El defensor de los derechos humanos explicó que es normal tener un modelo o patrón para tomar una decisión, la que por lógica debe ser la misma frente a la cuestión fundamental o de fondo.
No obstante, agregó, que cuando se toman decisiones de acuerdo a otras razones o intereses de conveniencia personal o de grupos, incluidos los de países con intereses estratégicos a nivel internacional, la decisión puede ser contradictoria, según las circunstancias y oportunidades y es, entonces, que se habla de un doble estándar.
Como parte de ese doble estándar, Custodio mencionó al actual régimen de Nicaragua, al papel de la Organización de las Naciones Unidas y de otros gobernantes.
En el caso del régimen de Nicaragua, manifestó que no nos deja ni respirar cuando Honduras hace movimiento de tropas como parte de su programa de apresto militar, sin embargo, mantiene absoluto silencio frente a la política armamentista de Venezuela, que incluye armas de largo alcance que nos expone al peligro real de la mente belicosa y agresora de algún Hitler latino.
El silencio, en este caso, según el ombudsman hondureño, es un ejemplo más del doble estándar, de ese “aliado” temporal, de los que dicen ser la esperanza del pueblo hondureño.
Custodio mencionó que por lo visto, hasta ahora, una de las aspiraciones de ese “aliado” es extender su territorio más allá del paralelo 15, y que por eso mantiene bajo permanente acoso, saqueo y extorsión a la flota pesquera hondureña en esas aguas del atlántico.
Indicó que es todavía peor el hostigamiento inhumano a los pobres pescadores artesanales hondureños en nuestras aguas territoriales del golfo de Fonseca.
El titular del CONADEH también cuestionó a quienes dicen defender la democracia y el respeto a la soberanía de los pueblos, que dejaron sin voz al pueblo hondureño en el foro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Asamblea General de la Organización de los Naciones Unidas (ONU).
El colmo, según Custodio, fue que hicieran lo mismo en la propia Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, a petición del representante permanente del Hitler renacido en Latinoamérica, personaje que, al parecer, en su país solo autoriza la amigdalectomía por la vía rectal porque no permite abrir la boca a nadie que lo contradiga.
Contrario a lo que ocurre en otros países del continente, Custodio recomendó que en Honduras se debe mantener la puerta abierta para que vengan todos los que quieran venir, con visa o sin visa, en nombre de los derechos humanos y de otros nombres hasta inhumanos, en ridículas poses inquisitoriales, porque aquí hablamos con hechos y no solo con palabras.
El titular del CONADEH también se refirió a lo ocurrido el 14 de agosto del 2009 en las Islas Turcas y Caicos, ambas territorios de ultramar del Reino Unido.
Explicó que a raíz de una investigación que realizó al gobierno de las islas, el gobierno británico determinó que la corrupción en la administración era mucha y, en forma unilateral, disolvió a los poderes gobernantes y los sustituyó de hecho y por manu militari, por un gobernador interino, acabando así, de un solo pencazo, con un gobierno de más de treinta y tres años.
Custodio lamentó que a pesar de que la Carta de la Organización de Naciones Unidas ampara a los territorios de esta categoría, “no hemos sabido de ninguna discusión del caso en la Asamblea General de este organismo, ni del más mínimo interés de la solidaridad internacional.
El defensor de los derechos humanos admitió que por años sostuvo una oposición razonada en contra de la aplicación de la Doctrina Monroe, por parte de todos los gobiernos de los Estados Unidos de América, por la cual se encubría el intervencionismo con la fórmula de “América para los americanos”.
Recordó que esa doctrina, si así puede llamarse, fue la que permitió la ocupación de Honduras por tropas de los infantes de marina en 1924, antes de que los gobiernos de Latinoamérica suscribieran el tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), como parte de la guerra fría.
Agregó, que luego, con ese TIAR, en 1954 tuvo lugar la intervención encubierta en Guatemala, históricamente confirmada veinte años después en el libro “La fruta amarga” de Stephen Kinzer y Stephen Schlesinger.
“Con TIAR y sin TIAR uno puede ser consecuente o no serlo frente al intervencionismo, pero ahora algunos se pliegan al mismo, implorando la Doctrina Monroe, porque así conviene a sus intereses oportunistas, lo cual es también un doble estándar”, cuestionó.
“Los barriles de doble fondo están en otros lados, pero el doble estándar los privilegia con su silencio cómplice, allá ellos y sus conciencias, si las tienen”, dijo en tono irónico el defensor de los derechos humanos.







