Según los analistas, con estas elecciones comienza en Estados Unidos la retirada para la generación de «los sesenta» y entran en escena de las llamadas generaciones «X», «Y» y «del milenio».
«Los votantes jóvenes han estado participando en las elecciones en proporción creciente desde 2004, pero es mucho más notable este año», dijo a Efe, Chrissy Faessen, del grupo Rock the Vote que se ha propuesto registrar a dos millones de votantes nuevos. «Los jóvenes están muy activos e interesados».
El 4 de noviembre concurrirán a votar entre 130 y 135 millones de estadounidenses y, según el encuestador John Zogby, el 20 por ciento serán votantes de menos de 30 años.
«Si se mantiene el índice de concurrencia a la votación que han mostrado los jóvenes en las primarias, que está en torno al 60 por ciento, hablamos de 26 a 28 millones de personas», comentó Zogby, quien indicó que si Obama es el candidato, el voto joven podría ascender hasta el 25 por ciento del total.
El cambio es claro en ambos partidos. En los demócratas, por primera vez en la historia compiten una mujer y un negro, y por los republicanos, aunque John McCain es un clásico y, además, a sus 71 años es «mayor», se ha ganado a pulso fama de rebelde, lo que le convierte en favorito de sus correligionarios más jóvenes.
Es decir, hay un relevo, o ideológico, en el caso de McCain, o de género con Hillary o generacional con Obama.
Este relevo empieza a desplazar a la generación del «baby boom», los nacidos entre 1946 y 1964, que saltaron al escenario de la historia con las rebeldías de la década de 1960.
Esta generación perdió a casi 60.000 jóvenes en Vietnam, y vio varias de sus figuras emblemáticas muertas: John F. Kennedy, Martin Luther King, Malcom X, Robert Kennedy, Janis Joplin o Jimmy Hendrix.
Y todos esos nombres, más la aparición de la píldora anticonceptiva, los Beatles, la minifalda, Woodstock y la crisis de los misiles en Cuba, son apenas menciones en los libros de historia para los nacidos después de 1975.
En el cambio, la vanguardia es la «generación X», es decir, los casi cuatro millones de personas nacidas en 1970 y quienes les siguieron en esa década y que todavía recuerdan la Guerra Fría, la Unión Soviética y la amenaza de un conflicto nuclear, pero no vivieron la segregación racial y para quienes la guerra del Vietnam es asunto de sus padres, no vivencia personal.
El segundo contingente de relevo lo compone la «generación Y», los nacidos en la década de 1980, para quienes las batallas del feminismo son historia de sus madres, y el fin del imperio soviético es, quizá, recuerdo de su infancia.
Y luego llegan los «del milenio», los nacidos en 1990, el año con la mayor tasa de nacimiento desde el «baby boom». Zogby calcula que son unos 4,2 millones de votantes, y entre ellos se incluyen los hijos nacidos en Estados Unidos de los inmigrantes centroamericanos que huyeron de las guerras civiles de los ochenta.
Quizá por eso, un sondeo de Time indica que la proporción de votantes de entre 18 y 29 años que prestan atención a la campaña presidencial ha subido del 13 por ciento en 2000 y del 42 por ciento en 2004, hasta el 74 por ciento este año.
Otro sondeo del Centro Pew de Investigación Social encontró que el 77 por ciento de los votantes menores de 29 años se dice «muy interesado» en la política local, y el 87 por ciento en los asuntos de política nacional.
Los candidatos que han sobrevivido hasta ahora la temporada de primarias son los que más atención prestaron a la comunicación con los votantes jóvenes mediante internet, blogs, mensajes de texto, correos electrónicos, «redes sociales virtuales» como Facebook y MySpace, y herramientas audiovisuales como Youtube.
Una combinación de encuestas realizada por Rock the Vote indica que para los votantes jóvenes los asuntos de mayor importancia son la economía (42 por ciento), costo de la educación (12), la guerra en Irak (9) y la asistencia de la salud (6).
Y el terrorismo, que que obsesiona a sus mayores, sólo es la preocupación principal para apenas el 3 por ciento de los votantes más jóvenes.