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“Pacto de confidencialidad” podría acercar al diálogo a Micheletti y Zelaya

Tegucigalpa.- Un “pacto de confidencialidad” existente entre el depuesto Manuel Zelaya y el obispo católico, Juan José Pineda, podría ser el hilo conductor que permita entablar un diálogo personal, y posteriormente formal, entre el derrocado mandatario y el actual presidente interino, Roberto Micheletti, se informó en un programa televisivo local.
 

El “pacto de confidencialidad”, ha permitido, por ahora, entablar algunos mensajes en torno a tres aspectos, los cuales no fueron revelados por el obispo Pineda por considerar que podrían enturbiar cualquier acercamiento formal. Dentro de esa confidencialidad entran la restitución de Zelaya y el actual proceso electoral, trascendió.

“Hay que crear una condición para el diálogo, ambiente y sentimiento particulares para comenzar una fase más formal, pero tanto Zelaya como Micheletti deben bajar el tono a la confrontación. Con violencia no se puede dar un diálogo”, afirmó el líder religioso durante su participación en el programa “30-30”que conduce Edgardo Melgar.

El obispo Pineda, junto a los destacados personajes Emilio Larach, Enrique Aguilar Paz y Guillermo Pérez Arias, participaron en el programa dominical 30/30 de telesistema hondureño, y ahí demandaron la realización de un diálogo efectivo, real e incluyente entre las partes en pugna, en donde se dejen de lado los antagonismos y los intereses personales.

En este sentido, indicaron que para que el diálogo sea incluyente se debe escuchar no sólo a Zelaya o a Micheletti, sino también a todos los sectores de la hondureñidad, entre ellos los integrantes del Frente de Resistencia.

El empresario Emilio Larach, sugirió que en esa mesa de diálogo deberían estar incorporados “gente sensata, con compromiso de país, como Israel Salinas, Daniel Durón y Carlos H. Reyes; son nombres que se me vienen a la mente y son gente que considero quieren a Honduras, tienen su visión de las cosas y es interesante escucharlos para que juntos podamos sacar este país adelante”.

Del lado del régimen interino de Micheletti, también hay otros personajes, así como del resto de la ciudadanía y organizaciones sociales que le acuerpan. “El diálogo debe ser incluyente, porque cada una de las partes enfrentadas tiene sus ideas, sus principios y valores y merecen ser escuchadas y respetadas”, coincidieron.

Para ellos, las condiciones actuales del país son difíciles y las partes en conflicto deben mostrar su liderazgo y su capacidad de sacrificio por Honduras. Visualizan dos caminos para la actual crisis; la primera pasa por un diálogo incluyente y la segunda por la realización de las elecciones, las cuales sostienen que deben tener amplias garantías de transparencia y confiabilidad.

Para el obispo Pineda, el diálogo entre Zelaya y Micheletti, “ya empezó, yo me he encargado de llevar mensajes y siento disponibilidad en las partes, pero debo ser sincero, creo que ambos les falta perdonar, para poder iniciar la reconciliación. Por ahora lo que no se ha dado es un diálogo formal, de encontrarse en una mesa, eso no se ha dado aún, pero confío en que estamos en buen camino”.

No obstante, el religioso aceptó que si bien en privado, tanto Micheletti como Zelaya le dicen una cosa, en público, su comportamiento es otro y no está en “consonancia con lo que se me ha dicho”.

En este sentido, los panelistas sugirieron que esa fase de acercamiento para entablar un diálogo formal que propicie las negociaciones, debe ser acompañado de una estrategia común en donde los medios de comunicación no sean artífices directos de los hechos. “Si las cosas se ventilan en la prensa, ahí muere el diálogo porque en una primera fase de acercamiento, no siempre todo lo que se habla entre las partes, debe ser público”, coincidieron.

Para ellos, del lado de la resistencia por Zelaya, existen a lo interno muchos líderes y es muy probable que en público, por las presiones internas y externas, el depuesto Manuel Zelaya no se atreva a decir todo lo que siente y que prefiere manejar en confidencialidad para ayudar a un clima de diálogo más directo y efectivo.

Para Guillermo Pérez, tanto el depuesto presidente como el actual, deben tener en cuenta que el final de su período se acerca y “deben comenzar a preguntarse como quieren que se les recuerde en la historia, en especial en la coyuntura del país, donde la confrontación, la incitación a la violencia y el garrote, no son buenos consejeros”.

A su vez, el doctor, Enrique Aguilar, el pasado reciente ha alterado la estabilidad del país, “nos ha aleccionado y dejado sabias orientaciones, es tiempo de hablar de un diálogo real, no solo de palabra, sino que de un diálogo en donde la palabra se amarre con compromisos y conclusiones”.

Aguilar es del criterio que los hondureños son capaces de resolver sus conflictos internos y “no podemos seguir viéndonos como enemigos, debemos buscar un entendimiento”.

De acuerdo a los invitados al foro televisivo, ha llegado el momento de que Zelaya y Micheletti se encuentren a solas, se encierren en un cuarto, se saquen sus resquemores y comiencen a encontrar líneas de mutuo entendimiento, porque un diálogo bajo presión, de ambas partes, no es diálogo.

Exhortaron a las partes a comenzar a identificar sus comisiones técnicas, a bajar la provocación mutua y poner sobre la mesa de negociaciones, el “mejor brillo” por el país. La iglesia, dijo el obispo Pineda, acompañará el diálogo pero no interferirá en asuntos políticos ni jurídicos, “porque no es nuestra misión; lo único que haremos es acompañar”.

Para ello, sostienen que la propuesta de San José es un punto de partida como diálogo y no como acuerdo en sí, ya que en este momento se encuentra empantanada, pero ha sido y puede seguir siendo la base para llegar a la reconciliación nacional.

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