Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, pidió la noche de este jueves a los hondureños durante la homilía de fin de año concelebrada en la Iglesia Catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, hacer una renovación profunda e iniciar el 2016 desarmados.
-“Necesitamos comenzar este año desarmados”, sugirió el cardenal quien consideró que en lugar de registrar armas lo mejor sería eliminarlas.
-El purpurado criticó que la cultura moderna quiere desplazar a Dios del centro de la vida, inventa arrinconarlo y hasta privatizarlo.
-Señala que los productos de primera necesidad no son los granos básicos, sino Dios.
El prelado indicó que se inicia un año nuevo y la visión bíblica y cristiana del tiempo y de la historia no es cíclica sino lineal, un camino que va hacia un cumplimiento y un año que ha pasado por lo tanto no lleva a una realidad que termina sino a una realidad que se cumple, un paso hacia la meta que está delante, una meta de esperanza y de felicidad porque se encuentra a un Dios razón de esperanza y fuente de alegría.
Llamado a la renovación
“Mientras el año 2015 llega a su final, pensemos en las familias que han vivido quizá el dolor de la enfermedad, el luto por la violencia, y vamos a encomendarlas en esta santa eucaristía; se termina un año y recogemos como en un cesto, los días, las semanas y los meses que hemos vivido para ofrecerlo todo al Señor y preguntémonos cómo hemos vivido el tiempo que Él nos ha dado; lo hemos usado para nosotros mismos, para nuestros intereses o hemos sabido también gastarlo en el más necesitado, en nuestro prójimo, cuánto tiempo hemos reservado para estar con Dios, en la oración, en el silencio, en la oración”, preguntó Rodríguez.
Añadió que al comienzo de la eucaristía se reconocen los momentos que quizá se ha pasado distraído, entretenido, olvidándose de meditar de la palabra del Señor, olvidando sus preceptos y la ley del amor que Él ha dejado.
“Reconozcamos los momentos en que no nos hemos preocupado de crecer en la fe o quizá hemos dudado del amor y la cercanía de Dios, de todo esto confiemos en su misericordia y pongámonos en su corazón que es un horno ardiente de su caridad”, añadió.
Señaló que el evangelio expresa como la virgen María da vuelta en su corazón a lo que ha vivido en el nacimiento de Jesús y se convierte así en el modelo de la persona creyente.
“El año nuevo que hoy vamos a comenzar es una llamada a renovar nuestra vida, por eso necesitamos comenzar el año nuevo con un deseo de renovación profunda; el año nuevo es un tiempo abierto, lleno de posibilidades nuevas porque es un tiempo que se nos ofrece como gracia y como salvación”, pidió.
Dios es la prioridad
Expresó que en medio de la nostalgia de un año que se va y la incertidumbre de un año nuevo que comienza, todos intuyen que se ha nacido para vivir una vida más plena y llena de sentido.
Añadió que por eso es bueno preguntarse: “¿será un año en el que aprenderemos a ser mejores personas, mejores seres humanos, sabremos amar con más entrega, con más misericordia?, ¿qué es lo que realmente deseamos este año nuevo que hoy comienza?, ¿será un año más, un año vacío y rutinario o un año para crecer y vivir más plenamente?”.
Refirió que en este primer día del año nuevo, la Iglesia Católica celebra la fiesta de Santa María madre de Dios, que es la fiesta más antigua de la virgen que se conoce, desde el concilio de Éfeso en el año 431.
“Comenzamos un año nuevo como creyentes, como personas de fe, María conservaba todos estas cosas meditándolas en su corazón y por eso necesitamos aprender de María la interioridad, a vivirnos desde dentro como María, escuchando la palabra que es la que da vida a nuestro corazón, la palabra de Dios que nos hace vivir; la pregunta es cuántos en nuestra era se toman el tiempo para esto; en esta época de la navidad claro que nos alegramos y hasta estamos oyendo los cohetes y morteros ahí, pero ¿no son demasiado bulliciosos, no son demasiado festivos, a qué se han reducido estos días?, a compras, a compromisos sociales, a comidas abundantes, diversión…está bien, sin embargo, quién pone como centro de estos días al misterio que estamos celebrando, al misterio de la encarnación del hijo de Dios”, cuestionó.
Añadió que por eso el comienzo de este año invita a poner a Dios como una prioridad en la vida. “A veces hablamos de artículos de primera necesidad, hablamos de los granos básicos, pero la primera necesidad del creyente es Dios, si Dios está ausente, nuestra vida se enferma porque el ser humano necesita de una respuesta que no se puede dar a sí mismo, y si no ponemos a Dios como horizonte, todo se nos derrumba y nuestro mundo no puede cambiar”, acotó.
“¿Tiene sentido una vida sin Dios, tiene sentido una Honduras sin Dios?”, se preguntó el purpurado quien criticó que la cultura moderna quiere desplazar a Dios del centro de la vida, inventa arrinconarlo o como se dice en economía privatizarlo y ese centro lo ocupan hoy otros dioses, los ídolos modernos, reprochó.
Comenzar el año desarmados
Recordó que el papa Pablo VI después del Concilio Vaticano II, estableció que se celebrara el primer día del año la jornada mundial de la paz, pero en Honduras se celebra el primer sábado, pero este año se hará una excepción porque toca 2 de enero y “todos están un poquito cansaditos de descansar y de otras actividades” y por esa razón se realizará hasta el sábado 9 de enero.
En esa celebración se reflexionará acerca del mensaje que el papa manda cada año y la lectura del libro de los números, recuerda un anhelo que se tiene en Honduras, que el Señor conceda la paz y la misericordia en el año 2016.
“Que el Señor nos conceda la paz a cada uno de nosotros, a nuestras familias, a Honduras entera, a nuestro mundo entero, todos anhelamos a vivir en paz, pero esa paz sigue amenazada por la violencia y en esta fiesta de la paz, tenemos que pedir perdón por tantas guerras, por tanta violencia que enfrenta a los pueblos, también violencias que podemos llevar en el corazón; se quiere la paz y se fabrican armas, se quiere la paz y somos violentos”, fustigó el cardenal.
En ese sentido, demandó que “necesitamos comenzar este año desarmados, leía en estos días que están registrando armas, si quieren regístrenlas pues, lo mejor sería eliminarlas, ¿por qué necesitamos armas?, nuestro propio corazón debe ser desarmado, buscar caminos de paz en el mundo, sólo Dios es capaz de desarmar en el corazón humano los mecanismos irrefrenables del odio, de la agresividad, fruto de tantas heridas no sanadas”.
Señaló que el papa Francisco ha recordado que la iglesia tiene que ser como un hospital de campaña para salir al encuentro de tantas personas que están heridas para sanarlas. “Tanta violencia viene de personas heridas que no se han perdonado a sí mismas o que no se han reconciliado a sí mismas; no necesitamos ni vencedores ni vencidos, Dios es el único que debe vencer en todos los corazones”, acotó.
Puntualizó que con la vida, el Señor da un regalo tan grande y este año hasta con chascada porque es un año bisiesto, un día más para servir mejor, para perdonar y ayudar a perdonar y llenarse las manos con obras de misericordia abriendo el corazón a Cristo.