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Dos etíopes acusados de terrorismo por una estampida que causó 55 muertos

Adis Abeba – El Gobierno de Etiopía acusó hoy a dos ciudadanos de un delito de «terrorismo» por provocar supuestamente una estampida durante una la celebración de una festividad tradicional en la que murieron al menos 55 personas, en octubre de 2016.

Ambos están acusados de incitar a la violencia durante el festival de Irrecha, la gran celebración anual del pueblo oromo, en la que la Policía cargó con munición real y gases lacrimógenos contra proclamas antigubernamentales.

Según el Gobierno, uno de ellos arrebató un micrófono a unos ancianos que pronunciaban un discurso durante el evento y arengó a los asistentes, y el otro organizó la protesta a través de mensajes de teléfono móvil.

El Gobierno asegura que murieron en la estampida 55 personas en la estampida generada por los enfrentamientos con la Policía, mientras que la oposición y organizaciones independientes aseguran que el número de muertos es mucho mayor.

La Corte Suprema Federal de Etiopía, que juzga el caso, suspendió hoy la audiencia hasta el próximo 1 de junio.

Las manifestaciones del pueblo oromo comenzaron en noviembre de 2015 para protestar contra un plan de expansión urbanística de la capital del país, Adis Abeba, en tierras de Oromia, que rodean a la capital.

Los oromo, un pueblo tradicionalmente agrícola y seminómada, se alzaron entonces contra lo que consideraban una amenaza a sus medios de vida.

Además, la región reclama desde hace tiempo un mayor autogobierno, recursos y representación política, libertad y respeto de la identidad étnica, alegando su marginalización.

Las protestas culminaron el pasado 8 de octubre con la declaración del estado de emergencia durante seis meses, que fue prorrogado el pasado marzo por cuatro meses más.

La Comisión de Derechos Humanos de Etiopía informó recientemente al Parlamento de que 669 personas fueron asesinadas solo entre agosto de 2016 y marzo de 2017 y señaló que las fuerzas de seguridad hicieron, en algunos casos, un uso excesivo de la fuerza.

En la última ola de violencia el Gobierno detuvo a miles de personas -15.000 solo en el primer mes- sospechosas de participar en las protestas, muchas de las cuales fueron liberadas después de recibir algunos meses de «entrenamiento» en campos militares y prisiones aisladas.

El régimen etíope afronta un movimiento de contestación antigubernamental sin precedentes en los últimos años, al que además de la etnia oromo se han sumado los amara, el segundo grupo mayoritario, que también se consideran marginados por el Gobierno.

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