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Un fantasma recorre Toncontín

Tegucigalpa – En el aeropuerto internacional de Toncontín de Tegucigalpa, la capital hondureña, luce abandonado, vacío, casi fantasmal. El otrora paso obligado de hombres de negocios, centenares de turistas, diplomáticos, centro de visitas de políticos en la búsqueda de protagonismo mediático y en fin, de todos los que llegaban a este país por su principal entrada aérea ahora deberán buscar puertos alternativos de embarque y desembarque.
 

El presidente Manuel Zelaya Rosales ha determinado cerrarlo. El gobernante ha dispuesto que los aviones comerciales de gran magnitud ya no planeen en la vieja pista que apenas queda habilitada para los vuelos mínimos y aeronaves con capacidad para unos 40 pasajeros.


Mientras tanto, en el aeropuerto, los restaurantes, las tiendas de artesanías, los mostradores y escaparates lucen desolados. También allí las decenas de empleados de los comercios se han cruzado de brazos y están a la espera de que sus jefes determinen su incierto futuro.


Lesbia Sarmiento una trabajadora de un local comercial que opera en Toncontin dice que por ahora nadie les vista y que el movimiento es prácticamente nulo.



De la misma forma las agendas de los periodistas que cubren la fuente aeroportuaria han dejado de reflejar las entrevistas de los asiduos viajeros: políticos, funcionarios de primer nivel y personajes de la vida pública que van desde los más folklóricos hasta las más controversiales, sin dejar de lado a uno que otro viajero talentoso y de vez en cuando un artista del momento.


Los comunicadores “aeroportuarios”, como se les conoce en el argot periodístico, ahora narran la desolación que se vive en Toncontin, uno que otro testimonio de algún sobreviviente del reciente accidente aéreo de Taca, que todavía hoy llega a los mostradores a reclamar su equipaje perdido o descontinuado en medio del horror del accidente.


José Lino, un sobreviviente del fatídico vuelo de Taca, es uno de los que aún llegan a Toncontin y en medio de los trámites para recobrar su pertenencias atiende a los periodistas a los que les manifiesta que sin problemas volverá a subirse a un avión y quizás hasta a viajar en la misma línea aérea.


Al menos una decena de aviones han tenido accidentes en la aproximación o en el aterrizaje en Toncontin desde 1962.


Desde entonces hasta que ocurrió este último accidente de la línea aérea Taca y que ocasionó cinco muertos, 159 pasajeros o tripulantes oriundos de diversas regiones del planeta han sido víctimas fatales.


Uno de los peores accidentes ocurridos en la aproximación de Toncontin es el del 21 de octubre de 1989. En esa oportunidad el avión de la línea aérea TAN que viajaba con 146 ocupantes cobró 127 víctimas mortales. El vuelo provenía del aeropuerto Augusto Sandino de Managua. El avión de TAN tocó la cúspide de una montaña de cinco mil pies de altura.

El aeropuerto internacional de Toncontin tiene categoría “B” lo que de acuerdo a la normativa de seguridad representa que no es apto para el aterrizaje de grandes aviones porque su pista mide 1,830 metros , una de las más cortas del mundo.


El ministro hondureño de Obras Públicas y Transporte, Rosario Bonano, define Toncontin como el tercer aeropuerto más peligroso del mundo y según él no hay posibilidades de arriesgarse a que de nuevo ocurra un accidente que cause víctimas fatales, de modo que, reiteró, el aeropuerto no se abrirá mas a la aviación comercial de primer nivel.


Construida en 1948 la pista de Toncontin es la más corta de Centroamérica. Comparativamente puede apuntarse que la pista del aeropuerto de Comalapa en El Salvador mide unos 3,200 metros .



“No hay marcha atrás” parece ser la consigna oficial en torno al cierre de Toncontin y más aún en torno a la determinación de abrir un aeropuerto comercial en Palmerola donde funciona una base militar honduro-estadounidense que es, sin duda, un punto estratégico para la seguridad de los Estados Unidos en la región.

Pero en medio de las determinaciones gubernamentales en torno al aeropuerto y la base militar, de los comentarios de los analistas y entendidos en geopolítica, de las incertidumbres de los empleados de Toncontin a punto de quedar sin trabajo y de las peripecias de los viajeros sin un faro que les alumbre sus rutas, vale la pena parodiar el comienzo del manifiesto comunista “un fantasma recorre Toncontin” aunque en el nuevo milenio el marxismo haya sido dado por fenecido.

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