Junto a su hermano Guillermo, asesinado en diciembre de 1986 por sicarios del narcotráfico, dirigió el matutino por varios años y fue gerente general y de circulación.
Mantuvo por años una columna que publicaba intermitentemente sobre asuntos económicos, culturales y deportivos, recordaron hoy sus colegas.
Alfonso Cano Isaza fue uno de los últimos miembros de la familia Cano que mantuvo participación de acciones cuando el diario fue vendido hace poco más de una década.
El Espectador, que fue atacado en 1989 con un carro-bomba que destruyó gran parte de sus instalaciones, tiene más de 120 años de existencia.