Washington – El presidente estadounidense, Donald Trump, se asoma este fin de semana al final de su juicio político, cuyo resultado promete envalentonarle de cara a las elecciones de noviembre y atarle todavía más a un Partido Republicano que ha aparcado por completo sus dudas sobre el mandatario.
Con la comparecencia de testigos como el exasesor presidencial John Bolton descartada en una ajustada votación el viernes, no se esperan nuevos baches que impidan que, en otro voto en el Senado el próximo miércoles, Trump quede absuelto de los dos cargos que enfrenta por sus presiones a Ucrania.
UN JUICIO POLÍTICO EXPRÉS
Consciente de que solo un milagro podría hacer que una veintena de republicanos cambien de bando y den a los demócratas la mayoría de dos tercios que necesitan para destituirle, Trump confía en que el resultado del «impeachment» refuerce sus opciones de reelección, en un país aún más polarizado que al inicio del proceso.
«¡Los números de Trump en las encuestas son los más altos desde su elección, a pesar de las constantes farsas y cazas de brujas (de los demócratas)!», escribió Trump este sábado en Twitter.
El mandatario se refería a la media de encuestas que elabora la web RealClearPolitics, que esta semana reflejó su popularidad entre el 45 % de los estadounidenses, la proporción más alta desde febrero de 2017, al comienzo de su Presidencia, aunque no desde su elección.
Trump tiene razones para cantar victoria: el que se cerrará el miércoles será un juicio político exprés, tres semanas más corto que el que protagonizó en 1999 el entonces presidente Bill Clinton, y el primero de los quince celebrados en la historia de EE.UU. que no ha incluido la convocatoria de testigos o documentos en el Senado.
Es, ante todo, una prueba del control de Trump sobre su partido y un reflejo de la evolución de los republicanos, que al comienzo de su Presidencia le veían mayoritariamente con recelo y que ahora cierran filas prácticamente sin fisuras en torno al presidente.
«Si quedaba alguna duda de que el Partido Republicano se ha convertido en el partido del señor Trump, se ha disipado casi del todo durante el juicio político», escribió este sábado el editor en Washington del diario The Wall Street Journal, Gerald Seib.
La inminente absolución de Trump supondrá además un visto bueno a los pasos que ha dado para absorber poder a la rama legislativa: primero, con la aparente retención por motivos políticos de la ayuda a Ucrania que aprobó el Congreso; y luego, al negarse a entregar documentos a la Cámara Baja, que tiene potestad para exigirlos.
SIN PRECEDENTES
Después de la exposición de los alegatos finales el lunes y su discurso sobre el Estado de la Unión el martes, Trump podrá respirar finalmente tranquilo el miércoles por la tarde, cuando el Senado votará finalmente para, a todas luces, absolverle de los cargos de abuso de poder y obstrucción de justicia.
Trump se convertirá entonces en el primer presidente de la historia moderna de Estados Unidos que se presenta a unas elecciones después de haber sido imputado políticamente.
De los otros dos mandatarios estadounidenses absueltos por el Senado, Clinton superó su juicio político ya en su segundo mandato, sin posibilidad de reelección; mientras que Andrew Johnson (1865-1869), salió tan debilitado del proceso que no logró que su partido confiara en él para nominarle a un segundo mandato.
Es improbable que Trump sufra el mismo destino que Johnson: el mismo Partido Republicano que en 2016 debatía inquieto sobre cómo detener el ascenso del magnate ha decidido, cuatro años después, que le interesa atarse a un mandatario popular en muchos distritos conservadores.
«UN ASTERISCO PERMANENTE»
El mayor trabajo de reflexión tendrá que hacerlo la oposición demócrata, cuya líder en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, se negó durante muchos meses a iniciar un juicio político contra Trump por considerar que la imposibilidad de llegar a la mayoría de dos tercios en el Senado dejaría mal parado a su partido.
Pero la revelación de que Trump retuvo ayuda militar mientras presionaba a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en 2020, el ex vicepresidente Joe Biden, llevó a muchos demócratas a argumentar que dejar pasar semejante abuso de poder sentaría un mal precedente en la democracia estadounidense.
Y ahora, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, argumenta que la absolución de Trump no será tal, porque el proceso de destitución exprés no ha sido creíble.
«Si no hay testigos ni documentos en este juicio, habrá un asterisco permanente al lado de la absolución del presidente Trump. (…) Su absolución no tendrá valor», dijo Schumer este viernes.