Tegucigalpa.- Ante la declaratoria que hizo el Tribunal Supremo Electoral para oficializar los resultados de los comicios del 24 de noviembre, donde Juan Hernández del Partido Nacional fue declarado presidente electo de Honduras, dos partidos perdedores que, a su vez se autoproclaman ganadores, tienen ante sí el dilema ético de identificar quién hizo fraude a quién. Ellos son el PAC y Libre.
En el PAC, que dirige el comentarista Salvador Nasralla, éste desde el día de las elecciones generales no ha desperdiciado espacio mediático alguno para declarar que le hicieron fraude, que más de un millón de personas votó por él, pero que le robaron las elecciones en las mesas donde no tuvo representantes o los que estaban se vendieron al partido en el poder, el Nacional.
Los informes de observancia nacional e internacional coinciden en indicar que todos los partidos políticos estuvieron representados en las mesas electorales y que el escrutinio fue público y ello hizo del proceso uno de los elementos más interesantes de transparencia.
Nasralla, que se mantiene según las proyecciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE) como una cuarta fuerza con más de 400 mil votos y saca al menos 13 diputados al parlamento hondureño, se ha dedicado a desacreditar el proceso, a la hora de las impugnaciones se ha presentado reclamos por la alcaldía de San Pedro Sula que estuvo a punto de ganar, pero que en el conteo final de urnas y de la auditoria internacional se constata que el triunfo es para el candidato del Partido Nacional y Libre que presentó su reclamo apenas dos horas antes del cierre del plazo final.
En una de sus más recientes comparecencias públicas, Nasralla dijo que él era el presidente legítimamente electo, que no puede demostrarlo porque todo fue “perfecto” y que en todo caso, al ser la oposición mayoría en el nuevo parlamento, deberían dar la presidencia del Congreso Nacional al PAC.
Por la misma dirección
Mientras, en la misma dirección se declara también ganadora la presidenciable de Libre, Xiomara Castro, quien junto a su esposo, el ex presidente Manuel Zelaya, se apersonó el viernes 6 a las instalaciones del Tribunal Supremo Electoral para impugnar las elecciones a nivel electivo presidencial, no así en el municipal ni en la de diputados.
Acompañada de mariachis que entonaban corridos como el “Jefe de Jefes” del grupo musical mexicano “Los Tigres del Norte”, que muchas veces cantaron en la casa de gobierno en la época zelayista, los simpatizantes de Libre, su candidata y coordinador irrumpieron las instalaciones del TSE con música ranchera, de esa del campo, de esa que gusta a la mayoría de los hacendados burgueses.
Allí, la candidata de Libre y la coordinación del partido alegan que fueron objeto de un “fraude técnico democrático” y ahora convocan con movilizaciones en la calle en una estrategia para evitar la declaratoria final del TSE y el triunfo de Juan Hernández del nacionalismo como próximo gobernante hondureño.
Tanto Libre como el PAC coinciden en asistir a tanto programa se les invita para hablar del presunto fraude, pero aún no se atreven a abordar la gran pregunta en el caso de que Hernández no fuese el ganador: ¿Quién hizo fraude a quién? ¿El PAC a Libre o éste último al PAC? Tremendo dilema el que tienen en caso que el TSE salga con alguna sorpresa.
Un pulso a pulso
En el caso de Libre este partido podría llevar ventaja al PAC si de fraude se trata, pues de acuerdo a su coordinador, Manuel Zelaya, cuando éste fue presidente del país, ganó el cargo con fraude.
Pero el PAC cuenta también con expertos tecnólogos que según Nasralla saben detectar como “se inyectan” las actas electorales y en un pulso a pulso con Libre para definir quién es el ganador, quizá se despeje esta incógnita entre esos dos perdedores que se autoproclaman ganadores.
En tanto, los responsables de la auditoria internacional contratada por el Tribunal Electoral indican que en la revisión de actas se han detectado algunas inconsistencias que afectan a todos los candidatos de los partidos políticos, pero que ello no incide en el resultado final de los comicios que dan como ganador al presidenciable nacionalista Juan Orlando Hernández.
También en un segundo informe de la misión de observadores internacionales de la Unión Europea se señala que el proceso electoral ha sido transparente, que las elecciones fueron masivas, que el escrutinio público fue estupendo y que el informe de la auditoria internacional tiene altos estándares de calidad y en la revisión y cotejo de actas electorales, los resultados coinciden con los que ellos manejan en sus procesos de revisión privados.
Estos respaldos externos contrastan con los pataleos del PAC y Libre, dos partidos que tienen al frente a líderes políticos cegados por la toma del poder y el protagonismo mediático en detrimento del trabajo de organización y fortaleza a que deben ser sometidos sus institutos políticos de cara a una oposición constructiva y de consensos que amerita el país para impulsar los cambios y reformas necesarias.