“El día de La Marmota” de la oposición política

Por: Pedro Gómez Nieto

Entre los granjeros de algunas localidades norteamericanas, existe la tradición folclórica de celebrar cada 2 de febrero una fiesta cuyo protagonista es una marmota.

El comportamiento del animal induce la duración y crudeza de cada invierno. ¿Promedio de aciertos? ¡39%!, pero una fiesta es una fiesta. Inspirada en esa realidad, en 1993 se estrena la película “El día de la marmota”, interpretada por Bill Murray y Andie MacDowell. Bill, es un locutor de televisión narcisista, vanidoso, pedante, ególatra, mentiroso patológico, frustrado profesionalmente porque considera que su trabajo está por debajo de su intelecto, ¿resulta familiar…? Se encuentra en el condado de Jefferson, Pensilvania, junto a su productora Andie para transmitir en directo el evento, quedando atrapado en un bucle espacio-tiempo que le hace vivir cada día el mismo día anterior. Esta singularidad ha calado en culturas y ámbitos laborales, como expresión de una situación que se repite cada cierto tiempo con características similares. Crisis 2009, crisis 2017, ¿crisis 2021?…, “la marmota catracha”.

Cuando el TSE declaró oficialmente finalizado el proceso electoral, avalado por los observadores y la comunidad internacional, MZ-SN-LZ no lo aceptaron y crearon su bucle del “día de la marmota”. Cada día, de todos los días, exponen el mismo discurso corrosivo, falsario y confrontativo. Aunque la realidad aporte evidencias que permitan desbloquear el impasse, tratan de justificar la miseria de sus argumentos para mantener activa la crisis. Los informes de la OEA y UE certificaron de manera palmaria que: 1) La reelección fue legitimada por los partidos de la oposición al presentarse al proceso electoral; 2) Los observadores no detectaron fraude físico o informático; 3) La oposición no aportó pruebas que pudieran demostrar el supuesto fraude. Como ambos organismos no apoyaron a las pretensiones subversivas de la “Alianza fallida”, “Mel” los menospreció por “seguir lineamientos de EEUU”, declarándolos “non gratos”. ¡Nos engañaron!, se lamenta. Le engañó Almagro (OEA) porque esperaba algo parecido a lo que hizo Insulza en el 2009, pero solo le apoyó en su twitter personal. Le engaño Marisa Matías (UE), porque militando en un partido político de la izquierda radical portuguesa, confiaba en que tuviera empatía por el ideario que les une. ¡Nos engañaron!

El objetivo del dialogo debería ser la resolución de problemas históricos, algunos de los cuales desembocaron en la crisis del 2009, y en la secuela actual. Reformas constitucionales, marco jurídico electoral, TSE, RNP… Nunca el dialogo puede ser para exigir que el agua del rio se detenga y retroceda. Lo que no es no puede ser, y además es imposible. “Mel” evidencia el inicio de su patología: “Ningún organismo internacional nos va a resolver el problema, compañeros, ya me engañaron en el 2009 cuando acepte la mediación de Oscar Arias y sigo esperando a que me restituyan en el poder”. ¿Detectan el bucle? Esta crisis pergeñada por el aprendiz de Maduro va del ajuste de cuentas que tiene pendiente con la OEA, UE, EEUU, los militares, JOH…, que entonces le quitaron y ahora no le facilitan “agarrar” el poder. En su neolenguaje “dialogo” significa: “si me das lo que exijo”. Tan claro como el agua sucia…

LZ acude a la mesa del dialogo sacando pecho porque suya fue la iniciativa de solicitar la mediación de la ONU. El locutor deportivo dice que “comprobará las condiciones del terreno del juego” enviando a sus asesores. Igor Garafulic, representante de la ONU, tiene una “misión imposible” en el horizonte cercano, consensuar un listado jerarquizado de asuntos, y las herramientas operacionales que necesitará el mediador. Para la “Alianza fallida” el primer punto de la agenda es que el mediador le imponga la banda presidencial al locutor. (La marmota padece disentería mental,  esto ya huele). Le pregunta el periodista: ¿Y si el dialogo vinculante no resuelve lo que usted exige? ¡Volveremos a las calles! Responde el locutor histriónico desde su quimera.

Viendo la película se comprende que el mecanismo de cambio que transforma una sociedad comienza por el interior de cada persona. Bill, hace lo posible cada día por salirse del bucle, nuestros próceres artificialmente lo activan para intoxicar las emociones del populacho manteniéndolo cabreado. Disyuntiva de la oposición: Llaman a la reconciliación nacional implicándose en la gobernanza, para generar los cambios estructurales que necesita Honduras (escenario quimera); o bien, conspiran para destruir el marco de convivencia político y social (escenario probable). Si el nacionalismo sigue debilitándose (escenario peligroso) un agujero negro terminará por convertirnos en un remedo de Venezuela, pero sin petróleo (evidencia).

El dialogo debe comprometer a la clase política y sociedad civil en un pacto de estado para actualizar la constitución, leyes y estructuras de gobernabilidad. No necesitamos mediadores extranjeros, evitandonos el bochorno de que “Mel” los declare “non gratos”… El bucle y la marmota juca para los que prefieran victimizarse (conclusión del análisis).

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