Tegucigalpa – La Pandilla 18, Calle 18, también conocida como Barrio 18, o simplemente La 18 en Centroamérica, es la más longeva y sanguinaria organización criminal transnacional multiétnica principalmente centroamericana, la que para expertos analistas representa una de las mayores amenazas para la seguridad de la región.
– Barrio 18 ha funcionado por 70 años. No hay motivos para pensar que no seguirá existiendo por otros 70 años más, según Insight Crime.
-Cada vez las mujeres conocidas como “Congras” han ascendido en la pandilla llegando a ser cabecillas que ordenan asesinatos y otro tipo de delitos.
La 18 es una de las pandillas criminales transnacionales más grandes de Los Ángeles, con 30 mil a 50 mil miembros en 20 estados de los Estados Unidos y también está aliada con la mafia mexicana, según informes de entidades que combaten el crimen transnacional.
Origen de la pandilla
Como se menciona en un Informe del Departamento de Justicia sobre la Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha (MS-13), son organizaciones criminales que han convertido a el Triángulo Norte de Centroamérica en el área con la tasa de homicidios más alta del mundo».
La Pandilla 18 comenzó cerca de la calle 18 y la avenida Unión en el Distrito Rampart de Los Ángeles. Originalmente formaban parte de Clanton 14, pero querían formar una «camarilla» separada llamada Clanton 18th Street y permitir a los inmigrantes la oportunidad de unirse. Esta propuesta fue rechazada por el Clanton 14, lo que condujo a la formación de la pandilla de la calle 18. Las dos pandillas han sido rivales acérrimos desde entonces.
La Pandilla 18 creció al expandir su membrecía a otras nacionalidades y razas, y fue una de las primeras estructuras multirraciales en Los Ángeles, esto debido a que los Clanton 14 eran por lo general solo mexicanos o hijos de mexicanos.
América Central
Aunque comenzó como una pandilla mexicana, la 18 rápidamente se convirtió principalmente en centroamericana, ya que otras pandillas latinoamericanas tenían códigos de pureza nacional, pero comenzó a reclutar más miembros de otros grupos étnicos nutriéndose de una amplia mayoría de inmigrantes meramente centroamericanos.
Cuando los pandilleros centroamericanos fueron arrestados en Estados Unidos, fueron deportados de regreso a Centroamérica, convirtiéndose en una de las pandillas más violentas de la región.
Los integrantes de la 18 cambiaron ya que tomaron características de vestimenta “marera” alejándose de la estética chicana y convirtiéndose en un amargo rival de la MS-13 ya que ambas organizaciones disputan la supremacía en América Central.
Características de la organización
Los pandilleros de la 18 deben cumplir con un estricto conjunto de reglas. No obedecer la palabra del líder de una pandilla, o no mostrar el debido respeto a un miembro de la organización, puede resultar en una golpiza de 18 segundos, o incluso la ejecución por delitos más graves.
A la Pandilla 18 se le ha conocido ocasionalmente como el «Ejército de los Niños» debido a su reclutamiento de jóvenes de educación primaria y secundaria. También permiten que otras razas se unan a sus filas haciendo que la pandilla sea multiétnica. En El Salvador y Honduras es común que los miembros de la pandilla se tatúen en la cara un gran «18». En muchos casos, el tatuaje cubre toda la cara.
Estructura sumamente violenta
«Los reconocemos como una de las pandillas callejeras más violentas y una de las más prolíficas en Estados Unidos», refirió en su oportunidad el agente especial George Rodríguez, quien hasta su retiro supervisó las investigaciones de la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
La Pandilla 18 ha dejado un rastro sangriento a un ritmo tres veces mayor que el de muchas de las pandillas más activas de Los Ángeles donde nació hasta convertirse en una organización bien establecida que participa en todas las áreas del crimen callejero, según las agencias de seguridad de EE. UU.
Implicaciones en Honduras
En Honduras, la Pandilla 18 se mantiene activa y sus crímenes son atroces. La organización ha sido implicada en varios crímenes de impacto como el secuestro y asesinato de alto perfil de Edwin René Palacios de 16 años, hermano del futbolista hondureño de renombre internacional Wilson Palacios.
Edwin René Palacios fue secuestrado en octubre de 2007 y pasó tres meses cautivo hasta que en mayo de 2009 se hallaron sus restos óseos en una montaña al norte de Honduras.
Apenas pudo seguir los partidos de su hermano en la Premier League británica. La noche del 30 de octubre de 2007, cinco encapuchados supuestos miembros de la Pandilla 18 rompieron la cerradura de su casa en el barrio Las Mercedes de La Ceiba, ataron a sus padres debajo de la cama y se lo llevaron. La familia pagó un rescate el 13 de noviembre, pero según la Policía, ese mismo día Edwin fue asesinado.
A inicios de agosto de 2019, ocurrió otro hecho de impacto atribuido a la Pandilla 18, cuando varios hombres fuertemente armados protagonizaron una balacera en el cementerio Jardines del Recuerdo de San Pedro Sula, durante el entierro de un comerciante, en la que al menos cuatro personas resultaron muertas y varias heridas.
Familiares y amigos del joven Marlon David Portillo (27), se aprestaban a sepultar sus restos cuando llegaron los criminales, supuestos sicarios de la Pandilla 18, y comenzaron a disparar a quemarropa contra los ocupantes de una camioneta blanca marca Honda CRV.
Las víctimas fueron identificadas como Daniel Osorto, Edward Alejandro Portillo, Oneyda y Génesis Portillo y los heridos Angely, Daniela y Alonso Portillo, todos parientes del comerciante Marlon David Portillo.
Según la Policía, Marlon David Portillo era hijo del desaparecido narcotraficante capitalino Héctor Portillo Osorto, alias “Gato Negro”, ultimado junto a un primo y seis de sus guardaespaldas en 2010.
Amenaza para la región
Según el portal especializado en crimen de las Américas Insight Crime, la 18, es una de las pandillas juveniles más grandes del hemisferio occidental. Al igual que su rival más conocida, la MS-13, la Pandilla 18 tiene células que operan desde Centroamérica hasta Canadá.
Con miles de miembros a lo largo de cientos de kilómetros, e intereses en diversas actividades ilícitas, Barrio 18 es una de las mayores amenazas criminales en la región, según Insight Crime. No obstante, es cuestionable hasta qué punto sus diferentes unidades se coordinan a través de las fronteras, o incluso dentro de una misma ciudad.
Barrio 18 se expandió hacia México y Centroamérica, en gran medida como resultado de un cambio en las políticas de inmigración de Estados Unidos a mediados de los años noventa, que aumentó el número de cargos criminales por los cuales podría ser deportado a su país de origen una persona extranjera.
La nueva política se aplicó agresivamente a las pandillas en California, donde muchos miembros de Barrio 18 no tenían la ciudadanía estadounidense. Las deportaciones llevaron a una afluencia repentina de los miembros de la Pandilla 18 en Centroamérica y México.
La Pandilla 18, dice Insight Crime representa la mayor amenaza en los países centroamericanos.
“Mano dura”
La respuesta de los gobiernos centroamericanos al aumento de la actividad pandillera también ha demostrado ser, en gran medida, contraproducente, según Insight Crime.
A finales de los noventa, desde El Salvador, los gobiernos comenzaron a aprobar leyes más estrictas que penalizaban incluso la simple “asociación” con las pandillas.
Las llamadas políticas de “mano dura” no hicieron más que fomentar el crecimiento de las pandillas mediante la concentración de muchos miembros en la cárcel, lo cual les permitió reorganizarse y reagruparse.
Más aún, luego de una serie de hechos violentos en las cárceles entre Barrio 18 y la MS-13, funcionarios salvadoreños separaron a los miembros de ambas pandillas. Más tarde, Honduras realizó la Operación Arpia, orientada a hacer traslados de “toros” de ambas estructuras a las recientemente construidas cárceles de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara, conocida como El Pozo y en Morocelí, El Paraíso, bautizada como La Tolva.
La media fue tomada debido a que los cabecillas aumentaron su control sobre las actividades criminales, como la extorsión, desde el interior de las prisiones. Fuera de las prisiones, se diversificaron incursionando en el microtráfico. También comenzaron a operar de una manera más sofisticada, lavando activos a través de pequeñas empresas, como lavado de autos.
Aliados y enemigos
Barrio 18 es enemigo declarado de la MS-13, y las divisiones internas del grupo periódicamente desatan la violencia.
Insight Crime considera que la Pandilla 18 “ha funcionado por 70 años. No hay motivos para pensar que no estará seguirá existiendo por otros 70 años más”.
En Honduras, la Pandilla 18, ha sido temida desde su creación y a medida que pasa el tiempo sigue conservando las características que los identifican: crímenes sangrientos y despiadados, e integrantes que destacan por su dureza, agresividad y ausencia de miedo.
Participación de las “Congras”
Las “Congras” o mujeres líderes han marcado una tendencia en la estructura criminal y al momento de las capturas se descubre el papel que desempeñan a lo interno de la Pandilla 18.
Un reciente reportaje publicado por Insight Crime entrevista a dos colaboradoras, una “Congra” y un cabecilla de la 18 en la zona norte de Honduras; específicamente en el sector Rivera Hernández.
Dos casos particulares fueron destacados recientemente en los que ambas mujeres fueron capturadas y señaladas como “las que daban órdenes” en su zona; usualmente rondan entre las edades de 17 y 30 años.
Suany Guzmán, de 18 años, lideraba una docena de barrios de Choloma. El 15 de febrero de 2019, la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) capturó a la fémina, cuando pretendía huir de Honduras por la frontera de Corinto en la zona norte, frontera con Guatemala.
Guzmán, según el informe de las autoridades, a su corta edad ya lideraba 12 barrios de Choloma. Asimismo, la señalan como responsable de ordenar el asesinato de dos taxistas en La Jutosa, el 11 de febrero del año pasado.
Por su parte, Elena Jackeline Silva, de 27 años, alias “Jackie” lideraba extorsión y venta de droga en puntos de Comayagüela y Tegucigalpa. Sobre su caso se maneja que estaba bajo las órdenes de Reina Fabiola Salinas Cáceres, quien es una de las máximas “Congras” de la Pandilla 18.
Evolución de la pandilla
Un experto en maras y pandillas, entrevistado por Proceso Digital, indicó que la Pandilla 18, llegó a Honduras en 1990 desde cuando ha venido creciendo. Primero aparecieron como un grupo que se unían en barrios o colonias y se dividían en sectores, mientras que las armas que utilizaban eran rudimentarias como bates de beisbol, después usaron chimbas de fabricación artesanal hasta llegar a las armas automáticas.
“La disputa los iba viendo cómo iba funcionando el otro grupo criminal y van concatenados o sea cada uno en su línea, pero van buscando ese nivel para enfrentarse y estar en igualdad de condiciones”, apuntó.
Indicó que luego de la reforma al artículo 332 del Código Penal que penaliza la asociación ilícita, los llevó a mutar y a negar su organización criminal, contrario a lo que sucedía anterior a ese decreto cuando negar la pandilla era una sentencia de muerte, según los códigos internos.
Asimismo, el experto indicó que ahora los miembros de la pandilla, utilizan uniformes policiales y militares y de otros cuerpos de seguridad como una forma estratégica para cometer delitos al llegar a determinado vecindario y hacer un falso allanamiento haciendo pasar por autoridades para culpar a los cuerpos de seguridad del país.
Recolección de fondos
Acotó que sus ingresos negros les proveen de todo lo básico como su alimentación, vestimenta, gastos de salud, etcétera, incluso esos fondos les sirven para “jubilar” a algunos cabecillas, retirarlos y seguirles pagando tal como lo establecen investigaciones en las que se han encontrado listas donde hay nombres de miembros a los cuales les pagan, en base a categorías.
La pandilla ha ido diversificando los delitos, es decir, perfilándolos de manera criminal y así hay algunos que se dedican directamente al narcomenudeo, otros al tráfico de armas, otros a brindar seguridad, otros se dedican al robo de vehículos para conducir a quienes se les conoce como “rafleros” y otros al asesinato de personas que se conocen como sicarios, es decir que cada miembro tiene una actividad criminal determinada.
Aprovisionamiento de armas
El experto indicó que aparte de tener la capacidad de comprar vehículos y transformarlos en talleres de pintura para simular que son de los cuerpos de seguridad del Estado, han sido capaces de adquirir indumentaria militar y policial las que han sido confeccionadas en empresas autorizadas, tal como se ha comprobado en decomisos.
Asimismo, se proveen de armas que han sido hurtadas de depósitos como lo que ocurrió en el almacén de evidencias del Ministerio Público en San Pedro Sula donde rompieron la pared para robarse armas y lo mismo ocurrió en Naco y muchas de las armas fueron a parar a manos de esas estructuras.
Además, han adquirido armas de muchos depósitos que quedaron en el país después de la guerra fría, asimismo, ambas estructuras criminales trafican con armamento.
Aludió que en la Operación Avalancha liderada por el Ministerio Público se descubrió que muchos de los pandilleros viajaban a la frontera de Las Manos para adquirir armas en Nicaragua para venderlas en El Salvador o viceversa, ya que el tráfico de armas es una actividad muy productiva económicamente para el grupo criminal y mucho del arsenal lo utilizan para su actividad criminal.
La utilización de las armas depende de la actividad criminal que van a realizar, pero generalmente usan fusiles de asalto como el AR-15 y el AK-47, que en Honduras están prohibidos, pero para los pandilleros son muy efectivas.
Escudo Regional
La Operación Avalancha en todas sus fases fue dirigida principalmente a atacar a la MS-13, asegurándoles varios bienes muebles e inmuebles, sin embargo, la operación fundamentalmente dirigida contra la Pandilla 18, es la “Escudo Regional”,coordinada por las fiscalías de los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras).
Mediante Escudo Regional se hicieron allanamientos, decomisos y captura de cabecillas de miembros de las organizaciones criminales de la MS-13 y la Pandilla 18 implicadas en asesinato, homicidio en su grado de ejecución de tentativa; robo agravado y robo de vehículos agravado, adquisición de vehículos robados, uso ilegal de armas prohibidas, portación ilegal de arma de fuego comercial y asociación ilícita.