Miami, (EEUU) – Para entender mejor la obra literaria de Ernest Hemingway, y su personalidad, hay que seguir sus pasos en Cuba, en el sur de la Florida y en España, como lo vengo haciendo desde hace varios años.
En La Habana, hay que entrar con cierta reverencia en la habitación 511, en el quinto piso del hotel “Ambos Mundos” en la calle Obispo, donde vivió en los años cuarenta, y ahora abierta solo como un museo para los turistas.
En una mesa de escritorio, hay una vieja máquina de escribir Remington, donde se supone que el escritor norteamericano terminaba su famosa novela “Por quien doblas las campanas”, basada en su experiencia en la Guerra Civil Española (1936-39).
No muy lejos de ese hotel, hay dos lugares muy preferidos por el escritor: “El Floridita”, también en la calle Obispo y “La Bodeguita de Enmedio”, en la Calle Empedrado 307.
Al final de la barra de “El Floridita”, hay un busto del novelista y su lugar donde solía sentarse, está cerrado por una cadena. Los daiquiris que consumía en ese sitio, siempre iban dobles de ron y sin azúcar, según lo exigía.
A ese bar llevó a sus huéspedes, como la actriz Ava Gardner y los actores Gary Cooper (el actor principal de la película “Por quién doblan las campanas”) y Spencer Tracy (“El Viejo y el Mar”, basada en su novela).
En “La Bodeguita de En medio” está todavía visible en una de sus paredes el texto que escribió Hemingway”:
“My mojito in La Bodeguita and my daiquiri, in El Floridita”.
Pero para verlo en todo su esplendor, hay que viajar a la población de San Francisco de Paula, a 13 kilómetros al este de la capital cubana, para visitar su finca “La Vigia”, donde ya uno lleva la curiosidad por ver la piscina donde la leyenda dice que se bañaba desnuda Ava Gardner.
Antes de entrar, lo primero que llama la atención es el yate “El Pilar”, anclado en el aire, donde el escritor norteamericano salía a pescar peces voladores y, en la segunda guerra mundial, buscaba submarinos alemanes en las aguas del Caribe, aunque nadie se lo había pedido que lo hiciera.
También hay que acercarse al puerto pesquero cercano de Cojimar, donde estaba fondeado “El Pilar” y vivía el pescador local Gregorio Fuentes que salía a pescar con Hemingway y el que, posiblemente, le inspiró a escribir “El Viejo y el Mar”., con el que ganó el Premio Pulitzer en el año de 1953.
Y por toda su obra, el Premio Nobel de Literatura al año siguiente.
Hemingway vivió en Cuba unos 20 años, aunque en diferentes épocas y aunque existe una famosa foto con Fidel Castro en mayo de 1960, en una entrega de trofeos de pesca, se marchó de la isla un año después del triunfo de la revolución cubana en 1959.
El otro amor de Hemingway fue Key West (Cayo Hueso), en el extremo sur de la península de Florida, y donde compró una casa, en el 907 de la calle Whitehead, en la que escribió muchas de sus principales obras.
La casa, de dos pisos, fue un regalo de boda del tío Gus a Pauline y costó apenas 8,000 dólares de principios de los años treinta. Hemingway y su esposa Pauline, junto a sus ocho gatos, vivieron en esa casa entre 1931 y 1939.
Cuando no estaba escribiendo o pescando, Hemingway se pasaba horas en su lugar preferido de Key West, el “Sloopy Bar”, en el 201 de la calle Duval, donde aún mantienen como una reliquia el lugar donde se sentaba el escritor al final de su larga barra y una placa que dice que tiene el record de daiquiris bebidos en una sola tanda: once.
En España, Hemingway no vivió de una forma permanente, pero si fueron frecuentes sus visitas. Fue corresponsal para la revista “Colliers de la Guerra Civil Española y tras la victoria del bando nacionalista, el régimen de Franco le prohibió que entrara a España durante 15 años por sus simpatías con el bando republicano.
En 1953, regresó y ayudó, con sus crónicas, a dar a conocer mundialmente las festividades del San Fermín en Pamplona y, especialmente, los encierros y las corridas de toros que duran una semana cada julio.
Siguió muy de cerca la rivalidad taurina entre los toreros Luis Dominguín y Antonio Ordoñez, que inspiró su libro de no ficción “Un Verano Peligroso”, que solo fue publicada 20 años después de su muerte y que está considerada como su última obra.
Vencido por problemas de salud (depresión, hipertensión y hepatitis) a los 62 años, Hemingway se quitó la vida con una pistola el 2 de julio de 1961, en su casa de Ketchum (Idaho), mientras dormía, en el segundo piso, su cuarta esposa, Mary Welsh.