“La tortura dejó de ser una política del Estado hondureño”, según ombudsman hondureño

Tegucigalpa -El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, declaró que la tortura dejó de ser una política del Estado hondureño.
 

*Según Custodio, una práctica muy frecuente en la Policía hondureña era semi-asfixiar a los detenidos mediante el uso de la “capucha” y la aplicación de descargas eléctricas en los genitales y otras partes del cuerpo, además les arrancaban, las uñas con navaja.

Según el funcionario, en el país ya hay instancias estatales y de la sociedad civil en estricta vigilancia para evitar que se cometan actos de tortura en contra de las personas.

“Hay una estricta vigilancia para que no se repitan los hechos que se cometían en los años 80, cuando la Policía torturaba a las personas detenidas”, señaló.

Sostuvo que aunque se dan casos aislados, “puedo decir que la tortura ha dejado de ser una política del Estado hondureño”.

Recordó que en los años 80, hubo una política de Estado, donde a las personas se les detenía para investigar y se les torturaba durante el interrogatorio

Un informe sobre la tortura en Honduras entre 1980 y 1989 establece que más de 700 personas denunciaron ser objeto de torturas por los entes represivos del Estado, particularmente por la desaparecida Dirección Nacional de Investigaciones (DNI ó el DIN) y por miembros del escuadrón militar conocido como 3-16.

El 3-16, también conocido “Batallón de la Muerte”, fue organizado por argentinos, estadounidenses y nicaragüenses, que enseñaron a las autoridades hondureñas a aplicar torturas a los prisioneros y desaparecer a las personas.

El ombudsman hondureño recordó que la mayoría de los casos de torturas denunciados por las víctimas, estas se produjeron cuando los detenidos estaban en situación de detención ilegal, ya fuera porque habían sido arrestados sin la correspondiente orden judicial o por haber vencido el plazo legal de 24 horas sin haber sido presentado ante un juez.

Desde la “capucha” hasta la “iguana”

En los años 80 y principios de los 90, era muy común que las personas detenidas denunciaran, una vez que recuperaban su libertad, que durante el cautiverio se les privaba de alimentos y agua, además, se les esposaba y se les vendaba los ojos durante largos períodos de tiempo.

Según algunos testimonios, las víctimas eran golpeadas reiteradamente en la planta de los pies y otras partes del cuerpo y se les suspendía por las muñecas o los tobillos, además se les amarraba como “iguanas”.

Según Custodio, una práctica muy frecuente en la Policía hondureña era semi-asfixiar a los detenidos mediante el uso de la “capucha” y la aplicación de descargas eléctricas en los genitales y otras partes del cuerpo, además que les arrancaban, de tajo, las uñas con navaja.

Añadió que otra forma de tortura era mantener desnudos a los detenidos y bañarlos con agua helada durante la noche para no dejarlos dormir.

Desde marzo del 2006, Honduras asumió el Protocolo Facultativo a la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

El protocolo es un instrumento de las Naciones Unidas destinado a prevenir la tortura y los malos tratos mediante un novedoso mecanismo de visitas a los lugares de detención, llevadas a cabo por órganos independientes de carácter internacional y nacional, lo cual se constituye en una herramienta útil para la prevención de la tortura.

Según Custodio, tanto el Comité Nacional de Prevención contra la Tortura (Conaprev) como las instancias de la sociedad civil y del Estado, son instrumentos eficaces para prevenir e incluso investigar los pocos casos que se dan en el país.

El 26 de junio de cada año se celebra el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, con vistas a la erradicación total de la tortura y a la aplicación efectiva de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

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