Segunda entrega
Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – De cara a la conmemoración del Bicentenario de la independencia de Honduras, que se cumple en septiembre próximo, mucho se habla de impulsar una reconstrucción con visión de país a largo plazo, recuperando el estado de derecho que está en evidente riesgo. Todo ocurre ante la indiferencia y desesperanza social matizada por aislados esfuerzos organizados de luchar por detener las contrarreformas.
Tanto la asolación por el COVID-19 como por los efectos de los huracanes Eta e Iota, que han causado un gran impacto negativo en todos los sectores, han llamado nuevamente a la reflexión sobre la necesidad urgente de planificación.
El otro tema latente es el proceso electoral que se acerca en noviembre, por lo cual hay mucha expectativa, pero lamentablemente está perspectiva es más de desconfianza que de esperanza para un cambio positivo.
El concepto bueno de los políticos está quedando en la historia

Para generaciones anteriores, la democracia representaba una conquista, pero las actuales enfrentan el desgaste por las malas prácticas, el irrespeto a la ley, la corrupción y la colusión con el crimen, han reducido la confianza y la participación electoral.
Honduras vive un ciclo democrático que comenzó a inicios de la década de los 80´s, pero en el país no se han podido resolver los problemas de la desigualdad y más bien se han profundizado; y esa crisis estructural ha sido potenciada con las multi pandemias que afectaron en 2020 y que continúan lacerándola en la actualidad dijo la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos.
En el marco del Taller Internacional sobre Estado de Derecho en la región de América Latina, auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Honduras, en el marco de la construcción del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) de Honduras 2021, la socióloga Castellanos expuso que hay un debilitamiento en la democracia y el estado de derecho, porque es claro el ataque a la institucionalidad y hay una regresión en los procesos, que se ve por ejemplo “cuando los militares están apalancando a los gobiernos de derecha y de izquierda”.

“Vemos el desplome de la figura política y la vinculación de los políticos a la corrupción y el crimen”, desmenuzó la ex rectora de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Rememoró, que generaciones pasadas crecieron con el concepto del político como autoridad, pero hoy día “es un concepto que está totalmente empobrecido y disminuido, esa categoría de político, como pensador, de un político como estadista, de un político como como un conductor, ya no existe”.
Y más bien se ha llegado a un punto donde nadie se quiere vincular con un político ni estar cerca de ellos por su imagen negativa, pero lo más preocupante, es que tampoco se ven alternativas que vengan a cambiar a esos grupos que han dirigido el país, y ellos siguen ahí para perpetuar lo que han venido haciendo, adicionó.
Finalmente, lamentó que la sociedad civil, aunque logra impulsar cambios, no logra sostenerlos porque no tiene poder, y en cambio el poder si realiza acciones contrarias al bienestar común, y al estado de derecho, como el caso de acabar con la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), o con las reformas al Código Penal, que hoy día siguen para proteger intereses de quienes están en el poder, sostuvo.
Sociedad civil y prensa, claves para evitar el descalabro

Los hondureños nos encontramos en un atasco, con el estado de derecho que tenemos, que es muy diferente al que aspiramos, planteó la periodista Thelma Mejía, en el ciclo de expositores en el taller.
La periodista-investigadora remarcó la desesperanza en la que está viviendo el hondureño, por una serie de circunstancias donde la clase política y las elites tienen tambaleando la democracia.
Mejía lamentó que en 33 años de democracia lejos de fortalecer este sistema, con acciones enmarcadas en el bien común, más bien se ha socavado.
“Yo creo que el país en estos 33 años de democracia se ha caracterizado por ejecutar con una velocidad pasmosa, las contrarreformas, Honduras es un país de constantes contrarreformas”.

En ese sentido, coincidió con la exrectora Julieta Castellanos refiriéndose a las reformas que acabaron con la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH).
Añadió, que esas contrarreformas, se siguen dándose a la luz del día y se siguen blindando particulares y poniendo límites a los entes contralores e investigativos.
“Entonces uno de los desafíos que veo yo, en este Bicentenario es cómo desmontar un estado que está cooptado por una red política criminal e ilegal “expuso en la jornada organizada por la ONU en el marco de la construcción del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) de Honduras 2021.
Pero lo peor no es lo que está o lo que ya pasó si no lo que viene porque pese a que la MACCIH, evidenció la corrupción política y el financiamiento ilícito de campañas, todo sigue bajo la impunidad, al grado que por lo menos cinco de los nueve partidos inscritos fueron denunciados por la misión, y muchos de ellos ya participaron en la elección primaria y van camino a las generales sin ningún impedimento, lamentó.
La periodista, también enfatizó en la importancia del papel que debe jugar la sociedad civil reorganizándose para ser más beligerante y exigir los cambios que Honduras merece; un mismo papel demandó para los medios de comunicación.

“Este es el momento de Honduras, las elecciones de noviembre para mí son un momento clave para el país, o nos terminamos de hundir o buscamos por dónde salir y en esa coyuntura los medios de comunicación tienen un papel fundamental no se puede seguir dando la espalda a los grandes procesos del país”.
De igual manera precisó un cambio en los poderes del Estado, porque “tenemos un matrimonio de poderes”.
En conclusión, la periodista Mejía, dijo que es menester que “este Bicentenario nos sirva para una sacudida”.
La incertidumbre es latente en Honduras

Hay coincidencia entre los hondureños en cuanto a un sentimiento de pesimismo y una constante zozobra por lo que pueda pasar, porque hay desconfianza, incluso temor de lo que pueda estar tramando la clase política, coludida con otras elites dañinas para la sociedad, mientras una pasiva sociedad civil sigue esperando que alguien externo salve al pueblo.
Pero lo cierto es que el Bicentenario, llega, pero no llega ninguna solución, mientras no hay que tener mediciones de expertos para saber que el país sigue sumido en la pobreza, la desigualdad, injusticia social, impunidad y sin una visión de desarrollo político social y económico.
Sin embargo, hay un pequeño destello ante un panorama desolador, y es que hay buenas propuestas o recomendaciones hechas por grupos de profesionales expertos, nacionales y extranjeros, (Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), Grupo Asesor para la Reconstrucción Nacional), que en distintos contextos se han reunido para buscar alternativas para la reconstrucción y han establecido rutas que, de ponerse en práctica, se podría dar un giro profundo para bien de Honduras.
Democracias resilientes

Durante el taller, expertos internacionales como la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, anotó que las democracias en América Latina han demostrado mucha resiliencia para enfrentar crisis económicas y también cambios geopolíticos diversos.
Asimismo, la democracia regional también ha experimentado alteraciones considerables y desgraciadamente no todas han sido para bien expuso.
Varios estudios de opinión indican que Centroamérica, tiene los peores datos en cuanto a ese desencanto con la democracia, siendo los más graves Nicaragua Honduras y El Salvador, refirió.
Más allá de las elecciones es que sean comicios íntegros
En la misma sintonía, el expresidente de Panamá, Martín Torrijos Espino, lamentó que hay un debilitamiento de la democracia y del estado de derecho en la región.

Torrijos habló de la necesidad de que se fortalezca el sistema de derecho, y que no solo haya elecciones libres y periódicas, sino que sean comicios que tengan integridad y que no haya duda sobre los procesos y que los estados tengan la capacidad de garantizar los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
Torrijos, remarcó que hay mucha preocupación porque en medio del debilitamiento de la democracia, se ve un marcado autoritarismo, y concentración de poder.
Las recomendaciones de la comisión de la verdad en el cesto del olvido

El vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, también estuvo de acuerdo con los demás expositores planteando las dificultades que vive la región, en cuanto al debilitamiento de la democracia y el estado de derecho.
Stein, quien fue el coordinador de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), en Honduras, enmarca su participación en la experiencia que tuvo al frente de esta comisión, y lamentó que, pese a que hubo recomendaciones claras a seguir para que el país enmendara muchos errores que han llevado al deterioro del estado de derecho, estas han quedado en el olvido.
Los cambios deben tener raíz en la ética

Monseñor Ángel Garachana Pérez, Obispo de San Pedro de Sula y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), también participó en el taller internacional, y fue enfático al anotar que no se puede seguir con los vicios de siempre, ya que Honduras necesita un cambio que tiene raíz en la ética.
En su presentación, el obispo destacó en una mirada a la realidad en Honduras, se pueden señalar algunos puntos críticos que debilitan la institucionalidad.
En ese sentido destacó la facilidad con que la Constitución ha sido acomodada a intereses particulares; la desigualdad ante la ley y la aprobación de leyes para blindar la corrupción o proteger intereses particulares en detrimento del bien común. (PD)