Proceso Digitalofrece a sus lectores parte de estas tradiciones recogidas en el documento “Estudio Introductorio para el conocimiento de los nueve Pueblos Indígenas y Negros de Honduras” autoría del especialista en asuntos indígenas, Carlos Palacios Barahona y que se complementan con otros igualmente ricos y profundos.
Honduras es uno de los países de América con mayor riqueza de pueblos éticamente diferenciados, nueve en total. Ancestralmente todos han sido olvidados por las autoridades y han sobrevivido en medio de la marginalidad y la desesperanza.
Los lencas que habitan en la región occidental de Honduras son un símbolo de lucha y sobrevivencia. En el camino han dejado su lengua que ahora se intenta rescatar. Ellos conservan sus tradiciones:
Los Lencas y sus rutas llenas de tradición, añoranzas y coloridocultural
“Hacer una excursión por la ruta lenca es la mejor forma de adentrarse en uno de los territorios más espectaculares de América Central” narra uno de los tantos epítetos que invitan a descubrir la comunidad “lenca” de Honduras.
Y es que la ruta lenca es una de las ferias más predominantes en la región donde se exhiben, promueven y rescatan todas las tradiciones y culturas vivas de los indígenas a través de la manufactura artesanal y las expresiones propias de ellos mismos.
Ahí se congregan durante 3 días más de 150 artesanos que trabajan con materiales de barro, cuero, madera, fibra, tallado en piedra, gastronomía y tejidos para exponer sus productos, presentación de grupos hondureños de danza, canto, teatro y otras expresiones artísticas. Pero no es sino sus rasgos arcaicos y sus vistosos trajes, confeccionados en manta común con intrínsecos diseños multicolores de la habilidad nata de sus bordadoras, los que transmiten y consagran los motivos de mantener con arraigo su tradición. Los niños y las niñas ayudan en la creación de los mismos como parte de las costumbres del clan familiar.
Esta ceremonia se acompaña de la “chica” y el “chilate” tradicional y es común en zonas como Yamaranguila e Intibucá, Ojojona y Lepaterique, Chinda e Ilama. “La compostura”, por su parte, refleja ritos a la madre tierra, al maíz común, la construcción de una casa, al barrial, en el que un rezador agradece a los dioses y los santos por lo que se ha obtenido o se obtendrá en sus tierras. Sus demás muestras de historia y de cultura se pueden observar en la fabricación a mano de comales, vasijas, cántaros, matates, tinas, ollas, muchas de las cuales han adquirido hoy en día poder adquisitivo en otras regiones del mundo, gracias a su excelente técnica de brillo a mano. |
Los Nahua, detrás de una cultura viviente
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