Tegucigalpa – La extorsión muta y cambia sus formas de operación en Honduras. Para el caso, el transporte -uno de los rubros más afectados- tiene que lidiar con varios flancos que usan estas redes criminales para incrementar “la cuota” por dejarlos operar.
– El rubro sigue de rodillas ante los grupos extorsionistas. Se estima que el rubro paga 20 millones de lempiras mensuales a distintos grupos delictivos.
Los constantes ataques del crimen, que generalmente concluyen en asesinatos de trabajadores del transporte, así como el daño a unidades y cotidianos atracos forman parte del abanico que los abate a los ruleteros, usuarios y empresarios.
Sendas fuerzas de seguridad en el transporte se han instalado para vigilar rutas urbanas e interurbanas, las que tienen un efecto disuasivo mientras duran las mismas, pero que no son sostenibles en el transcurso de los días.
En 2015 el Congreso Nacional aprobó la Ley del Transporte y se publicó en La Gaceta en marzo de 2016. El nuevo estamento legal se hizo con el afán de ordenar el rubro y poner nuevas medidas para eliminar el cobro de extorsión, sin embargo la normativa aún no entra en vigencia. A la par, las muertes violentas en este sector no se detienen.
El dirigente del transporte público en la zona norte, Jhonny Ortiz, aseguró que este rubro paga mensualmente 20 millones de lempiras en extorsión a grupos del crimen organizado.
Detalló que en 2018 al menos 100 personas vinculadas al gremio del transporte perdieron la vida, mientras que el año anterior alrededor de 130 fueron asesinados.
“No queremos que suceda lo mismo en 2020 aunque van ocho víctimas en los primeros días del año”, reclamó Ortiz.
Casi a diario, los empleados del transporte paralizan labores en algún lugar del país en demanda a mejores condiciones de seguridad y el fin a la extorsión.
“Rifas” y “carwash”
El empresario del transporte público, Jorge Lanza, lamentó que la situación de inseguridad que los abate cada vez es mayor y no existen visos de solución por parte de las autoridades. Los extorsionistas se inventan nuevos métodos de recolección de “renta”.
“No hay autoridad que pueda detener esto”, dijo Lanza.
Ejemplificó que la ruta Tiloarque-La Sosa se paralizó en las últimas horas exigiendo respuestas a la problemática que los mantiene de rodillas ante las organizaciones criminales que cobran extorsión.
Relató que los trabajadores del rubro que cubren esta ruta están atemorizados ante las constantes amenazas del crimen.
“Tomamos la determinación que no salieran a laborar hoy (martes), pero para mañana se está tratando retomar las labores bajo la vigilancia de los cuerpos de seguridad del Estado”, expresó.
Lanza dijo que “no soportamos seguir pagando más extorsiones, es la verdad no podemos erogar un cinco más, los buses o unidades de transporte no dan para más. Creo que en este asunto debemos unirnos todos porque no solo se trata del transporte, aquí también es la gente que vende en negocios pequeños, tortillas, chicleras, mercaditos, truchas… todo mundo paga aquí ese mal llamado impuesto de guerra que no soportamos más”.
Enfatizó que “no podemos seguir entregando el dinero que nos cuesta tanto”.
El dirigente del transporte denunció que los grupos criminales utilizan como fachada una rifa que llegan a vender a las terminales del transporte y que nunca se realiza. “Nos llegan a vender una rifa a las terminales que vale 400 lempiras y nadie se la gana y el carwash que se han inventado quieren también 700 lempiras más de incremento y 700 más por el pago de extorsión normal, esto es imposible ya nosotros no tenemos la capacidad de poder seguir estas exigencias”.
Consultado sobre la implementación de la nueva Ley de Transporte, Lanza apuntó que “seguimos con nuestro proyecto, tenemos más de 200 unidades con todos los sistemas, solo faltan el prepago, de ahí todo lo demás: cámaras, GPS y botones de pánico ya están instalados. Vamos con un avance del 95 por ciento para poder ser ejecutado”.
Proceso Digital salió a consultar el pulso de los usuarios del transporte, quienes lamentan la falta de voluntad de las autoridades para resolver la inseguridad en el rubro.
Varios asaltos
El usuario del transporte Luis Francisco Palada Palacios, de oficio sastre y residente en la aldea de San Juancito en el municipio del Distrito Central, contó que ha sufrido varios asaltos en el bus que debe tomar para salir de su aldea hacia la ciudad y aldeas cercanas.
“Está crítico, a veces se suben a asaltar… me han quitado celulares, dinero y todo”, narró.
Confió que apenas en diciembre del año recién finalizado fue asaltado en la ruta que conduce de Tegucigalpa hacia la aldea San Juancito.
“Recomiendo que pongan más seguridad porque uno apenas consigue el dinero para pasar en la vida”, acentuó.
“No hay seguridad”
De su parte, la usuaria de taxi, Yanina Romero, destacó que no existe seguridad en las unidades de transporte, ni en las estaciones para abordar una unidad.
Confesó que es más usuaria de taxi que de bus, pero en ambos medios de transporte no se siente segura.
“La verdad es que no hay seguridad, uno siempre va con el temor que puedan hacer cualquier cosa”.
Subrayó que nunca ha sentido la presencia de las autoridades en las unidades de transporte.
“Uno siempre siente temor, de repente los taxis recogen personas en la calle y uno no sabe qué puede pasar”, externó.
“Antes había militares”
De su lado, la señora Reyna Aparicio relató que en el pasado podía observar militares en las unidades de transporte, algo que es difícil en la actualidad y hasta considerado un golpe de suerte.
Señaló que ha sido testigo de varios asaltos y que ha sentido benevolencia hacia su persona por ser de la tercera edad.
Sin embargo, como usuaria del transporte ha atestiguado varios hechos delictivos.
Al respectó criticó el anuncio de las autoridades policiales de acompañar a los usuarios en las unidades del transporte, algo que según ella solo observó en el pasado.
“Matan gente”
De su parte, Roberto Figueroa, un comerciante capitalino, manifestó que en las unidades de transporte matan gente.
En ese sentido, refirió que solo Dios es quien puede quitar la vida y lamentó esta realidad que se vive en Honduras.
Insistió que las autoridades militares deben acompañar a los usuarios del transporte público porque son los más necesitados y los más golpeados por la ola de violencia.
“Si no hay acompañamiento va a seguir lo mismo, matan gente, roban y es lo mismo”, reseñó.
“En sus barbas”
Finalmente, la usuaria que se identificó únicamente cono Ana, contó que en las unidades de transporte asaltan “en sus barbas”, refiriéndose a la presencia policial.
“Cuando menos se acuerdo, salen a la carrera y lo dejan desvalijado”, expresó al tiempo que resumió que la Policía y los militares acompañan durante cuatros días y luego no se les vuelve a ver en las unidades de transporte.
“En las barbas de ellos los asaltan a uno”, reiteró y consideró que tanto el bus como el taxi público son de alta peligrosidad.
Finalmente clamó por el cumplimiento de la presencia policial y militar en las unidades del transporte, como se anunció en el pasado.
Mujeres también asaltan
Ondina Pastrana, enfermera, resaltó que el transporte público se usa por necesidad y aunque se haga el esfuerzo por pagar un taxi colectivo o directo no se está seguro ya que hasta las mujeres asaltan.
“Yo no me subo a un taxi, si no van solo mujeres y a veces incluso nos han asaltado propias mujeres”, reveló.
Consideró que toda la ola de violencia obedece a la pérdida de valores en la sociedad hondureña.
En ese sentido, expuso que solo queda encomendarse a Dios a la hora de abordar una unidad de transporte.
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