Tegucigalpa – La muerte de una doctora en Tegucigalpa y la de una enfermera en la norteña San Pedro Sula aparentemente por causas relacionadas a uso de medicamentos adictivos pone en la agenda nacional una problemática casi velada que pocas veces sale a la luz pública y que afecta a los profesionales de la salud en Honduras y en otras latitudes del paneta.
– Este es un problema que lleva años afectado a los servicios de salud en todo el mundo, muchos médicos y enfermeras se están volviendo adictos a las sustancias que administran a sus pacientes.
El tema parece no ser exclusivo de este país centroamericano que por estas fechas su sistema sanitario enfrenta epidemias como el dengue, chikungunya y se prepara ante la amenaza mundial del virus del ébola.
Hace apenas unas semanas, una médico anestesióloga de 40 años falleció en su casa de habitación en Tegucigalpa, aparentemente por el abuso en el consumo de medicamentos.
El pasado fin de semana, una enfermera de 30 años, fue encontrada muerta en el interior de una bodega de medicamentos en el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula. Junto a la occisa se halló una jeringa, con la que presuntamente la malograda enfermera se auto medicaba porque padecía de “fuertes dolores”, de acuerdo al relato de sus compañeras.
Al ser indagado sobre los resultados de la autopsia, el portavoz del Ministerio Público en el norte del país, Elvis Guzmán, contó que Medicina Forense aún no finaliza su trabajo y que los resultados estarán listos en los próximos días.
El uso de fármacos entre médicos y enfermeras, se maneja en los niveles más discretos del ramo, debido a que no es considerado como una emergencia. Muchos casos no trascienden a la luz pública en Honduras.
Las condiciones en las que trabajan médicos y enfermeras parecen un perfecto caldo de cultivo para las adicciones: duermen poco, están sujetos a grandes cargas de estrés y además tienen libre acceso a medicamentos altamente adictivos.
Resolver este problema no es cuestión de armar una cacería de brujas, sino de generar condiciones de trabajo que eviten que un empleado de la salud se tome un par de píldoras, con tal de permanecer despierto para soportar la siguiente cirugía, expresó un experto sanitario local.
Adicción a drogas legales
El siquiatra Javier Uclés, dijo a Proceso Digital que los profesionales de la salud “en común se auto medican con analgésicos, sedantes y tranquilizantes para quitar dolores”, lo cual constituye un alto riesgo.
Refirió que esta práctica es frecuente en todo el mundo, tanto en profesionales de la salud como en la población en general.
Acotó que lo que viene a afectar a las personas es la automedicación porque se utilizan los medicamentos de manera irracional con abusos y que se complican con adicciones, que muchas veces derivan en situaciones graves como la muerte.
Reconoció que en el caso de profesionales de la salud, a la autoadministración de fármacos, se suman la mezcla de componentes o sustancias que generan dependencia.
Lo anterior, según el galeno, viene a producir daños o sufrimientos orgánicos en la personas porque “hay abuso, riesgo, adicción y puede presentarle un suicidio o una muerte por su abuso”.
Recomendó, tanto a los trabajadores de salud como a los que no lo son, que eviten la automedicación y en cambio que busquen asistencia médica.
Dio a conocer que algunas investigaciones señalan que “médicos pueden abusar de los medicamentos, aun conociendo sus riesgos”.
Explicó que “en un momento dado, los medicamentos ya no producen el mismo efecto y van subiendo la dosis y después vienen combinaciones de medicamentos que hacen que en un momento dado, (el usuario) tenga complicaciones de salud, hasta llegar a morir”.
Lo anterior fue catalogado por el galeno como “una adicción a drogas legales”, que crean dependencia.
Uclés reflexionó que “con frecuencia uno de siquiatra se encuentra con pacientes médicos o trabajadores de la salud con problemas de adicción a medicamentos y el médico casi siempre trata de esconder esa situación”.
CMH reconoce consumo de fármacos
A juicio del doctor Elmer Mayes, director del Colegio Médico de Honduras (CMH), sí existe el consumo de fármacos en los trabajadores de la salud, aunque no especificó en qué grado o regularidad.
Indicó que esta acción ocurre “sobre todo en los estudiantes de medicina”, al enfatizar que la práctica es ejecutada “en muchos gremios, no sólo en el médico”.
Cabe señalar que el trabajo de enfermería y medicina, desde sus diversas dimensiones y complejidades significan el cuidado de la salud de otros, actuar frente al sufrimiento, dolor, enfermedad y muerte.
Asimismo, éstos viven expuestos al contacto con sustancias químicas, radiaciones, contaminantes biológicos, calor excesivo, sistema de turnos, horas extras, la rotación de personal, cuestiones relacionadas con los servicios de dirección de personal y gestión, entre otros, por lo cual sus cuerpos les demandan estar sanos física y mentalmente, lo que se contrapone al uso y abuso de drogas sicotrópicas.
Expuestas al sometimiento de fármacos
Proceso Digital abordó a una auxiliar de enfermería que labora en el área de Maternidad del Hospital Escuela Universitario (HEU), a quien llamaremos Blanca por razones obvias.
La joven enfermera justificó que la labor que realizan y bajo las condiciones en que lo hacen las vuelve vulnerables a la adicción de fármacos. “Nos toca manipular varios medicamentos de alto riesgo para nuestra salud, más en pacientes delicados y en niños especiales hay medicinas que ocupan mucho cuidado a la manera de abrirlos y adminístralos o prepáralos porque tienen probabilidades de caer en la piel y causar erupciones alergias; hay otros que con olerlos pueden causar mareos dolores de cabeza vómitos, sin embargo en los envases no hay ningún aviso”, criticó.
Blanca relató que hay pocas medidas de precaución al momento de manipular los fármacos, al tiempo que añadió que apenas cuentan con mascarillas y guantes de látex para preparar medicamentos controlados.
A la consulta si conoce algún caso de alguna compañera que se haya convertido adicta a cierto fármaco por el ejercicio de sus funciones, la entrevistada contó que “siempre andamos algún dolor, es normal que a diario más de alguna colega consuma algo”.
A renglón seguido calificó esta acción como adicción porque es una práctica diaria; “Lo he visto en casos de compañeras que manipulan sustancias fuertes que les puede causar alguna adicción con el tiempo”.
La enfermera narró que siempre cargan pastillas para contrarrestar ciertos malestares, aunque no exista una receta médica de por medio, “incluso hay quienes se auto medican insumos intravenosos, pese al peligro que representa”.
La presidenta de la Asociación de Enfermeras y Enfermeros Auxiliares de Honduras (ANEEAH), Yaneth Almendares, reconoció que muchas de sus colegas viven expuestas a diario al contacto con pacientes y medicamentos que con el paso del tiempo pueden generar en enfermedades o adicciones.
Almendares reconoció que conoce muchos casos de sus colegas que viven sometidas a una adicción a determinados fármacos; “eso se debe a las condiciones y circunstancias en que trabajamos, como organización tratamos de concienciar sobre esta problemática”, dijo sin querer profundizar en detalles.
La titular de la ANEEAH recomendó a las enfermeras que trabajan en el sector salud que tomen sus precauciones para no exponerse a medicamentos que representan peligro.
La experiencia en Estados Unidos
En abril de este año, en el Hospital de la Universidad de Michigan, un anestesiólogo fue encontrado tirado en un baño sufriendo un paro cardíaco debido a una sobredosis de fentanyl, y una enfermera murió unas horas después de inyectarse una combinación de fentanyl y midazolam, publicó el medio electrónico pijamasurf.com.
En el caso específico de Estados Unidos, se calcula que el porcentaje de enfermeras y médicos adictos al alcohol o a las drogas va de un 10% a un 14%, un porcentaje similar al de la población en general.
Tres de las especialidades médicas que concentran el mayor número de adictos son: los anestesiólogos, los médicos de urgencias y los psiquiatras. Las enfermeras aparecen en un nivel más bajo.
El doctor Jeffrey Silverstein, un anestesiólogo en New York, ha escrito varios trabajos sobre el tema de la adicción en su campo de trabajo. Señala que es difícil, si no imposible, obtener datos exactos, pero parece que el problema de drogadicción entre los anestesiólogos va en aumento.
Otros están levantando la voz sobre el creciente alcoholismo dentro de la comunidad médica, un tema que es frecuentemente barrido bajo la alfombra pues se considera beber alcohol una práctica socialmente aceptable.