Karen Atala con la mirada puesta en los Juegos Panamericanos de Toronto

Tegucigalpa- En el kilómetro 6 de la carretera que de Tegucigalpa conduce al pintoresco municipio de Valle de Ángeles, se encuentra el establo La Herradura, donde se forjan los mejores jinetes de la hípica en Honduras.
 

Hasta ese lugar nos trasladamos para poder dialogar con Karen Atala, una de las máximas exponentes de la equitación hondureña, que tiene en su residencia una vitrina llena de trofeos que ha obtenido en diferentes torneos nacionales e internacionales.


La cita estaba para las 9:00 de la mañana y ambos fuimos puntuales. Karen vestía los atuendos necesarios para la práctica de la equitación y es que se aprestaba a realizar las tres horas de entrenamiento que lleva a cabo diariamente.


Karen, madre de cuatro hijos, le confió a Proceso Digital que entrena con mucho entusiasmo porque aún le falta conquistar el deporte hípico a nivel internacional y su objetivo apunta a los próximos Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá. «No quiero ser solo Karen Atala en Honduras, sino que ser algo internacionalmente», dice.


El apellido Atala de inmediato presenta a Karen como parte de la dinastía de los dirigentes del equipo Motagua y aunque ella misma asegura que no está muy ligada al club, acepta que nació para “sufrir” al igual que sus hermanos y primos. “La verdad que nos gusta sufrir, ja, ja, ja…somos masoquistas”, expresa.


En el tiempo que pudimos compartir, Karen mostró la humildad que la caracteriza y nos presentó al caballo Gunni, su amigo inseparable en las pistas de competencia y con quien llevan seis años de conformar un binomio casi perfecto.

¿Por qué la equitación?

Desde chiquita me apasionaban los caballos. Si íbamos por la carretera y mirábamos un caballo me volvía loca, cortaba los caballos que salían en las revistas, hasta que mis padrinos Miguel y Vera Facussé me regalaron de navidad un caballo y me lo fueron a dejar al jardín de mi casa, ja, ja, ja, y yo no sabía montar por lo que siempre me tiraba. Entonces mi papá (Pedro Atala Simón Q.D. D. G) se lo llevó para Comayagua y después empecé clases de equitación cuando tenía 7 años.

¿Qué le dijo su padre en ese momento?

No le gustaba mucho la equitación y me decía: por qué mejor no nadás si allí está la piscina, es más fácil y solo necesitás un traje de baño, no ves que los caballos son más complicados. Pero fue algo que me apasionó toda la vida y gracias a Dios me casé con un hombre que también le gusta los caballos y me ha apoyado en el deporte.

¿Desde qué año podemos decir que Karen Atala practica profesionalmente la equitación?

Desde los 7 años y voy a cumplir 47, así que ya van a ser 40 años, wow.

¿Cuánto tiempo le dedica al deporte hípico?

Todas las mañanas monto entre dos y tres caballos diarios, entonces sí unas tres horas al día de equitación.

¿Cómo hace para combinar el deporte con su labor de madre?

Hay que balancear todo en la vida. En las mañanas despido a mis hijos, se van a la escuela, me vengo a montar. En las tardes, dos de mis cuatro hijos hacen equitación, entonces es lindo poder compartir con ellos el amor a los caballos y al deporte. A mis otros dos hijos también los he apoyado porque han jugado baloncesto y fútbol.

Muchos atletas hondureños han pasado por esta disciplina y se han ido, pero Karen Atala se mantiene…

Sí, ya como que tengo días en esto.

¿Tiene todavía el gusanito de la equitación en sus venas para seguir en competencias?

Bastante, cada día quiero ser algo más. No quiero ser solo Karen Atala en Honduras, sino que ser algo internacionalmente. Por balancear la vida de familia y del deporte no he podido salir internacionalmente, quiero ir a competir en Estados Unidos.

O sea que…¿Hay Karen Atala para muchos años en la equitación?

Eso es lo lindo de este deporte, porque lo podés hacer toda la vida, no hay restricciones de edad, pues hay gente que compite en las olimpiadas de 72 años, eso es lo bueno de este deporte.

Entonces, ¿hasta cuándo vamos a ver a Karen Atala en un caballo compitiendo por Honduras?

Hasta que no me quiebre ninguno, ja, ja, ja.

¿Qué se necesita para practicar este deporte?

La voluntad, venir y si le tienes temor al caballo, pues poco a poco vas conociendo que son animales nobles, que ellos te miden, te ven, pero hay que demostrarles que tienes el valor de enfrentarles y decirles quién manda y luego ellos saben que si te hacen caso les va bien.

¿Hay una relación caballo-jinete?

Es un binomio, un equipo entre el jinete y el caballo. Tienes que hacer una buen binomio, pues hay caballos que no son para todo el mundo y jinetes que no son para todos los caballos, entonces tienes que encontrar es binomio perfecto.

¿Desde cuándo tiene su caballo?

Lo tengo desde hace seis años y a mi caballo le decimos Gunni.

¿Cuándo fue su primera competencia de equitación?

Mi primera competencia fue en el establo El Molino, éramos tres jinetes y yo competí en el caballo Franco y fue allí donde gané mi primera competencia.

¿A quién le dedicó ese primer triunfo?

Estaba chiquita y puedo decir que se lo dediqué a mi familia.

¿Qué siente cuando gana una competencia?

Mucha emoción, porque es el fruto de mucho sacrificio, mucha entrega, disciplina, entonces sientes satisfacción, pero siempre quieres más. A veces ganas y no te fue bien, y no estás contento si sabes que no hiciste un buen papel, pero ganaste porque los demás eran menos que tú, entonces tienes que esforzarte para ser mejor, porque si compites en el exterior tu primer lugar de Honduras no sirve a nivel internacional, entonces tienes que esforzarte para ser mejor.

¿Y cuando se gana a nivel internacional qué se siente?

Eso si llena mucho más.

¿Y escuchar el Himno Nacional?

Ufff, esa es una emoción bella, te vuelves muy patriótico.

¿Cuántos trofeos tiene en sus vitrinas?

Están en un mueble que ya no caben, una empleada me dice: ya no traiga más, ya no caben. Pero están los míos y los de mis hijos.

¿Lloró en alguna competencia?

Siempre, hay muchas emociones. En un Panamericano entré a la pista, hice una súper pista y salí muerta en llanto de la emoción.

¿Quiénes de sus hijos le siguen los pasos?

Michelle que tiene 20 años, pero está estudiando fuera del país y Pedro José que tiene 13 años y está montando súper bien, actualmente está en la categoría infantil, es el ganador este año del ranking nacional y el otro año quiere entrar a hacer prueba completa para poder ir al Centroamericano y el Caribe.

¿Usted tiene la debida comunicación con Gunni?

Si, con el caballo hay que tener comunicación, hablarle con las manos, las piernas y el acento.

Muchos dicen que este es un deporte de élite, ¿qué se podría hacer para quitarle ese estigma que tiene?

La verdad que aquí (en el establo La Herradura) todos mi caballerangos, todos los muchachos que trabajan con nosotros les damos clases de equitación, ellos montan, ellos saben cuidar los caballos. Varios que han sido caballerangos ahora son entrenadores en otros lados, tienen sus propios jinetes, han salido a competir fuera, se le está dando el apoyo a la gente que trabaja con nosotros para poder sobresalir en el deporte.

¿Una persona de escasos recursos puede participar en un evento internacional representando a Honduras?

Si, ya lo han hecho y con apoyo nuestro, y han hecho muy buenos papeles. Actualmente Santiago Ramos que fue un caballerango de aquí de La Herradura se fue a trabajar como entrenador, lo apoyamos para ir al Centroamericano de Costa Rica, terminó la prueba completa con cero faltas en la prueba de cross. Hizo un súper papel y es una persona de bajos recursos que se ha apoyado para que pueda estar en el deporte.

¿Es caro este deporte?

Unas bicicletas de carreras cuestan lo mismo que un caballo, o sea, todos los deportes son caros si los quieres hacer bien.

¿Y el cuidado de los caballos?

Es un mantenimiento normal, hay que pagarle la comida, la cuadra, el concentrado, pero tienes muchas satisfacciones.

¿Se siente realizada en este deporte?

Si, pero quiero llegar a ser un poco más. Soy Karen Atala en Honduras, pero internacionalmente quiero ser más.

¿En cuánto tiempo cree que puede lograr el objetivo internacional?

Pues el otro año (2014) mi meta es hacer un buen papel en el Centroamericano y el Caribe en México.

¿Y de allí para adelante qué viene para Karen Atala?

Panamericanos, esa es la meta, llegar a Toronto.

¿En cuántos torneos Centroamericanos ha participado?

En todos desde 1986.

¿Y los logros obtenidos en esas competencias?

Medallas de plata y bronce, quiero mi medalla de oro, esa no la tengo todavía.

¿De lograr la medalla de oro qué pasaría?

Nada, seguir en el deporte.

¿En Juegos Panamericanos cuántas participaciones?

Una, es la primera en la historia de la equitación hondureña que un jinete estuviera en un Panamericano y fue en Guadalajara, México.

El infaltable Motagua…

– En una entrevista con uno de los miembros de la familia Atala no podían faltar preguntas relacionadas al fútbol y en particular al equipo Motagua, por lo que tuvimos que confesar a Karen sobre la pasión por el azul profundo…

¿La familia Atala es deportista?

Todos, pero más el fútbol y ese también corre por mis venas, aunque el Motagua nos hace sufrir mucho.

¿A quién le heredó usted el amor por el deporte?

A mi padre creo, Pedro Atala Simón.

¿Por qué los Atala son Motagua?

Porque nos gusta sufrir, ja, ja, ja…Somos masoquistas.

Entonces ¿no fue la herencia que les dejó su padre?

Si, si, es el legado que nos dejó mi padre y todos los respetamos y lo seguimos por la tradición.

¿Qué es el Motagua para la familia Atala?

Es un emblema de la familia, es nuestro logo, nuestro distintivo.

¿Es Motagua para los Atala y los Atala para Motagua?

Así es y en la actualidad la que más sufre con el Motagua y la que más vive el fútbol es mi mamá (Vicky Atala). Mi madre está metida 100 por ciento en las decisiones de qué pasa, a quién pusieron de entrenador, por qué lo sacaron, ella pasa pendiente hablando con Pedro (presidente del azul) y Edy sobre qué pasa en Motagua.

¿Y usted está involucrada directamente con el equipo?

No, yo veo lo que pasa en el Motagua a través de los periódicos, la verdad.

Fuera de los deportes, ¿a qué se dedica Karen Atala?

Soy madre y ayudo a los niños con cáncer en la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer. Creo que hay muchas cosas que hacer en Honduras, mucho que dar, entonces esa es una pequeña parte en lo que dedico mi tiempo.

¿Se siente satisfecha con lo que hace?

Claro, es una linda satisfacción ver cuantos niños logramos salvar del cáncer.

¿Dentro de unos años dónde veremos a Karen Atala?

Espero que siempre en Honduras, ya con los hijos y las hijas casados, con nietos, con una familia que crezca y siempre en Honduras.

¿Qué les heredará a sus hijos?

El amor por los caballos, que sigan la tradición ecuestre y el amor al deporte y a Honduras.

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