Por: Marlon Escoto Valerio
La pérdida de principios y valores como la honradez, la honestidad, la solidaridad, la amistad, la ética, la moral, el respeto al derecho ajeno, la sinceridad, el respeto a la vida, la participación, la transparencia son el resultado de situaciones adversas creadas o circunstanciales que no se han abordado debidamente para facilitar la orientación e instrucción en la dirección correcta a nuestra niñez y juventud.
Esa realidad tiene repercusiones ahora en diferentes escenarios de nuestra sociedad. La educación y la producción agropecuaria son dos de ellos. En el caso de la educación, la formación de nuestros niños y jóvenes carece del carácter necesario para hacer de los principios y valores una forma de vida. La gestión educativa no ha logrado llevar esos aspectos básicos al nivel de aprendizaje debido para que se reconozcan como esenciales para la vida. Y en el caso de la producción agropecuaria, el interés por desarrollar iniciativas de beneficio individual y colectivo cada vez se vuelve historia con las actitudes materialistas que se observan en la sociedad.
Reuniones iniciales para explorar alternativas de intervención orientadas a la mejora de la formación, Escuela Normal Centroamérica, Comayagua
La combinación entre educación y producción agropecuaria siempre fue y seguirá siendo la base para el crecimiento, desarrollo y sostenibilidad de los pueblos. No existe ningún pueblo desarrollado que no haya tenido como pilares fundamentales la educación y la producción agropecuaria. La articulación de estos dos escenarios es esencial para la humanidad y siempre y cuando se articulen de manera adecuada, habrá posibilidades de avanzar hacia los demás escalones del desarrollo.
El país necesita niños, jóvenes y adultos que reconozcan que los principios y valores son la base para que la sociedad encuentre el rumbo necesario hacia mejores estadios. Y la base de los principios y valores siempre estará en los derechos fundamentales de la humanidad. La educación y la alimentación son derechos ineludibles que hacen de las personas seres humanos.
Reunión de trabajo con miembros con la Cooperativa Escolar de la Escuela Normal España Villa Ahumada, Danlí, El Paraíso
Todo lo mencionado previamente ha sido rescatado por la Secretaría de Educación en una iniciativa denominada Reactivación de la Enseñanza y Producción Agropecuaria en Centros Educativos (REPACE). Esta iniciativa se enfoca en 1) Establecer espacios de formación para los jóvenes con visión emprendedora y principios-valores cooperativistas, 2) Mejorar la gestión educativa en los centros de educación mediante la autogestión y de acuerdo a sus capacidades, y 3) Contribuir a la seguridad alimentaria de la comunicad escolar.
REPACE inició este año de manera piloto en 10 centros educativos distribuidos en siete departamentos 1) Escuela Normal Centroamérica, Comayagua, 2) Instituto Polivalente Lamaní, Comayagua, 3) Escuela de Agricultura del Valle de Sula, Cortés, 4) Escuela Agrotécnica de Oriente Reinaldo Salinas, El Paraíso, 5) Escuela Normal España Villa Ahumada, El Paraíso, 6) Escuela Normal Mixta Justicia y Libertad, Lempira, 7) Instituto Técnico Ramón Rosa, Lempira, 8) Instituto Técnico 18 de Noviembre, Olancho, 9) Escuela Agrícola Pompilio Ortega, Santa Bárbara, y 10) Escuela Agrícola Luis Landa, Valle.
Cultivo de maíz sembrado como parte de REPACE en la Escuela Agrícola Pompilio Ortega, Macuelizo, Santa Bárbara
La iniciativa se ejecuta con el acompañamiento de diferentes actores importantes del sector agroalimentario como ser el gobierno central a través de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), las universidades a través de la Universidad Nacional de Agricultura (UNA), la empresa privada a través de Cargill de Honduras, el sector cooperativo a través del Consejo Nacional Supervisor de Cooperativas (CONSUCOOP), la Confederación Hondureña de Cooperativas (CHC) y la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Educadores de Honduras Limitada (COACEHL), y los gobiernos locales en los lugares donde hay Centros Educativos REPACE.
Para su implementación y seguimiento existe un equipo central y local que de manera directa o través de la estructura organizativa de la Secretaría de Educación, coordina y da seguimiento a las actividades que cada Centro Educativo REPACE debe realizar, los funcionarios del nivel departamental y municipal/distrital que colaboran en diferentes acciones, los equipos de trabajo en los centros educativos que desarrollan todas las actividades a lo interno de los centros educativos, y asistencia técnica brindada por graduados de la UNA que pertenecen a los pueblos indígenas y afrohondureño.
Actividad de cosecha de frijol de la Cooperativa Escolar de la Escuela Normal Centroamérica, Comayagua
En la actualidad REPACE cuenta con alrededor de 120 manzanas de cultivos (maíz, frijol, sorgo) sembradas en los diez centros educativos iniciales. Se estima que a nivel nacional existe un potencial para sembrar más de 2,000 manzanas en centros educativos. Para el año 2016, 54 centros educativos (tres por departamento) adicionales se unirán a REPACE para llegar a sembrar alrededor de 300 manzanas de cultivos en el año, lo que además de representar escenarios de aprendizaje idóneos para los niños, jóvenes y sus padres a través de la incursión en cooperativismo escolar, también constituye una fuente de alimentos sumamente importante, especialmente si se toman en cuenta los fenómenos naturales recurrentes que enfrenta el sector agropecuario del país.
Debido a la situación de sequía, una gran proporción de las siembras a nivel nacional se han perdido, las siembras que ha promovido REPACE, en su mayoría con riego por goteo, se han convertido en lunares de esperanza en las comunidades. Son prácticamente las únicas o de las pocas siembras verdes y cosechables en las comunidades donde están los centros educativos.
REPACE en la Escuela Agrotécnica de Oriente Reinaldo Salinas, Jacaleapa, El Paraíso
En síntesis, REPACE representa la combinación entre la educación y la producción agropecuaria como vía fundamental para corregir y forjar los principios y valores que nuestra niñez y juventud debe reconocer y practicar para alcanzar el bienestar común. También es un camino importante para mejorar la gestión educativa y contribuir a la seguridad alimentaria de nuestras comunidades.