La declaración también condena lo que califica como los ataques políticos contra los científicos que han advertido sobre las consecuencias para la humanidad del calentamiento global y el cambio climático.
Muchos de esos ataques, añaden, han sido impulsados por «intereses especiales o el dogma y no por un esfuerzo honesto por proporcionar una teoría alterna que satisfaga la evidencia que vemos a nuestra alrededor».
Los científicos indican que esa evidencia demuestra que la temperatura del planeta está aumentando debido a la mayor concentración de gases invernadero en la atmósfera.
La mayor parte de la concentración de esos gases en el último siglo se debe a las actividades humanas y el calentamiento del planeta está provocando complejos cambios climáticos que afectan a la población y a su ambiente, según indican.
Los científicos aludieron a la persecución de presuntos comunistas en el decenio de 1950 en Estados Unidos al pedir que se ponga fin a las amenazas de juicios contra «nuestros colegas basados en presunciones y culpabilidad por asociación, el acoso de los científicos por parte de políticos que buscan distracciones para no tomar medidas y las mentiras que se difunden sobre ellos».
La declaración termina señalando que en estos momentos la sociedad tiene dos opciones: «hacemos caso omiso de la ciencia, escondemos la cabeza en la arena y esperamos tener suerte…o actuamos en bien del interés público para reducir la amenaza del cambio climático de manera rápida y sustancial».