Tegucigalpa – El Teatro Nacional Manuel Bonilla de Tegucigalpa ha celebrado esta semana su primer centenario de fundación con una serie de actividades artísticas, entre ellas un concierto de la Orquesta Juvenil Centroamericana y del Caribe.
El teatro, que fue inaugurado el 15 de septiembre de 1915, se comenzó a construir en el otrora campo la Isla, en las cercanías del Estadio Nacional de Tegucigalpa, pero después se decidió que funcionara en el casco histórico de la capital hondureña.
Según apuntes históricos, en 1905 un grupo de intelectuales hondureños, entre los que figuraban Rómulo Ernesto Durón, Luis Landa, Froylan Turcios, Esteban Guardiola y Augusto C. Coello, este último autor de la letra del himno nacional de Honduras, integraron un comité para honrar al español Miguel de Cervantes.
Aquel grupo de hondureños tuvo la idea de solicitarle al entonces presidente del país centroamericano, Manuel Bonilla, que para conmemorar el tercer centenario de la obra Don Quijote (1605) de Cervantes, se construyera mediante un decreto un Teatro Nacional y que llevara por nombre Teatro Cervantes.
Mas que un teatro, la idea era que Tegucigalpa tuviera un coliseo al que los capitalinos pudieran asistir para disfrutar, además, de «ópera, zarzuela y danza a la europea».
La petición de los intelectuales fue escuchada y tras la emisión del decreto, el 4 de abril de 1905, un mes después, el 5 de mayo, se colocaba la primera piedra en el campo La Isla, a orillas del río Choluteca, que divide a Tegucigalpa con la ciudad gemela de Comayagüela.
Resulta que luego se decidió que el teatro mejor estuviera en el actual sitio, frente a la Plaza Herrera, levantada más tarde en honor al primer jefe de Estado de Honduras, Dionisio de Herrera (1824-1827), que ahora forma parte del casco histórico de Tegucigalpa.
Aquella fue una decisión sabia, porque de mantenerse la idea de que el teatro siguiera en el campo La Isla, a finales de 1998 hubiera sido destruido completamente por los efectos del huracán Mitch, que materialmente destrozó al país centroamericano y dejó más de 5.000 muertos.
El teatro fue inaugurado con un baile de gala el 15 de septiembre de 1915, cuando Honduras, al igual que Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras, conmemoraban 94 años de su independencia de la Corona española, según los datos históricos del centro cultural.
La inauguración estuvo a cargo del presidente hondureño, Francisco Bertrand, quien retomó la construcción de la obra dos años después de la muerte de Manuel Bonilla, en honor a quien terminó llevando su nombre.
En su primera etapa, el Teatro Nacional lucía un frontón renacentista, con seis columnas de once metros de alto por 1,36 de espesor, en tanto que su decorado interior tenía los colores establecidos por los teatros europeos.
Sobresalían el marfil en las paredes y el dorado en los relieves, que contrastaban con un rojo corinto.
En un siglo el Teatro Nacional de Tegucigalpa, que sobrevivió a los embates del Mitch, ha sido restaurado en seis ocasiones.
La última, este año, ha incluido telones, sanitarios, refuerzo de la tramoya, cambio del techo y escenario.
También han sido restaurados sus dos pianos y recuperado las áreas verdes del edificio, al que en la primera modificación, en los años 30 del siglo pasado, le eliminaron las seis columnas de la parte frontal.
Ahora la parte externa está enchapada con piedra rosada extraída de canteras hondureñas, sobresaliendo un diseño renacentista.
La asistente de la Dirección del Teatro Nacional, Sandra López, dijo a Acan-Efe que como el 15 de septiembre se conmemoran las fiestas de la independencia, la fundación del centro cultural se recuerda el día 16.
Agregó que para conmemorar el primer centenario se han venido celebrando actividades desde noviembre de 2014 con una serie de diversas presentaciones de teatro, música, danzas y exposiciones, entre otras actividades.
Los pasados días 16 y 17 el espectáculo estuvo a cargo de la Orquesta Juvenil Centroamericana y del Caribe (OJCA), que fue dirigida por el maestro alemán Nicolás Pasquet, en calidad de invitado especial. Otro de los invitados fue el saxofonista español Rodrigo Vila.
El Teatro Nacional Manuel Bonilla, cuya directora es Ana Magdalena Gómez, tiene capacidad para 650 personas.
Como parte de los festejos conmemorativos a su primer centenario, Japón y Estados Unidos contribuyeron con artistas de teatro y música, a lo que se han sumado diversas organizaciones artísticas nacionales.