Por: Otto martin wolf
A gran distancia de nuestro planeta, astrónomos han descubierto una cosa sensacional -algo que en mi opinión y por los momentos- es una real posibilidad de comprobar la existencia de inteligencia extraterrestre (aquí en la Tierra aún la estamos buscando, pero eso es otra historia).
Falta comprobar si la teoría es cierta, así que analicemos los datos obtenidos hasta el momento y especulemos un sobre las posibilidades de ese descubrimiento.
Alrededor de una estrella –un poco más grande que nuestro sol- se encuentra en órbita “algo” que no calza entre las categorías conocidas de cuerpos espaciales.
Ya descartaron que se trate de planetas, cometas, anillos tipo Saturno o asteroides; es “algo” tan diferente que hay científicos que se atreven a especular que se podía tratar de una estructura súper gigante. Para hacer una idea, algunos sostienen que es como una “jaula” alrededor de ese sol, construida para “cosechar” su energía.
Lo enorme del tamaño es difícil de aceptar para una estructura artificial, si consideramos que nuestro sol es un millón de veces más grande que la Tierra, entonces pensemos en las dimensiones que tendría que tener algo que lo rodee a una distancia que no lo destruya, por lo menos a la que se encuentra Venus del Sol (108 millones de kilómetros)
Para una idea, la Estación Espacial Internacional que orbita nuestro planeta está apenas a 400 km de distancia y mide poco más de 50 metros de largo.
El tamaño es monstruoso, casi fuera de lo que podemos concebir y eso precisamente es lo que provoca especulaciones sobre su posible origen.
Podrá de verdad haber seres capaces de construir semejante estructura?
Suena imposible, no es cierto?
Para ayudarnos a llegar a una conclusión comparemos con algunas de las cosas que conocemos aquí en la Tierra, por ejemplo: podría una hormiga comprender una construcción como la del Canal de Panamá, con gigantescas esclusas mecánicas que se mueven a voluntad y controlan el agua entre dos océanos?
Podrán las hormigas imaginar seres inteligentes capaces de construirlo?
Las hormigas conviven con nosotros, pero no creo que sepan que existimos, ni siquiera cuando envenenamos sus hormigueros (quizá eso se lo atribuyen a algún dios enojado porque se han portado mal).
Qué sucedería si en determinado momento la “comunidad científica” de ese hormiguero pudiera ver un satélite nuestro orbitando la Tierra o el “Tren Bala” corriendo a más de 600 kilómetros por hora entre Tokio y Osaka?
Podrían los “más adelantados cerebros” de ese hormiguero creer en la existencia de ciudades como New York, Los Angeles o colonias como la Rivera Hernández?
Esa es la escala en que debemos pensar cuando aparecen cosas como ese “algo” alrededor de ese sol, no se puede descartar nada.
Comparemos la diferencia que existe entre la inteligencia humana y las hormigas (al menos con algunos humanos, que conste); ante lo enorme del Cosmos –y con un poco de humildad- debemos aceptar que pueden existir seres, inteligencias, criaturas, entes o cosas frente a las cuales -en comparación- nosotros seríamos las hormigas.
Qué será lo que orbita alrededor de ese distante sol? Me muero por saber. Afortunadamente muchos telescopios lo tienen enfocado y es posible que en un tiempo razonable tengamos respuesta.
Como dije antes, no se puede descartar nada, incluyendo nuestros más ambiciosos sueños.