– Fue «Pichichi» con el equipo Elche, al que ascendió a primera.
– Decía que triunfó en España porque hasta los 40 años aprendió a tomar vino
.Aunque ya no está entre nosotros, su recuerdo, su juego, su clase, su caballerosidad y don de gente, entre otros méritos que tenía de sobra, vivirán por siempre en estas Hibueras nuestra donde los buenos futbolistas nacen en los campos bananeros y otras zonas rurales jugando descalzos, libres, sin reglamentos de nadie.
Este caballero, José Enrique, que tenía la pinta de un indio crudo hondureño, dicho con el mayor de los afectos, era de estatura pequeña, pero en la cancha se agigantaba, era nuestro Pelé de aquellos años de infancia y adolescencia; el Maradona de nuestros hijos y el Ronaldo o Messi de nuestros nietos.
Por escurridizo, en La Lima, Cortés, donde trascendió como jugador, le bautizaron con «Coneja» por apodo, aunque quizá era más veloz que la liebre cuando se escapaba hacia el arco de los rivales burlando a la más pintada de las defensas. En España le decían «Indio» a secas.
José Enrique nació en El Bejuco, Cortes, cerca de La Lima, el 26 de febrero de 1939.
Su viaje a Europa
Decía que triunfó en el difícil fútbol español porque nunca llegó tarde a un aeropuerto, a una concentración, a un entrenamiento, ni a ninguna otra cita que le exigiera el deporte de su vida.
«Coneja» Cardona brilló con luz propia en los años 60 e inicios de los 70 del siglo pasado como delantero del Elche y luego con el Atlético de Madrid.
La mayor parte de su infancia y adolescencia la vivió en La Lima, donde a los siete años ya descollaba como jugador, a pesar de los castigos de su madre, Petrona Gutiérrez, quien quería que su hijo fuera agrónomo, se oponía a que practicara el fútbol, pero no pudo quitarle esa pasión en quince años.
Como goleador, de niño le regalaban como trofeo un par de camisas envueltas en papel celofán.
Como jugador profesional, Cardona se inició en el Hibueras, de La Lima, con el que a los 18 años salió campeón y luego recibía un contrato en blanco para ir a jugar al Lusitano, de Portugal, adonde viajó el 17 de julio de 1957, junto con su compatriota Will García, defensa central.
Al equipo luso fue recomendado por el brasileño Otto Bumbel, quien tenía algunos antecedentes de Cardona, un delantero derecho que estuvo a un paso de ser seleccionado español.
De Portugal a España
Un año después de su paso por el Lusitano y tras una gira del equipo portugués por España, el Valencia se hacía de los servicios del diminuto Cardona, pero al no poder utilizarlo de inmediato para la temporada 1958-1959, lo cedió al Elche de la segunda división.
Cuando en 2007 cumplió 50 años de haberse ido a Europa, recordó que no pude iniciar mejor su primera temporada en España, ya que anotó 22 goles con el Elche y ascendió con el equipo a primera división.
Cardona, quien vivió 40 años en España, país que además le dio una esposa y cuatro hijos, fue traspasado en 1964 al Atlético de Madrid, con el que viajó por Europa, África y América, y jugó hasta 1971.
En 1961 se nacionalizó español y ese mismo año figuró en una lista de 40 jugadores de los que saldría la selección de España que disputaría las eliminatorias para el Mundial de Chile 1962.
La única frustración deportiva de Cardona fue la de no haber asistido con la selección de Honduras al Mundial de México’70, del que fuimos eliminados en 1969 por El Salvador.
Jugador disciplinado
Medio siglo después de su viaje a Portugal, Cardona decía sentirse orgulloso de ser «el único ‘picichi'» centroamericano en segunda división del fútbol español, honor que dijo haber compartido con Alfredo Di Stéfano, quien en la temporada 1958-1959, también con 22 goles, hacía lo mismo en primera con el Real Madrid.
Para Cardona, su éxito en España radicó en la disciplina, su velocidad y buen dominio de la pelota, además de «no haber llegado tarde nunca a un aeropuerto, un autobús, ni a un entrenamiento».
«Soy el único limeño que no sabe jugar billar, por eso triunfé en el fútbol, además porque hasta los 40 años aprendí a beber vino», bromeó Cardona en una entrevista que concedió en San Pedro Sula a la Agencia EFE en 2007.
Cardona creyó siempre que el mejor futbolista de todos los tiempos fue Alfredo Di Stéfano, «porque era capaz de jugar en los once puestos de la cancha».
Como testigo de su carrera futbolística en España, donde hizo amistad con estrellas como Di Stéfano y Luis Aragonés, este último recién fallecido, en la sala de su modesta residencia en San Pedro Sula, Cardona tenía colgadas varias fotografías (una de ellas con Pelé) y placas de reconocimiento, y en letras grandes el nombre del Atlético de Madrid.
Con orgullo recordaba que con el Atlético de Madrid ganó dos títulos de liga, dos campeonatos de España y fue Campeón de Copa y Campeón de Ferias.
Además, ganó otros como la Copa Teresa Herrera, Trofeo Carranza que se juega en Cádiz; Trofeo Colombiano, en Huelva; Trofeo Mohame, en Rabat (Marruecos), y el Trofeo de Casa del Atlético de Madrid.
En su carrera como futbolista anotó unos 500 goles de los que recordaba, entre «los más importantes», el que le hizo al Zaragoza, en 1967, con el que el Atlético Madrid ganó la Copa Franco, ahora conocida como la Copa del Rey.
Cardona describía como «inolvidable» su paso por el Atlético de Madrid, con el que además jugó en el Maracaná, de Brasil, y el Azteca, de México (1966), anotando en este último el primer gol nocturno en un partido entre el Atlante y el Valencia español (0-3), que lo había pedido de refuerzo a su querido Atlético.
El año pasado, el Atlético de Madrid le rindió un homenaje tras su muerte y recién en mayo le ha vuelto a recordar al ganar el campeonato de la Liga Española, superando al Barcelona y el Real Madrid.
Caballero Don José Enrique, muchas gracias por el brillo internacional que le dio al fútbol hondureño!. Hoy, muchos compatriotas conocerán más de su vida, y seguramente que muchos chicos y jóvenes imitarán su ejemplo. Martín Caminante.