Washington – Estados Unidos conmemoró hoy el 70 aniversario del ataque sorpresa japonés contra la base de Pearl Habor, que motivó la entrada de este país en la Segunda Guerra Mundial.
En un mensaje con motivo de la conmemoración, el jefe del Pentágono, Leon Panetta, dijo que los sobrevivientes de aquel ataque «representan lo mejor de nuestra nación».
El 7 de diciembre de 1941 los aviones japoneses que operaban desde una flota bombardearon y ametrallaron la estación naval y militar de EE.UU. en Hawaii, en un ataque que dejó más de 3.500 estadounidenses muertos.
El entonces presidente Franklin D. Roosevelt, quien calificó el suceso como «una fecha que pervivirá en la infamia», pidió al Congreso la declaración de guerra contra Japón, la cual obtuvo, lo que a su vez desencadenó las declaraciones de guerra contra EE.UU. de Alemania e Italia, aliados de Japón.
El martes, el presidente Barack Obama firmó una proclamación que designa la fecha como Día Nacional de Recuerdo de Pearl Harbor, e instó a todos los estadounidenses a izar la bandera a media asta en memoria de los muertos.
La tenacidad de los entonces soldados de EE.UU. «ayudó a definir la generación más grandiosa de nuestra historia y su valor fortificó a todos los que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial», añadió el mensaje presidencial.
«Como nación, observamos el 7 de diciembre de 1941 para recibir fortaleza del ejemplo dado por aquellos patriotas y para honrar a todos los que se han sacrificado por nuestras libertades», dijo el presidente Obama.
Por su parte, Panetta declaró: «Nuestros enemigos creyeron que ese ataque repentino y premeditado debilitaría a Estados Unidos. En cambio lo fortaleció. Ese día realmente despertó a un gigante dormido».
Unos 416.000 militares y unos 1.700 estadounidenses (el 0,32 % de la población) murieron en los cuatro años siguientes que concluyeron con la rendición de Japón después que Estados Unidos lanzara dos bombas nucleares sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Japón perdió más de 2,1 millones de soldados y casi un millón de civiles murieron durante la guerra.
Sobreviven todavía unos tres mil veteranos estadounidenses de Pearl Harbor, la mayoría octogenarios y nonagenarios a quienes Panetta agradeció «sus sacrificios, su celo ilimitado para garantizar que (…) hijos y nietos brinden una vida mejor a la generación siguiente».
Desde el pleno del Senado, el senador demócrata de Hawaii Daniel Inouye, que de joven fue testigo de los ataques y perdió su brazo derecho al combatir en la Segunda Guerra Mundial, pidió a sus colegas que jamás olviden los sucesos de la fatídica fecha del 7 de diciembre.
En Hawaii, alrededor de cinco mil personas vitorearon a poco más de un centenar de sobrevivientes que participaron en la ceremonia en Pearl Harbor, quienes se pusieron de pie -algunos con dificultad- para agradecer el baño de multitudes.
Con el paso de los años, sin embargo, cada vez son menos los veteranos de guerra que participan en las ceremonias, ya que muchos han fallecido, padecen enfermedades o su avanzada edad les impide desplazarse hasta Hawaii.
De hecho, la Asociación de Sobrevivientes de Pearl Harbor ha decidido disolverse, ya que muchos de sus miembros no están en condiciones para hacer el trayecto anual.
Otras celebraciones, como la que se realiza anualmente en Phoenix (Arizona) por el hundimiento del buque USS Arizona-, tampoco atraen al número de turistas y sobrevivientes de años anteriores.
Cada año se realiza una conmemoración similar desde un sitio donde se avista el acorazado «Arizona», semihundido bajo el ataque japonés que mató a 1.177 de sus tripulantes. Los restos del acorazado forman un monumento nacional visitado por miles de personas.
Al otro lado de la isla Ford se encuentra otro monumento nacional en los restos del acorazado «Utah», hundido por torpedos durante la incursión japonesa en una mañana dominical. De los doce buques de guerra perdidos por EE.UU. en esa jornada sólo perduran los restos oxidados del «Arizona» y el «Utah».
En la ceremonia de hoy el destructor «Chung Hoon», equipado con misiles guiados, dio con su silbato la señal que inició un minuto de silencio a la hora 07.55 (15.55 GMT), la misma en la cual comenzó el ataque de Japón.
El 7 de diciembre de 1941 los aviones japoneses que operaban desde una flota bombardearon y ametrallaron la estación naval y militar de EE.UU. en Hawaii, en un ataque que dejó más de 3.500 estadounidenses muertos.
El entonces presidente Franklin D. Roosevelt, quien calificó el suceso como «una fecha que pervivirá en la infamia», pidió al Congreso la declaración de guerra contra Japón, la cual obtuvo, lo que a su vez desencadenó las declaraciones de guerra contra EE.UU. de Alemania e Italia, aliados de Japón.
El martes, el presidente Barack Obama firmó una proclamación que designa la fecha como Día Nacional de Recuerdo de Pearl Harbor, e instó a todos los estadounidenses a izar la bandera a media asta en memoria de los muertos.
La tenacidad de los entonces soldados de EE.UU. «ayudó a definir la generación más grandiosa de nuestra historia y su valor fortificó a todos los que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial», añadió el mensaje presidencial.
«Como nación, observamos el 7 de diciembre de 1941 para recibir fortaleza del ejemplo dado por aquellos patriotas y para honrar a todos los que se han sacrificado por nuestras libertades», dijo el presidente Obama.
Por su parte, Panetta declaró: «Nuestros enemigos creyeron que ese ataque repentino y premeditado debilitaría a Estados Unidos. En cambio lo fortaleció. Ese día realmente despertó a un gigante dormido».
Unos 416.000 militares y unos 1.700 estadounidenses (el 0,32 % de la población) murieron en los cuatro años siguientes que concluyeron con la rendición de Japón después que Estados Unidos lanzara dos bombas nucleares sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Japón perdió más de 2,1 millones de soldados y casi un millón de civiles murieron durante la guerra.
Sobreviven todavía unos tres mil veteranos estadounidenses de Pearl Harbor, la mayoría octogenarios y nonagenarios a quienes Panetta agradeció «sus sacrificios, su celo ilimitado para garantizar que (…) hijos y nietos brinden una vida mejor a la generación siguiente».
Desde el pleno del Senado, el senador demócrata de Hawaii Daniel Inouye, que de joven fue testigo de los ataques y perdió su brazo derecho al combatir en la Segunda Guerra Mundial, pidió a sus colegas que jamás olviden los sucesos de la fatídica fecha del 7 de diciembre.
En Hawaii, alrededor de cinco mil personas vitorearon a poco más de un centenar de sobrevivientes que participaron en la ceremonia en Pearl Harbor, quienes se pusieron de pie -algunos con dificultad- para agradecer el baño de multitudes.
Con el paso de los años, sin embargo, cada vez son menos los veteranos de guerra que participan en las ceremonias, ya que muchos han fallecido, padecen enfermedades o su avanzada edad les impide desplazarse hasta Hawaii.
De hecho, la Asociación de Sobrevivientes de Pearl Harbor ha decidido disolverse, ya que muchos de sus miembros no están en condiciones para hacer el trayecto anual.
Otras celebraciones, como la que se realiza anualmente en Phoenix (Arizona) por el hundimiento del buque USS Arizona-, tampoco atraen al número de turistas y sobrevivientes de años anteriores.
Cada año se realiza una conmemoración similar desde un sitio donde se avista el acorazado «Arizona», semihundido bajo el ataque japonés que mató a 1.177 de sus tripulantes. Los restos del acorazado forman un monumento nacional visitado por miles de personas.
Al otro lado de la isla Ford se encuentra otro monumento nacional en los restos del acorazado «Utah», hundido por torpedos durante la incursión japonesa en una mañana dominical. De los doce buques de guerra perdidos por EE.UU. en esa jornada sólo perduran los restos oxidados del «Arizona» y el «Utah».
En la ceremonia de hoy el destructor «Chung Hoon», equipado con misiles guiados, dio con su silbato la señal que inició un minuto de silencio a la hora 07.55 (15.55 GMT), la misma en la cual comenzó el ataque de Japón.