* Mientras los desafortunados actores o afectados son los hogares más pobres en el gobierno de Zelaya Rosales y el Congreso dedican sus fuerzas a resolver la llamada «crisis de los fiscales»
En tanto los dirigentes de los tres poderes del Estado se encontraban reunidos y los llamados grupos de organizaciones de la sociedad civil, religiosos y políticos se lanzaban a lo profundo de la solidaridad con los cuatro huelguistas que mantienen una «dieta liquida», de repente los frijoles sufrieron una escalada de precios que los llevó de 50 lempiras la medida de cinco libras hasta los 72 y 75 lempiras en el ente estatal Banasuro.
La llamada Suplidora Nacional de Productos Básicos (Banasupro) no pudo contener la escalada de precios incluso en sus propias instalaciones, mucho menos para que sirviera de estabilizador en las plazas o mercados donde la medida de frijoles trepó a 80 lempiras, según se ha podido constatar.
El año pasado la «crisis de los frijoles»también hizo que el precio llegará a los 80 lempiras, pero este año las cosas pueden ser de pesadilla para las amas de casas que deben hacer maniobras para que el dinero de los estáticos salarios mínimos pueda rendir en las plazas de abastecimiento de alimentos.
Y es que los precios llegaron a los 80 lempiras la medida y todavía la crisis de abastecimiento no ha tocado fondo, por lo que se teme que los precios puedan seguir escalando.
Suministro No está garantizada la suficiente cantidad de frijoles en el mercado, de manera que este puede ser otro factor para que los precios se mantengan al alza, dijo un productor olanchano. Informes de prensa revelan que Banasupro mismo comenzó a racionar la venta de frijoles y otros bienes alimenticios, en una clara evidencia del fracaso de la política alimentaría del gobierno del presidente Manuel Zelaya. Las anunciadas existencias de reservas de parte del Instituto Hondureño de Mercadeo Agrícola (IHMA) no se han visto aunque los funcionarios gubernamentales aseguran que las mismas serán vendidas vía Banasupro. Banasupro no explica porque raciona la venta de frijoles y las condiciona a cinco libras por persona, ya que debería tener las suficientes existencias para suplir sus principales centros. De hecho el gobierno de “Mel” Zelaya mantiene una sistemática campaña publicitaria donde destaca que se han otorgado más de 100 millones para fortalecer Banasupro, así como otros cientos de millones de lempiras para financiar la producción por medio del banco estatal Banadesa. |
Fugas Otro mal que padece el mercado es la salida del fríjol hacia el mercado salvadoreño, un activo comprador regional. Los salvadoreños son los principales financiadores de las cosechas en varias regiones de Honduras y el producto de la tierra es trasladado a su país, que registra uno de los precios más altos y por tanto atractivos para los agricultores. El año pasado el gobierno ordenó cerrar las fronteras a la salida del fríjol hondureño, pero el presente no ha ocurrido tal situación, lo que permite a los comerciantes salir con el producto hacia el país vecino. La crisis del fríjol se suma a la de otros granos alimenticios como el maíz y el arroz, donde el país es fuertemente deficitario y se deben realizar compras millonarias al exterior. Mientras la «crisis de los fiscales» al parecer llegará a su fin en los próximos días, en el caso del fríjol apenas comenzará y está si afecta directamente a los hogares más pobres de Honduras. Pero es seguro que la misma no centrará el interés de los gobernantes hondureños y mucho menos los llamados grupos defensores de los pobres que no se trasladarán a manifestar su solidaridad y tampoco los maestros suspenderán las clases para protestar por los altos precios de los frijoles que deben ocupar las madres para alimentar a sus hijos, quienes a su vez son los escolares que acuden a los centros de enseñanza pública. |