Tegucigalpa/Nueva York – El confeso narcotraficante y exjefe de la organización criminal “Los Cachiros”, Devis Leonel Rivera Maradiaga, señaló en una corte federal en Nueva York que sobornó al diputado Antonio Hernández con el fin que pudiera agilizar los pagos que la hacienda hondureña tenía con la empresa Inrimar, propiedad del cartel.
Según reportes de las agencias internacionales de prensa, Rivera Maradiaga dijo que se reunió con el diputado Hernández cuando ya era un colaborador activo de la agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés).
Asimismo, el exjefe cachiro dijo al fiscal estadounidense Emil Bove que la conversación que mantuvo con el legislador Hernández la grabó.
La semana pasada el mismo Rivera Maradiaga testificó en la corte neoyorkina que pagó tres sobornos al expresidente Porfirio Lobo Sosa, cuando este se encontraba en plena campaña electoral el 2009 y una vez que fue designado presidente electo.
Asimismo, el exjefe de la organización criminal “Los Cachiros”, con base en Tocoa, Colón, en el Caribe hondureño, dijo que también pagó sobornos al actual ministro de Seguridad, Julián Pacheco, así como a los diputados Oscar Nájera y Fredy Nájera, así como al alcalde Adán Fúnez.
Igualmente acusó a un hermano del expresidente Manuel Zelaya de controlar la pista de El Aguacate, en Olancho para el tráfico de drogas.
Todos los señalados han negado las acusaciones de Rivera Maradiaga.
El diputado Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández, fue señalado antes en un caso de drogas, pero viajó a Estados Unidos a declarar ante las autoridades de ese país.
El presidente Hernández ha dicho que no defenderá a ningún familiar, correligionario y amigo que esté involucrado, ya que “nadie está por encima de la ley”.
Las declaraciones de Rivera Maradiaga las brinda como testigo en el caso de Fabio Lobo, hijo del expresidente Lobo Sosa, que es juzgado por narcotráfico en Nueva York, Estados Unidos.
La semana anterior siempre en el mismo juicio contra Lobo, Rivera Maradiaga admitió que dirigió la organización criminal “Los Cachiros” junto a su hermano Javier.
Ahí admitió que asesinó a 78 personas al menos y que participó en una junta de jefes del narcotráfico donde se decidió el asesinato del zar antidrogas general Julián Arístides González, que coordinaba la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico del Ministerio Público, para lo cual se pagó más de 200 mil dólares a un grupo de oficiales y agentes de la policía hondureña.