recesión de 2020

Azcona, un importante empresario del rubro, considera que a las dificultades en la productividad y en la cadena de suministros, se le sumó la contracción económica general que no se manifiesta de inmediato, sino que, a largo plazo, pero, él tiene claro que, – “definitivamente el año 2020 fue un año de recesión que afectó la capacidad de la gente de invertir en inmuebles”.

Un segundo elemento que ayuda a configurar las dificultades y las perspectivas en la industria de la construcción, indica Azcona, es que, como efecto general, unas áreas fueron más afectadas que otras, por ejemplo, el sector comercial y oficinas fueron muy golpeadas y la recuperación de esos sectores no ha sido completa todavía, no han recuperado los niveles que tenían en marzo de 2020.

En pandemia hubo más interés por la vivienda

En tanto, el sector residencial sí ha tenido mayores ventanas, tanto por la disponibilidad respecto a una mayor liquidez en los bancos luego, mejoraron las tasas de interés y la gente le dio una jerarquía a la vivienda que se volvió más importante durante ese periodo y permitió que se mantuviera algún grado de inversión. El sector vivienda no fue afectado tanto como los otros dos, remarcó el empresario Azcona para sellar el tema diciendo que sí las empresas tenían repartido su portafolio y se enfocaban más en vivienda, esto, de alguna manera les permitía sobrevivir y adaptarse a la crisis y que ahora, ya de cara al futuro cercano se espera una normalización gradual.

Panorámica de una zona de Tegucigalpa, donde se concentran torres y modernos edificios.

Efectos a largo plazo

En la revisión del sector, en su último reporte, el programa monetario del BCH, aún el año pasado, registra en cuanto a la inversión una baja. ¿Cómo recuperar la sostenibilidad del rubro? Le continuó consultando la enviada de Proceso Digital y el empresario José Azcona dijo que “muchas empresas cerraron operaciones o las disminuyeron, el sector se contrajo, creemos que había un excedente de inventarios a inicios de 2020 y lo que la demanda hizo es que, aunque hubo menos oferta si había suficiente producto para atender la demanda”.

Prosiguió diciendo que, – “No la colocó en una espiral de subir precios. Lo que creo que ha bajado y ha saneado el sector, no por la razón correcta sino porque creemos que ya los inventarios excedentes que había en el sistema ya no están. Ahora estamos más normalizadas y ya no hay tanto excedente. Eso eventualmente va a promover mayor inversión en el sector”, avizoró.

Para el ingeniero Azcona, la vivienda y todo el sector del desarrollo inmobiliario y construcción privada, es un negocio que es muy a largo plazo, por tanto, el efecto de la caída en la demanda, el aumento en la oferta, los factores externos etc., se pueden ver de inmediato en los precios de los inmuebles, pero en la oferta no va a verse el efecto hasta años después.

Detalló que, los proyectos que se están terminando ahora son los que se concibieron antes de la pandemia, entonces el efecto de la pérdida en inversión o en el puje, se va a ir sintiendo los próximos años.

Para el ingeniero Azcona, la vivienda y todo el sector del desarrollo inmobiliario y construcción privada, es un negocio que es muy a largo plazo.

Efectos en la masa del trabajador de la construcción

Frente al panorama que describió se le consultó si ¿La creatividad misma de proyectos tuvo una pausa? Y en ese sentido apostilló que se trata de sostener las operaciones, pero en general hubo un descenso.

Recordó que, en el mercado laboral, a la segunda mitad de 2020, correspondió un mercado muy holgado, una enorme cantidad de personas buscando trabajo, los operarios de la construcción mostraban una desesperación bastante fuerte, aun y cuando se habían reanudado las operaciones. La masa del trabajador de la construcción es migrante, va de trabajo a trabajo, entonces se sentía una presión muy fuerte.

Actualmente ha bajado la presión, pero todavía no hay un empleo pleno o casi pleno de trabajadores de construcción, acentuó.

Frente a la pregunta respecto a que,  – En una época normal, ¿cuántos puestos de trabajo permanente genera el rubro, tanto en el sector inmobiliario y privado como en inversión pública?, – el experto en el rubro exteriorizóque, los datos indican que el sector construcción en la generación de empleos directos anda por alrededor de unos 200 mil puestos pero, hay diferencias en cómo se miden porque si se le anexa el suplemento de los materiales de construcción  (localmente),  el personal que trabaja en mantenimiento de equipos, el que trabaja en el transporte y la logística de la construcción, etc., llega a ser más del 12 % de la PEA vinculada a la construcción, lo que implica más de 400 mil personas. Este es un estimado conservador y es un mínimo, detalló al hacer sus estimaciones.

La capital de Honduras fue fundada hace 443 años.

Cada ciudad hondureña tiene sus propios comportamientos en torno a la vivienda

¿Es alcanzable la vivienda en Honduras para la clase media? Se le cuestionó y, frente a ello indicó que hayun problema específico para efectos logísticos y de financiamiento: Cada ciudad tiene sus propios patrones y ello obliga a detallar esos comportamientos.

Las ciudades medinas de Honduras, sostuvo, – las que todavía tienen terrenos baratos cerca de las zonas céntricas, la mayoría tienen patrones de urbanización bastante cómodos, no tienen los desafíos especiales de por ejemplo el Valle de Sula y en el Distrito Central y en ellas sí es posible hacer casas individuales a la gente a un costo relativamente accesible.

Densificar el corazón: solución habitacional en urbes

En las urbes hondureñas, la extensión de la ciudad horizontalmente se vuelve, sumado a los problemas de agua e infraestructura actuales, más cara, entonces los límites se saturan y están virtualmente colapsados, entonces se necesita desarrollar mejor el centro de las ciudades y, la única forma de brindar vivienda a la mayor cantidad posible de gente es a través de la densificación. Ejemplificó con casos como San Pedro Sula, toda la zona metropolitana del Valle de Sula y con el Distrito Central.

La zona metropolitana del Valle de Sula a la que atribuyó dificultades geográficas y geológicas y de servicios, con unos 2 millones de habitantes, tiene que pasar a un tipo más denso de construcción, dijo en tono seguro.

En el área rural los problemas son dos, definió el empresario Azcona y detalló que primariamente la calidad de la vivienda representa el mismo problema que tienen las zonas periféricas de las ciudades, aunque en las ciudades es más fácil atender la situación sí se tienen otras soluciones habitacionales para lograr quitar la densidad de zonas precarias, por la sencilla razón de la proximidad geográfica.

Para la problemática de las ciudades dijo que “no hay soluciones dignas en zonas seguras y muchas veces lo que ocurre es que se sigue construyendo en zonas precarias a costos altos. Las rentas y los precios de los inmuebles no son menores que en otras zonas y la gente sigue densificando al no haber soluciones, cuestionó.

Las viviendas rurales

En torno a las viviendas en las zonas rurales, externó que no es tanto un problema de espacio: es de buscar cómo solventar que todos los pisos estén encementados, que los lugares tengan sistema de tratamiento de agua, de saneamiento en las zonas mismas, en base a fosas. Detalló que tener ventanas con mallas hace la diferencia en el ingreso de incentivos y por tanto en la salud de las personas.

Eso es difícil lograrlo a través del mercado, se requiere esfuerzo público, indicó.

Azcona expuso que para atender la vivienda rural, se demanda un esfuerzo de ventanería, pisos, saneamiento, cocina y detalles que den dignidad a los habitantes de una casa rural y estimó que darles ese nivel anda en un promedio de entre 30 a 40 mil lempiras. “Pero ese efecto le cambia la vida por completo a una familia” externó al exhortar a masificar este tipo de programas sociales desde el Estado.

Igualmente señaló que en la vivienda urbana no es fácil, ni práctico, mejorar las condiciones de las viviendas porque los problemas son de espacio y de crecimiento desordenado.

“Usted ve en esa zona viviendas lindas de cuatro o cinco pisos, pero estructuralmente no es correcto y además están “apiñados” (hacinados) y seguir viendo allí es un problema”, caviló al tiempo que expuso la necesidad de bajar esa densidad, redistribuyendo para que esas zonas se puedan desarrollar de mejor manera.

“La mayor parte de la vivienda en Honduras se construye de forma artesanal, no de forma planificada”, dijo Azcona en la plática con Proceso Digital.

Déficit habitacional

Más allá de las cifras sobre el déficit habitacional, el ingeniero José Azcona Bocock puso en perspectiva que los censos indican que el ritmo de crecimiento de la población ha descendido considerablemente, pero a la vez se ha disminuido el tamaño de la unidad habitacional porque cada vez se vive menos en familia extendida. Por tanto, el ritmo al que aumenta la necesidad de vivienda es mayor al ritmo del crecimiento de la población por ese fenómeno.

Sí la falta de una vivienda es de centenares de miles, el déficit de una vivienda que se considere habitable y que tenga el entorno adecuado anda por el millón de soluciones (sin saneamiento, infraestructura de comunicación, entorno).

“La mayor parte de la vivienda en Honduras se construye de forma artesanal, no de forma planificada, todavía la construcción rural es casi toda artesanal y aun en la zona urbana casi un 50% es de forma artesanal. Necesitamos que el sector formal vaya atendiendo el tema con productos que resuelvan el problema”.

La ciudad capital necesita más de un millón de soluciones habitacionales, dijo el entrevistado.

Para Azcona la construcción de proyectos de vivienda a 20 o 30 kilómetros de las principales ciudades no es una respuesta práctica en función de la economía, la seguridad, el transporte, por lo que recalcó que la industria debe atender el problema densificando el centro de las urbes.

En lo que a su consorcio de la construcción hace, dijo que “nosotros le apuntamos a que nuestros productos sean accesibles a una mayor cantidad de personas, que sean señalados con calidad profesional”, indicó.

Para este hombre de negocios, en la medida en que los servicios a los que todos deben tener acceso se asemeje al que unos pocos tienen acceso, en esa manera se va a construir una sociedad inclusiva y el mismo mercado lo puede hacer si se tiene conciencia de la necesidad y de la oportunidad que hay allí.

Si aprovechamos las oportunidades podemos levantar el país”, señaló  José Simón Azcona Bocock al proyectar las perspectivas frente al inestable panorama mundial y local de 2022. (PD)

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