Tegucigalpa –La importancia de la política en la no violencia y la promoción de la paz, es el último mensaje del papa Francisco en ocasión de la jornada mundial de la paz y en ella llama a retomar el camino de la buena política para evitar que la búsqueda de poder, a cualquier precio, lleve al abuso y a la injusticia.
La paz, sostiene el sumo pontífice, debe florecer en medio de la violencia y el papel de la buena política es fundamental, pues la política es el vehículo para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, “peor cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.
En síntesis, el papa Francisco recuerda que la política es para servir y no para servirse de ella y señala entre los desafíos de la buena política, el reto que tienen los que la practican para proteger a un país y a cuantos viven en el, de trabajar para crear condiciones de un futuro digno.
«El poder debe estar ordenado al servicio para no degenerarse». Papa Francisco.
El mensaje del papa Francisco, si bien es universal, parece calcar con la realidad hondureña, donde los políticos y los partidos políticos tienen ante sí la necesidad de devolver la confianza y la ética en la política.
Para el sacerdote Juan Ángel López, el texto escrito por el papa debe llamar a la reflexión a los partidos políticos, pues todos tienen el desafío de dar a este país paz, confianza y credibilidad, aspectos que no se están cumpliendo a cabalidad.
El mensaje del Papa “no es para un partido político en particular, es para todos, y todos están en el deber de leerlo, reflexionar y devolvernos la esperanza”, advirtió el sacerdote al destacar la sencillez y claridad del sumo pontífice.
Las bienaventuranzas del político
El mensaje del papa FranciscoDe acuerdo con el líder del Vaticano, las “bienaventuranzas del político”, propuestas por el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyễn Vãn Thuận, fallecido en el año 2002, siguen siendo válidas hoy siempre. En ella se indica que: bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Y continúa: bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad, bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés; bienaventurado el político que permanece fielmente coherente, bienaventurado el político que realiza la unidad; bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical, bienaventurado el político que sabe escuchar, bienaventurado el político que no tiene miedo.
Precisamente, el miedo utilizado como estrategia de guerra después del fin de la primera guerra mundial, es uno de los desafíos a vencer en el actual contexto mundial y la política no debe ser jamás un simple equilibrio de la fuerza y el miedo, advierte en su mensaje el papa Francisco, que exhorta a depurar los vicios de la política por considerar que éstos restan credibilidad a la buena política.
“Estos vicios que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social: la corrupción—en sus múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas–, la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la “razón de Estado”, la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los se han visto obligados a ir al exilio”, enumera en su mensaje uno a uno el Papa, en un llamado reflexivo profundo hacia las elites políticas.
La Iglesia dice: «La política es servicio», un servicio que se presta por «caridad» ya que antepone las necesidades de los otros a las necesidades personales.
Inclusión y confianza, desafíos democráticos
Una forma de cambiar estos vicios se relaciona con el nivel de inclusión y participación que se otorgue a los jóvenes para generar confianza en el otro, pues cuando el ejercicio del poder político apunta solamente a proteger intereses de ciertos individuos privilegiados, “el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro”, advierte el papa Francisco.
En Honduras el nivel de confianza es uno de los retos democráticos que enfrenta el país, según datos del Latinobarómetro, el nivel de confianza interpersonal es apenas del 14 por ciento, en tanto hacia los partidos políticos el índice de confianza es del 13 por ciento. Estos porcentajes obligan a la reflexión y en el caso de la política a un profundo replanteamiento acerca del tipo de política que se ha estado ejerciendo en las últimas décadas en este país centroamericano.
La buena política y su buena práctica, como sugiere el sumo pontífice, deben florecer en medio de la violencia y en medio de la opacidad, donde cada uno debe aportar su propia piedra para la construcción de la casa común.