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¿Tendrá futuro en el 2016 la depuración policial?

Tegucigalpa – El año que está por concluir cierra con más dudas que certezas en cuanto al tema de la depuración policial, un proceso que a medida que transcurre el tiempo va perdiendo el brillo del comienzo y su lentitud, atribuida a múltiples factores, entre ellos la indiferencia, tiene incómoda no solo a la misma autoridad, también a la ciudadanía, instancias civiles y hasta la cooperación internacional.

En tres años desde que arrancó el proceso en el 2012, más de 140 millones de lempiras han sido invertidos en el proceso de depuración policial con resultados tan magros que en todo este tiempo ninguno de los llamados “peces gordos” de la corrupción e impunidad policial han sido depurados y procesados.

De la historia de los llamados cárteles policiales de la corrupción, diseminados en puntos estratégicos de la capital desde donde operaban para ejecutar robos, secuestros, extorsiones, crímenes, tráfico de drogas y otros delitos, de acuerdo a investigaciones e incluso diagnósticos internacionales, lo único que ha sucedido es un reacomodo de fuerzas bajo la figura de los llamados distritos policiales o las llamadas Unidades Metropolitanas contra de Prevención e Intervención contra el Crimen (UMEP) a nivel de la capital.

Otros nombres igual de rimbombantes se han asignado al resto de las dependencias departamentales y regionales de la Policía Nacional y la Secretaría de Seguridad, pero a lo interno, aún persisten las bandas delictivas que a criterio de la misma autoridad no es fácil erradicar, porque dentro del proceso de depuración parece que “los malos” siguen desplazando a los buenos. Trámites administrativos engorrosos, entre otros, influyen para que la depuración no funcione.

Pero los tropiezos de este proceso dentro de la reforma policial en la seguridad, también se relacionan con la volatilidad de los cargos en los llamados puestos de mando o de dirección ante los constantes cambios de cúpula, casi una cada seis meses, hasta ahora que se ha estabilizado un poco con el nombramiento del nuevo titular de Seguridad, Julián Pacheco.

Pacheco Tinoco 398564712Pacheco, junto al nuevo director de la Policía Nacional, el comisionado general Alex Villanueva, tienen enormes desafíos y en un intento por querer acortar una larga carrera de depuración que podría tardar 15 años -si hubiese comenzado en serio desde el 2012 como indicaron en sus diagnósticos los colombianos, chilenos y expertos de la OEA- intentan arrancar en el Congreso Nacional la aprobación de una nueva Ley Orgánica de la Policía Nacional que sería una especie de “concentración de poderes”, una iniciativa que en el pasado quiso hacer el ex ministro de seguridad, Óscar Álvarez, y que le valió su cabeza.

¿Más de lo mismo?

Hoy la historia intenta repetirse en una especie de círculo vicioso, es decir, repetir lo que en un momento no funcionó. De ahí que al cierre del 2015, las organizaciones de sociedad civil que siguen el tema de la depuración policial y la seguridad adviertan de los peligros de caer en retrocesos con esa nueva ley orgánica que puede terminar enredando aún más la ya complicada madeja de la depuración. Ellos dicen que ese proyecto es una contrarreforma a la inconclusa reforma policial.

pruebitasLas autoridades policiales, en descargo a su propuesta de anteproyecto de nueva ley orgánica policial, aducen que a lo interno existe una especie de embudo administrativo que impide avanzar en la depuración, pues hoy se saca a un policía y mañana es reintegrado en los tribunales de justicia por errores de procedimiento o porque los expedientes que sustentaban la decisión o fueron maquillados o se esfumaron y nadie se responsabiliza de ello. Los aliados de la corrupción policial siguen operando a discreción a lo interno.

El mismo titular de Seguridad, Julián Pacheco, ha dicho que desde lo interno de esa dependencia se torpedea la depuración policial, mientras el ente responsable de la depuración como es la DIECP advierte que de aprobarse la nueva ley orgánica de la policía, esa dependencia desaparece porque volverá a ser absorbida por lo que una vez fue Asuntos Internos de la Policía.

La Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP) precisamente se creó para eliminar la oficina de Asuntos Internos dependiente de la Policía Nacional por los diversos problemas e irregularidades denunciadas, pero ahora sus raquíticos resultados hacen que sectores políticos y civiles presionen por su cierre, en vez de apostar por una reconfiguración que otorgue a esa dependencia los dientes que requiere para ser más efectiva y menos burocrática.

La lectura de los datos

Del actual proceso de depuración lo único que trasciende a groso modo es que de marzo de 2014 a septiembre de 2015, la DIECP envió 369 expedientes a la Unidad de Enjuiciamiento de Funcionarios Policiales, Militares y Judiciales del Ministerio Público. De ese total, solo 22 casos fueron judicializados porque en su mayoría las denuncias no tuvieron un sustento sólido.

La mayoría de las denuncias, según un reporte de la Alianza por la Paz y la Justicia (APJ) que monitorea el tema de la depuración policial, fueron de tipo administrativo y al menos 118 casos denunciados ya fueron cerrados, mientras otros están en período de investigación o han sido pasados a otras fiscalías.

policias nuevos23123De los datos se deduce que el proceso va en extremo lento porque la otra cara responsable de hacer visible la depuración al grado de llevarla a procesos de judicialización y condena son los operadores de justicia en la figura del Ministerio Público y el Tribunal Superior de Cuentas.

Los casos que trascienden entre los depurados son personas de la escala básica de la policía, siendo uno que llamó la atención el de un policía que amasó una fortuna presuntamente como prestamista, aunque su salario básico era inferior a los diez mil lempiras.

Pero la depuración para entrarle a la alta oficialidad o cuadros intermedios implicados en asuntos de criminalidad organizada o en el ajusticiamiento de personas, aún no llega. Esa ni con adornos parece entrar, nadie es señalado y nadie es judicializado.

De vez en cuando aparece un golpe de suerte, como el de oficiales implicados en el transporte de drogas para los carteles locales o el soborno de algunos capos a ciertos uniformados policiales para que les informen si están o no en la lista de extraditables a cambio de regalos como carros, casas o dinero.

El mismo cuento de tres años

Hasta Estados Unidos parece entrar mejor a la depuración, al menos en su ruta de lucha contra el narcotráfico, al solicitar recientemente la extradición de un oficial de policía que trasegaba droga para el cartel de los Valle. El oficial ya se encuentra en Estados Unidos y en el ínterin de las investigaciones se conoció incluso de que ese uniformado había aprobado con éxito las llamadas pruebas de confianza.

La rectora universitaria Julieta Castellanos, no deja de tener razón en su frustración con el proceso de depuración policial, pues su tragedia personal junto a doña Aurora Pineda, fue el punto de quiebre que abrió el abanico para adecentar a la policía dos décadas después de haber sido sacada de la égida castrense para pasar al poder civil.

La muerte de dos estudiantes universitarios, uno de ellos su hijo, destapó la podredumbre en la policía y asegura que aunque tienen información de dónde están algunos de los implicados que se encuentran prófugos e incluso quién usa el celular robado a su hijo, las autoridades no actúan con la diligencia debida.

Julieta36221212133En foros públicos o espacios cerrados, Castellanos y doña Aurora Pineda relatan sus anécdotas, las distintas ocasiones en que han tocado las puertas oficiales para presentar pruebas o cotejar información conjunta y la respuesta es la misma:”estamos enterados de eso, actuaremos en su momento”. Tres años han pasado y algunos policías claves en el crimen de los universitarios siguen prófugos, algunos de ellos laborando en cafetales protegidos por las autoridades locales y civiles, mientras los teléfonos de sus hijos son usados por personas allegadas a los prófugos, algunas de las cuales laboran en la misma policía. Las autoridades, no obstante, “actuarán” en su momento.

Esa presión ciudadana y esa inconformidad por la lentitud de la depuración ha llevado a la cooperación internacional a plasmar en un informe que Honduras no tiene aún un “campeón” de la depuración policial, ellos están incómodos y quizá por ello el presidente Hernández en un reciente evento de ascensos policiales, dijo que en el 2016 el acelerador a la depuración policial será impostergable, porque esto no puede ir más lento.

Si la nueva Ley Orgánica de la Policía Nacional se aprueba, como ha sido enviada al parlamento, el acelerador para la depuración que pretende empujar el gobierno del presidente Hernández, sufrirá un frenazo porque así como está el proyecto, ese instrumento solo vendrá a sellar el fin de la depuración. Pero, si se hacen las reformas oportunas y atinentes, el acelerador tendrá futuro y quizá la depuración policial en el 2016 vaya más allá de la escala básica.

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