Tegucigalpa – Surgieron con el propósito de ayudar a mujeres de escasos recursos diagnosticadas con cáncer de mama que no podían pagar una mamografía o comprar un medicamento al no haber en los hospitales públicos. Ellas, como muchas hondureñas, son en su mayoría sobrevivientes de cáncer que crearon la Fundación Hondureña de Cáncer de Mama (Funhocam), una institución que arriba en el 2015 a sus siete años promoviendo la vida y la esperanza.
Comenzaron en un pequeño local ubicado por el centro de salud “Alonso Suazo”, sin hacer bulla y con mucho sacrificio, pero su trabajo, su compromiso y la transparencia en sus acciones y el manejo de los recursos las ha convertido hoy en día en una organización referente en la lucha contra esta enfermedad que en Honduras sigue siendo la segunda causa de muerte, después del cáncer de cérvix.
Su principal impulsora es la doctora y experta en mastología Lía Bueso de Castellanos, quien junto a otras voluntarias y algunas de sus pacientes sobrevivientes al cáncer de mama, dieron vida a la Funhocam y al hacer un repaso a la organización se sorprende de cómo han crecido.
“Hemos crecido mucho como institución y como personas, cuando empezamos nuestras metas eran la prevención y la sensibilización, pero en el camino nos hemos encontrado con cada caso y cada experiencia que nos ha llevado a otros campos, en especial, en la asistencia de medicamentos a las pacientes de escasos recursos que no tienen como adquirir esta medicina, que no es barata en el país y la mayoría de las veces tampoco se encuentra en los hospitales públicos por sus limitaciones presupuestarias”, dijo a Proceso Digital la doctora Bueso.
Universitarios, poco o nada saben del cáncer de mama
“Hoy hemos ampliado esos esfuerzos y redoblado las alianzas, nuestras metas se han ampliado y en este momento estamos abocadas a impulsar fuertes campañas educativas y de sensibilización porque un reciente estudio que hemos hechos en las universidades públicas y privadas nos revela que apenas el 45 por ciento de la población universitaria ha escuchado o sabe acerca de la existencia del cáncer de mama”, dijo.
“Esto me tiene impactada y asustada. Imagínese si una población universitaria que se supone tiene un nivel educativo más alto apenas sabe de la enfermedad, qué podemos esperar del resto”, acotó.
El cáncer de mama se está expandiendo mucho en los países de América Latina y su prevención “no es solo un problema de un gobierno, es un problema de un país, de una sociedad en donde debemos involucrarnos todos”, insiste la doctora Bueso, que divide su tiempo entre su clínica privada y la labor social de atender a las pacientes que llegan a la Funhocam.
Bueso considera que el avance del cáncer de mama en América Latina, donde en algunos países como México, pasó de ser de la segunda a la primera causa de muerte en mujeres, obedece en parte a que se realizan diagnósticos tardíos y ello conlleva a una mortalidad mayor.
Una ayuda más allá del diagnóstico
De ahí la importancia de la prevención, la educación y la sensibilización. En las alianzas estratégicas que han logrado desarrollar con sectores privados, la banca y fundaciones están diseñando mecanismos de capacitación a la población joven en vista que muchos casos de cáncer de mama se están dando en mujeres muy jóvenes que no llegan a los 30 años, edad en la cual se recomienda hacerse la primera mamografía. Esta debe realizarse anualmente, afirman los expertos.
Pero la Funhocam no solo ha descubierto la necesidad de reforzar esos espacios de prevención, en el camino se han encontrado que las pacientes que han sido diagnosticadas con cáncer y sobreviven a las operaciones, deben realizar un tratamiento de cinco años que es muy costoso y en su mayoría carecen de recursos.
“Una vez que la paciente ha superado el proceso de la cirugía y la quimioterapia, los médicos les indican un tratamiento por cinco años y el medicamento que deben usar todos los meses por cinco años, no se encuentra en los hospitales públicos. El tratamiento vale tres mil lempiras y debe ser aplicado una vez al mes por cinco años, entonces cuando se dan estos casos los médicos las remiten a la Fundación para darles ese tratamiento”, cuenta Melissa Estrada, de la Funhocam y una convencida del trabajo que hace la fundación y que ella contribuye a administrar con transparencia.
¿De qué sirve que una paciente salga bien de todo el proceso sino tiene para el tratamiento que debe seguir por cinco años y que es tan costoso?, interrumpe la doctora Lía para indicar que en esta nueva fase de la Funhocam han redoblado las alianzas y la apuesta es a sensibilizar más empresas para que se sumen a financiar estos medicamentos, además de búsqueda de aliados internacionales sin fines de lucro.
La Funhocam, dijo Melissa Estrada, no solo previene y educa, también atiende pacientes y para ello ya cuenta con dos clínicas en la capital y hace un año abrieron un capítulo en Danlí, también con pacientes sobrevivientes al cáncer de mama.
Carnaval rosa de la solidaridad
En este momento, agrega, han hecho trabajo conjunto con la organización campesina ACAN para llegar a las mujeres campesinas. En la asistencia que brindan, una vez que una mujer es diagnosticada con cáncer, la remiten al hospital San Felipe, con quien mantienen una estrecha colaboración.
“Queremos posicionar a la fundación como una instancia que tiende la mano a las personas que necesitan de un tratamiento o una atención médica. Estamos en conversaciones con instituciones bancarias que apoyan escuelas para llevar ahí los conocimientos sobre el cáncer de mama, queremos hacer más campañas no solo en octubre, sino en forma permanente”, dijo Estrada a Proceso Digital.
Una de las acciones que ha posicionado a la Funhocam son sus tradicionales “carnavales rosa” una caminata que realiza desde hace siete años, como una forma novedosa y entretenida a la vez para sensibilizar sobre el cáncer de mama, educar, prevenir y dar esperanzas que la enfermedad a tiempo es reversible.
Este año, el carnaval rosa no será la excepción y al igual que el año pasado irá acompañado de ritmos de baile al estilo de zumbatón, al cual se sumarán diversas empresas privadas, públicas y medios de comunicación patrocinadores de la iniciativa.
Octubre es el mes internacional dedicado al cáncer de mama y en ese lapso la Funhocam ha programado una serie de actividades de atención, sensibilización, educación y prevención.
Su trabajo fue reconocido por los congresistas que anunciaron la donación de un día de salario para la Funhocam y la Liga contra el Cáncer en San Pedro Sula, al norte del país.
Para la doctora Lía Bueso, esas y otras acciones procedentes de otros sectores solo reafirman el compromiso por ayudar a las mujeres que sufren de cáncer de mama.
“Fíjese que vengo de un acto en donde se me acercaron cuatro pacientes sobrevivientes que atendimos, al verme, corrieron a abrazarme en un hermoso gesto de agradecimiento. Fueron unos abrazos sin palabras que dijeron mucho…sentí la satisfacción de haber salvado vidas, que la fundación ha salvado vidas. Ese es nuestro compromiso”, dijo emocionada la doctora.