Tegucigalpa – El papa Francisco nombró en las últimas horas al científico hondureño Sir Salvador Moncada como miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias.
La Pontificia Academia de las Ciencias tiene su origen en la Academia Nacional de los Linces que fue creada en Roma en 1603, bajo el patrocinio del papa Clemente VIII, y el príncipe romano Federico Cesi. El líder de aquella academia fue el famoso científico Galileo Galilei.
A los científicos libres de intereses políticos, económicos e ideológicos, les corresponde construir un modelo de cultura para afrontar las crisis del cambio climático y en sus consecuencias sociales para que las enormes potencialidades productivas no sean reservadas sólo a pocos.
Así habló el papa Francisco en la Santa Sede al dirigirse a los participantes en la sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias que se llevó a cabo en El Vaticano para trabajar en el tema ciencia y sostenibilidad, impacto de los conocimientos y de la tecnología sobre la sociedad humana y sobre su ambiente.
Entre los 60 científicos participantes se encontraba el hondureño Sir Salvador Moncada quien fue nombrado por el propio papa Francisco como miembro de esa prestigiosa academia.
Mocada expuso sobre los avances en la prevención del cáncer y es parte de un grupo de investigadores que han descubierto un mecanismo por medio del cual se logra entender el crecimiento de las células cancerígenas.
El hondureño es uno de los científicos más reconocidos a nivel mundial por sus contribuciones a la ciencia médica.
El papa Francisco destacó a los presentes en la asamblea plenaria, que la comunidad científica que ha podido demostrar la crisis en el planeta, hoy está llamada a construir un liderazgo que indique soluciones en general y en particular sobre temas que fueron tratados en la reunión como el agua, las energías renovables y la seguridad alimentaria.
“Es indispensable crear con vuestra colaboración, un sistema normativo que incluya límites inviolables y asegure la protección de los ecosistemas antes de que se produzcan daños irreversibles no sólo al ambiente sino también a la convivencia, a la justicia y a la libertad”, apuntó el sumo pontífice.