- El melón sólo se suma a los puros y el calcetín de algodón que Washington ha intentado
La decisión de parte de la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), de declarar que los melones procedentes de Honduras, en especial de la región sur, pueden afectar a los consumidores estadounidenses con salmonela, provocó de inmediato que las exportaciones de dicha fruta se suspendieran en forma automática.
El gobierno hondureños y los productores alegan que la decisión no es ajustada a la realidad, ya que se enviaron miles de unidades a Estados Unidos, Europa y Centroamérica y solo se reportaron dos casos de personas que sufren del mal de la bacteria referida.
Pero incluso en esos dos casos no se pueden asociar directamente a los melones exportados por Honduras, alegan las autoridades de Agricultura y Ganadería.
El ministro de Agricultura, Héctor Hernández, dijo hoy que los análisis fitosanitarios de parte de un laboratorio estadounidense demostraron que el melón que se encuentra en California no está contaminado de salmonela.
Las pruebas se realizaron por laboratorios especializados y se extienden a otros cargamentos.
La tesis de los sectores es que pudo tratarse de la manera en que fueron manipuladas las dos unidades en referencia.
Para el productor Oscar Mauricio Molina, la medida estadounidense los tomó “desprevenidos”, pero insiste que no pueden vincularse a sus cosechas y exportaciones, ya que reúnen todos los requisitos fitosanitarios y cumplen con todas las normas en cuanto a manejo y manipulación de frutas.
Otros casos
Pero el melón solo es el último eslabón de medidas adoptadas por las autoridades estadounidenses contra productos hondureños.
El primer caso es el intento de aplicar un arancel punitivo a las exportaciones de puro, con el fin de que el dinero recaudado se destine a financiar programas de salud y educación en Estados Unidos.
La medida fue vetada por la administración Bush, pero dejó evidenciada el peligro que sectores norteamericanos tienen contra intereses comerciales hondureños y de otros países.
El segundo caso se refiere a los calcetines de algodón, donde directamente el gobierno norteamericano intenta imponer aranceles y restricciones de ingreso, alegando que las exportaciones del bien hondureño le restan mercado a su propia producción doméstica.
La medida fue promulgada, pero no ha entrado en vigencia ya que es objeto de negociaciones entre delegaciones técnicas de ambas partes.
Mensajes o coincidencias
Algunos comentaristas y analistas pretenden ver en el último caso una especie de mensaje política de parte del gobierno de Bush al de Manuel Zelaya por su acercamiento a Venezuela, en especial el intento de excluir a las compañías estadounidenses de la importación de combustibles, específicamente del bunker.
El analista Enrique Ortez Colindres dijo hoy que el capítulo del melón sólo es un eslabón más de los mensajes que envía Washington, sumado a las permanentes deportaciones masivas de hondureños y que superan a las de los países vecinos que cuentan con mayor número de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.