Tegucigalpa – La ENEE ha sido oficialmente intervenida y las autoridades siguen buscando una salida a la crisis de la estatal energética. En medio de ello, la permanente pospuesta de inicio de operaciones de la represa del Patuca III es la de nunca acabar y simboliza una parálisis que mantiene en vilo a las diferentes administraciones públicas y al sector privado que teme un retorno a los fatídicos apagones del pasado.
-Reforma del sector eléctrico avanza a paso lento.
El proyecto hidroeléctrico ha sido un símbolo de que cuando el Estado emprende una obra, usualmente sale más cara de lo normal y su tiempo de ejecución se prolonga más allá de lo programado.
Inicialmente su costo se estimó en 300 millones de dólares, pero a la fecha lleva casi los 500 millones de dólares y ni siquiera ha concluido la etapa del llenado de la presa, lo cual hace imposible saber cuándo comenzará su operación comercial, ya que sin el agua no se pueden hacer las pruebas y ajustes de las compuertas y la maquinaria.
El espejo de agua de la represa será de unos 24 kilómetros, han indicado los funcionarios de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), pero los retrasos de las obras de ingeniería y un paupérrimo régimen de lluvias el 2019 impidieron que Patuca III finalmente comience a operar.
falta de agua impidió el llenado de la represa y con ello posponer de nuevo el debut del proyecto. Leonardo Deras, el hasta hace unas horas gerente de la ENEE, confirmó que la
El espejo de agua tiene la capacidad de almacenar hasta 383 millones de metros cúbicos de agua y de acuerdo a Deras a finales de noviembre se contaba con apenas 17 millones de metros cúbicos.
Ello impide que los responsables puedan hacer las pruebas de las compuertas y de las dos turbinas con las que está equipada la obra, cada una capaz de generar 52 megawatts, para un total de 104 megawatts que se espera se agreguen al sistema.
Ello solventaría el problema de suministro de electricidad para Olancho y otras zonas de la región oriental del país.
Ahora las autoridades esperan que el invierno de mayo del 2020 permita un régimen de lluvias intenso que permita llenar el embalse y a partir de ahí hacer las pruebas que permitan el inicio de operaciones con más de un año de retraso, ya que estaba previsto para septiembre-octubre del 2018.
A los problemas de la obra física, se agregaron a Patuca III los administrativos, tomas de instalaciones de parte de personas que fueron afectadas y que reclamaron pago de indemnizaciones, la concesión del campamento de obras a una empresa propiedad de los integrantes del narcogrupo “Los Cachiros”, entre otros.
Lenta recuperación
Mientras la recuperación del sector eléctrico del país se realiza de manera lenta y los funcionarios admiten que debido a lo complejo no pueden avanzar más rápido, aunque la última acción de intervenirla directamente genera otro escenario.
Pérdidas eléctricas que superan el 30 por ciento de generación, las más altas de Centroamérica, una envejecida red de transmisión y distribución, contratos con proveedores de energía cuyos precios superan al estándar promedio de la región y un sistema regulador no solidificado, son algunos de los problemas que buscan resolverse desde hace años por diferentes administraciones, pero que no han logrado éxitos.
Debido a ello, el gobierno e busca “medidas drásticas”, entre ellas una intervención de la ENEE, según adelantó la ministra de Finanzas, Rocío Tábora, antes de que el Consejo de Ministros tomara la decisión.
La legalidad a la intervención de la deficitaria empresa estatal debe publicarse en el diario La Gaceta, una vez que ya pasó por la aprobación del Consejo de Ministros
Organizar el sector eléctrico y rescatar financieramente a la ENEE es uno de los puntos centrales del acuerdo que el gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las deudas de la ENEE superan los 60 mil millones de lempiras y acumula pagos a generadores que han obligado al gobierno pedir al Congreso Nacional la aprobación de colocar bonos en los mercados externos para hacer frente a los compromisos financieros.
Otro de los retos en la empresa eléctrica es terminar sus estados financieros, claves para segregar a la estatal en tres compañías, la Empresa de Generación y Comercialización de Electricidad (EGECO), la Empresa Eléctrica de Transmisión y Operación (EMETO) y la Empresa de Comercialización y Distribución de Electricidad (EDCO).
A lo anterior hay que agregar al Operador del Sistema.
Fantasma de los apagones
En general, el sector eléctrico en Honduras enfrenta serios desafíos para lograr su rescate y lo más preocupante es que según el sector privado y algunos analistas, se corre el riesgo que para el próximo año resurja el fantasma de 1994 con los temibles apagones.
El Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), por medio de su presidente Juan Carlos Sikaffy, advirtió que debido a la falta de pago a los generadores privados y la no aprobación en el Congreso Nacional de 230 megavatios licitados, los apagones serán inevitables en 2020.
Sin embargo, fuentes de la comisión de energía I del Congreso Nacional han asegurado que el contrato si será aprobado. La seguridad jurídica también es tema relacionado a las decisiones que se tomen en el incierto sector energético.