Tegucigalpa – La cuenta regresiva para negociar directamente un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se acerca a la hora cero cuando este martes ingrese al país la misión técnica que tendrá a su cargo la tarea de establecer los parámetros con el equipo económico gubernamental.
+ Trago amargo podría ser el alza a tarifas eléctricas como lo han planteado sectores locales y el propio organismo financiero.
+ Asimismo, el mensaje enviado a los mercados permitiría una reducción de las tasas de interés por los bonos que se emitieron en deuda pública interna y externa.
El éxito de la negociación es crucial para la economía del país, así como para el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, ya que tras ocho años de descontrol de las finanzas públicas en las pasadas dos administraciones, el país ya no puede darse el lujo de seguir con la política de seguir gastando lo que no recauda y financiar los gastos con deuda pública interna y externa.
Los expertos y académicos señalan que llegó la hora de ajustarse el cinturón de las finanzas y al parecer el presidente Hernández está en sintonía con esa línea que para lograr la gobernabilidad, además de combatir la inseguridad, se necesita estabilidad macroeconómica, según reconocen algunos.
Aunque los presidentes Manuel Zelaya y Porfirio Lobo, llegaron a firmar acuerdos con el FMI, sus administraciones se caracterizaron por no cumplir con lo pactado y especialmente con mantener abierto el grifo del gasto fiscal, sin tener en cuenta que la llave de los ingresos apenas aportaba a cuenta gotas con los lempiras que se necesitaban para mantener la maquinaria del gobierno funcionando.
De tal manera que los dos gobernantes no lograron mantener un control de las finanzas públicas y optaron por el financiamiento para no hundir al país.
Por ello, al final de la administración Lobo, se terminó con un déficit fiscal de casi ocho por ciento en relación al Producto Interno Bruto (PIB).
Tragos amargos
Sin espacio ya para maniobras que permitan aprobar nuevos esquemas de ingresos fiscales, conocidos popularmente como “paquetazos”, así como seguir con la línea de endeudamiento público, al gobierno de Hernández no le queda más opciones que lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los beneficios son contener el desbordante gasto, controlar la inflación y especialmente no tener que seguir dependiendo de los créditos para financiar el aparato público.
El gobierno de Hernández y en especial su equipo económico, deben lograr un acuerdo con el FMI que les de respiro para el resto de su mandato, en especial el relacionado a enfrentar la deuda pública que ahogaría los presupuestos nacionales si no es contenida.
De ahí que el gobierno debe hilvanar bien su estrategia y negociar con la misión del FMI una Carta de Intenciones que le permita ciertas maniobras, pero también deberá tener claro que le tocará tomar tragos amargos como el relacionado a las tarifas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), responsable de la mitad del déficit fiscal del país.
La ENEE pierde más de seis mil millones de lempiras en las llamadas pérdidas no técnicas que fácilmente son controlables, una de ellas a causa que compra el kilovatio hora a un precio superior al que lo vende a los consumidores.
Otro tema en el que el FMI ha sido recurrente, es el vinculado al tipo de cambio, señalando que el lempira está fortalecido en relación al dólar estadounidense.
Aunque el ex presidente Zelaya accedió a una mayor devaluación al suscribir el acuerdo, cuando el Banco Central comenzó a aplicarlo, dio marcha atrás y lo dejó nulo. Lobo ni siquiera accedió al mismo, aunque si restableció la banda cambiaria.
Premios
Un acuerdo con el FMI enviaría un mensaje de estabilidad a los mercados y los inversionistas nacionales y extranjeros, pero fundamentalmente a los tenedores de los bonos de la deuda pública.
El año pasado, Honduras se endeudó con mil millones de dólares en los mercados de bonos soberanos, ya que los espacios para la deuda pública interna se encontraban casi llenos.
De manera que es urgente para Honduras lograr el acuerdo con el FMI, ya que la estabilidad macroeconómica le reportaría el beneficio de una tasa de interés menor en el mercado de bonos al reducirse los riesgos.
En el mercado interno se reducirían las presiones en los bonos en poder mayoritariamente en los institutos de previsión estatales.
Igualmente, un acuerdo con el FMI le generaría más de 200 millones de dólares en apoyo presupuestario lo que evitaría seguir acudiendo a los mercados de bonos comerciales del extranjero.
De lograrse un acuerdo con el FMI, el gobierno busca que sea aprobado por el directorio ejecutivo y entre en vigencia en octubre próximo, ya que así no tendría problemas para enfrentar los gastos de finales de año.
La misión del FMI es encabezada por el salvadoreño Lisandro Abrego y por Honduras el equipo es dirigido por el presidente del Banco Central de Honduras, Marlon Tabora y completado por el secretario de Finanzas, Wilfredo Cerrato y las titulares de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) y la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI), Ethel Deras y Miriam Guzmán, respectivamente.