«El equilibrio entre las demandas del trabajo y las de la vida familiar es un asunto del cual mucho se habla, pero poco se sabe acerca de las experiencias de familia y trabajo de los latinos», dijo Grzywacz.
«Los latinos son el segmento de crecimiento más rápido en la fuerza laboral y conforman una población que frecuentemente se encuentra en acomodos difíciles de trabajo y familia», añadió.
Estos trabajadores, sin embargo, y de acuerdo con el estudio, «experimentan menos conflictos entre empleo y familia que los trabajadores blancos de clase media, porque ven el trabajo como un componente necesario y vital para el bienestar de la familia».
Los conflictos entre trabajo y familia ocurren cuando las demandas y responsabilidades de uno y otra son, en algún sentido, incompatibles, y puede ocurrir en ambas direcciones.
Por ejemplo, la familia puede interferir con el trabajo si un empleado está distraído por problemas maritales o por la enfermedad de un hijo.
Y el trabajo puede interferir con la familia cuando los horarios laborales hacen imposible la concurrencia a fiestas familiares o que se completen las tareas domésticas.
Grzywacz dijo que desde la década de 1970, cuando las mujeres empezaron a sumarse en masa a la fuerza laboral remunerada, la investigación sobre el conflicto de familia y empleo se ha concentrado, casi exclusivamente, en los profesionales adultos blancos.
Para este estudio los investigadores entrevistaron a 226 inmigrantes, llegados a EE.UU. recientemente desde comunidades rurales de México y América Central, y que trabajaban en la industria avícola, y les hicieron preguntas sobre sus experiencias en la combinación de trabajo y familia.
«En estados Unidos está la idea de que el trabajo y la familia son diametralmente opuestos, la gente piensa que debe ser una cosa o la otra», dijo Grzywacz. «En la clase media blanca todos hablan de cuán estresante es la combinación de trabajo y familia», agregó.
En contraste, según el estudio, los trabajadores inmigrantes de América Latina ven el trabajo y la familia como algo que se integra, que el trabajo es el medio funcional para el bienestar de la familia, y hay poco o ningún conflicto entre familia y trabajo, en especial para los hombres.
El estudio brinda información que sugiere que los trabajadores y las familias arreglan sus vidas de manera en que se disminuya el conflicto entre trabajo y familia.
Un aspecto sorprendente del estudio es que entre los inmigrantes latinoamericanos el conflicto entre familia y trabajo tiene diferencias altamente vinculadas al género.
Mientras que los hombres dicen, con frecuencia, que el trabajo ha tenido poco o ningún efecto sobre las familias, las mujeres dieron ejemplos claros de cómo su trabajo interfería con la familia.
Algunas de las mujeres citaron el estrés y las presiones del empleo y de sus supervisores en su vida diaria, en tanto que los hombres ven poca conexión entre el trabajo y la familia.
«Los resultados sugieren que las ideas culturales acerca de las responsabilidades de las mujeres por el cuidado familiar elevan el potencial de que haya conflicto para las mujeres», indicó el estudio.